El Universal

“TAMBIÉN HAY QUE ERRADICAR LA VIOLENCIA DE LAS MUJERES”

La autora de Mujeres criminales. Entre la ley y la justicia recoge historias de décadas pasadas que ayudan a comprender la lucha feminista actual

- YANET AGUILAR SOSA —yanet.aguilar@eluniversa­l.com.mx

La historia de Clementina, María Antonieta y Carmen, mujeres que fueron juzgadas por homicidio, el único modo que hallaron para salir del círculo de violencia que padecían, a las que se suman las historias de Teresa y Amelia, a quienes acusaron por recurrir al aborto, son revisadas por la historiado­ra Martha Santillán Esqueda en el libro Mujeres criminales. Entre la ley y la justicia (Crítica, 2021) para evidenciar que esos hechos del pasado que ocurrieron entre las décadas de 1930 y 1940 ayudan a comprender la lucha feminista contemporá­nea.

La especialis­ta en historia social y cultural del crimen y la locura criminal con perspectiv­a de género asegura en entrevista que la demanda actual de “Este cuerpo es mío”, que enarbolan las jóvenes de la cuarta ola feminista no es gratuita, “las feministas podemos estar demandando ‘Este cuerpo es mío’ pero la gran pregunta es ¿por qué se sigue demandando? Y es porque si nos vamos a los años 30 del siglo pasado visualizam­os lo enraizado que está la objetivaci­ón sexual femenina, incluso por las propias mujeres”.

Ese repaso histórico por cinco casos de mujeres mexicanas comunes permite “espejear” nuestro presente y mostrar que las nietas y bisnietas de aquella generación de mujeres siguen sufriendo situacione­s semejantes: agresiones físicas por parte de sus parejas, ataques sexuales intrafamil­iares, violencia social o médica, y aún enfrentan un sistema judicial que las revictimiz­a.

¿Es terrible que la historia sigue repitiéndo­se?

Quise contar las historias de estas mujeres comunes para conseguir una segunda finalidad, que es dar cuenta justamente de que muchas de las situacione­s que vivimos las mujeres hoy en día, de las luchas que se siguen abanderand­o por las nuevas chicas feministas, tienen raíces hondas en el pasado inmediato; es decir, la idea también es dar cuenta que el pasado nos permite reconocer continuida­des para trabajar desde ahí en los cambios posibles en pro de una mejor situación para las mujeres.

¿Entender que heredamos la forma de ser mujeres?

Somos herederas de estas mujeres de los años 40, la idea es ver a través de estas mujeres, aprovechar de alguna manera esas situacione­s tan lamentable­s que sucedieron en nuestro país para aprender, porque estas mujeres pudieron haber sido nuestras bisabuelas y abuelas, y existieron y vivieron y padecieron eso y se lo heredaron a nuestras madres o a nuestras abuelas y así llega a nosotras. Es decir, eso no se pierde ni se olvida, es parte de lo que somos y por eso es que las formas de pensar es lo que más tarda en modificars­e.

¿Nos ayudan a entender el presente?

Esa es también la moraleja de este libro, hay que pensarnos justamente en estos momentos de lucha feminista tan renovada, pero no hay que olvidar que hay un pasado al que nos debemos, y que las mujeres sí tenemos una lucha, pero que no es nada más una lucha contra un patriarcad­o que, por cierto, en la ley ya no existe prácticame­nte, sino que existe en la sociabilid­ad y eso es tremendo.

Somos herederas de las mujeres de los años 40, la idea es ver a través de ellas, aprovechar esas situacione­s tan lamentable­s para aprender”

¿Estos cinco casos están marcados por una gran violencia?

Sí, sin duda, pero no nada más la violencia masculina o judicial, como se puede evidenciar en el último caso, el de Carmen, más bien hay que entender que esta violencia no es una violencia que emerja y victimiza a las mujeres si no que es una violencia que lamentable­mente ordena la sociedad, es una violencia donde las mujeres son víctimas pero también son victimaria­s, finalmente mataron y un homicidio es algo violento.

¿Acabar con la violencia, pero es una tarea complicada?

No es nada más erradicar la violencia masculina, es erradicar la violencia en la sociedad porque las mujeres también somos violentas, lo que quiero decir es que la violencia termina siendo normalizad­a por todos y todas.

¿Nuestros tiempos son más violentos?

No es nada más que haya más violencia que antes, la violencia cambia y sus formas cambian, hay casos en el pasado que son tan terribles como los de hoy o peores, el asunto es cómo se normalizan y oscurecen esas violencias. Nos encontramo­s en un momento histórico donde las estamos evidencian­do y rechazando, ahí es donde debemos trabajar.

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