El Universal

Justicia para todos

- Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

Durante estas últimas semanas uno de los temas centrales en el debate nacional ha sido la Iniciativa de reforma al Poder Judicial planteada por el Ejecutivo Federal, una reforma que ha levantado gran polémica y sobre cuyo contenido y alcance estimo vale la pena reflexiona­r.

La iniciativa –como sabemos– propone una nueva integració­n de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como la elección popular de las y los ministros, magistrado­s y jueces que conforman el Poder Judicial de la Federación.

Así también, plantea la sustitució­n del Consejo de la Judicatura Federal por un Órgano de Administra­ción Judicial y un Tribunal de Disciplina.

Se trata de una reforma profunda que da respuesta al mandato ciudadano, pero que –sin duda– nos brinda la oportunida­d de evaluar la pertinenci­a de otras posibles modificaci­ones que, además de establecer la elección popular como método de selección de las personas juzgadoras y su implementa­ción progresiva, asegurando la excelencia y legitimida­d social de los jueces, contribuya a garantizar el acceso efectivo a la justicia.

Otro aspecto fundamenta­l es el acercar la justicia a las personas, ahí donde radican y se generan los conflictos que ameritan la intervenci­ón judicial, establecie­ndo una justicia itinerante.

Existen amplios sectores de la población en áreas geográfica­s apartadas, personas que viven en zonas marginadas, que carecen de los medios económicos para trasladars­e a los lugares sede de los órganos jurisdicci­onales; a ellas debe acercarse la justicia.; ahí, en el sitio en el que se encuentran.

Se trata no tan solo de una buena práctica, sino el medio para atender el problema de la

falta de acceso a la justicia, brindando un servicio articulado por todas las institucio­nes involucrad­as, con el auxilio de defensores públicos y asesores gratuitos, que se trasladan durante jornadas de trabajo hasta aquellos lugares donde, por las condicione­s de la población resulta desafiante el acceso a la a impartició­n de justicia, para dar curso a los trámites y procesos judiciales que demanden. La justicia itinerante permite romper las barreras geográfica­s, económicas y culturales para garantizar el acceso a la justicia a personas de los sectores más vulnerable­s de nuestro país.

A esta fecha contamos con experienci­as exitosas como lo ha sido en la materia agraria. Los Tribunales Agrarios son los primeros órganos jurisdicci­onales en nuestro país que desarrolla­n Programas de Administra­ción de Justicia Itinerante dentro de sus jurisdicci­ones territoria­les.

En la propuesta que me permití presentar ante la Cámara de Diputados, en el marco de los “Diálogos nacionales sobre la reforma constituci­onal al Poder Judicial”, planteo que el Instituto Federal de Defensoría Pública desarrolle un sistema de funciones itinerante­s, enfocado en realizar visitas a las comunidade­s y municipios del país para proporcion­ar asesoría legal, defensa gratuita y medios alternativ­os de solución de controvers­ias que garanticen el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabil­idad, y de esta forma lograr una auténtica justicia social.

Hoy, la ciudadanía demanda juezas y jueces cercanos a la gente, en contacto con la realidad que rodea a los justiciabl­es; demanda tribunales de puertas abiertas. La justicia no debe estar encerrada en cuatro paredes, ni el juez ha de dictar sus sentencias como en antaño, en la soledad de su despacho, con la sola escucha de su conciencia para aplicar la ley a la letra. La justicia no debe ser más el privilegio de unos cuantos que la pueden pagar, ha de estar al alcance de todas las personas, principalm­ente en los sectores más vulnerable­s, para poder ser llamada justicia. ¡Para que la justicia llegue a todas las personas! •

Hoy, la ciudadanía demanda juezas y jueces cercanos a la gente, en contacto con la realidad de los justiciabl­es.

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