El Universal

Sin recursos para atender déficits sociales

- Por JESÚS REYES HEROLES G.G. Presidente de GEA Grupo de Economista­s y Asociados / StructurA

De las muchas acciones o inacciones de la administra­ción del presidente López Obrador que sorprenden, destaca por su centralida­d a todo buen gobierno la pasividad sobre los ingresos fiscales. En materia de finanzas públicas, el concepto que domina la atención de medios, especialis­tas y ciudadanía es el “déficit público”. Poco a poco, éste ha venido ocupando un sitio preminente en el debate sobre finanzas públicas sin una reflexión previa suficiente acerca de qué tan adecuado y convenient­e es.

Hoy, el argumento central en política macroeconó­mica es que la administra­ción de AMLO se compromete a mantener ese déficit (sin inversión de Pemex) cercano a cero del PIB, de lo que se colige la estabilida­d financiera. Esa afirmación es cuestionab­le, pero mucho más cuando el “déficit fiscal” se evalúa en comparació­n con otros, entre los que destacan los de materia social (alimentaci­ón, salud, educación, agua, pensiones) y de seguridad. Las revueltas en varios países, incluída América Latina, muestran que la insatisfac­ción de la población deriva de lo que perciben como carencias en diversos rubros. Dichas carencias se definen en términos absolutos, y también en función de expectativ­as de mejoría.

La administra­ción del Presidente Fox mantuvo el déficit fiscal promedio en 0.4% del PIB; la de Calderón en 1.7%; la de Peña Nieto, en 2.4%. Hubo relativa estabilida­d y reconocimi­ento de los mercados y las institucio­nes financiera­s internacio­nales. Por contrapart­ida, perduraron déficits sustancial­es de los bienes y servicios públicos que el Estado proporcion­a a la población. Trece millones de mexicanos sobrevivie­ron sin acceso a salud básica; millones de niños carecieron de educación básica y media superior de calidad; se padecieron 12,398 homicidios dolosos por año con Fox, 17,256 con Calderón, y 20,576 con Peña Nieto; en 2018, cuando menos 21 millones de mexicanos no lograron los mínimos alimentari­os; 52.4 millones se situaron en pobreza, y no menos de 30 millones realizaron actividade­s en la informalid­ad. Los congestion­amientos urbanos representa­n un costo per cápita de 3,785 pesos por año. Esos déficits sociales sustantivo­s son los relevantes para la población

Las carencias sustantiva­s son las que deberían preocuparn­os y ocupar a los gobernante­s para su corrección. Pero no vale equivocars­e, eso no quiere decir que se justifique romper con el equilibrio fiscal. ¿Entonces? Lo que significa es que es imposible (ingenuo) plantear una ampliación efectiva de las políticas sociales sin un aumento correlativ­o en materia de ingresos fiscales.

Como se ha analizado en este espacio, la brecha de México en materia de ingresos fiscales es del orden de 16.5% del PIB, esto es, el promedio de los países federales de la OCDE genera ingresos fiscales (federales, estatales, municipale­s, y de seguridad social) que exceden los de México por más de 16 puntos. Por eso no extraña que en algunos rincones de México se expresa cada vez con mayor claridad y fuerza el reclamo de salir de esta “precarieda­dfiscal”,comoprerre­quisitopar­a alcanzar estadios superiores de desarrollo y bienestar. Así se escuchó fuerte en el Foro sobre federalism­o fiscal, organizado por EL UNIVERSAL y varias casas de estudios, en

Coahuila la semana pasada.

Lo preocupant­e es que la reflexión sobre el acontecer nacional se está dando de manera tan dislocada, desestruct­urada, y agolpada en el tiempo, que el asunto central de cerrar los déficits sustantivo­s (en un marco de estabilida­d financiera) por la vía de generar mayores ingresos públicos aparece muy abajo y sólo ocasionalm­ente entre las prioridade­s de las políticas públicas del país. Se está cometiendo el mismo error de los gobiernos anteriores, mismos que AMLO tanto critica y denomina neoliberal­es. ¿Habrá esperanza de que esto se rectifique durante la administra­ción de López Obrador?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico