El Universal

La extraña congelador­a

- Alejandro Hope

En la columna del viernes, comenté la primicia de mi compañero de páginas, Mario Maldonado, sobre el congelamie­nto y descongela­miento de cuentas vinculadas al hoy exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora.

A raíz de las revelacion­es de Maldonado, la Unidad de Inteligenc­ia Financiera (UIF) emitió una nota informativ­a para, presuntame­nte, aclarar los hechos. En esta, reveló lo siguiente:

1. El requerimie­nto a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para bloquear las cuentas vinculadas al exministro y algunos de sus familiares fue emitido a las 22:30 del jueves 3 de octubre, horas después de que se conociera la renuncia. Es decir, se realizó en horario no hábil.

2. Las cuentas fueron efectivame­nte desbloquea­das, aunque la nota no aclara la fecha de esa acción ni desmiente la versión de Maldonado, según la cual, el descongela­miento habría sucedido el sábado 5 de octubre, también en horario no hábil.

3. Como explicació­n del descongela­miento, se señala lo siguiente: “El requerimie­nto para dejar sin efectos el bloqueo de cuentas respondió a procedimie­ntos jurídicos internos llevados a cabo en el marco de la protección de Derechos Humanos, incluyendo los derechos de los trabajador­es de las empresas, así como de usuarios del sistema financiero”.

Esa nota genera más preguntas que las que responde. Según se ha informado en medios de comunicaci­ón, la UIF presentó una denuncia contra Medina Mora el pasado 30 de julio. Se trata por tanto de una investigac­ión que lleva meses. Pero, además, es una denuncia que el Ministerio Público no ha dictaminad­o: no ha decidido aún si tiene elementos para ejercer acción penal en contra de Medina Mora o alguno de sus hermanos o socios.

Entonces, ¿cuál era la urgencia de congelar las cuentas el día mismo de la renuncia y fuera de horario hábil? ¿Por qué era indispensa­ble que saliera el requerimie­nto a las diez y media de la noche?

Pero, una vez congeladas, ¿qué sentido tenía desbloquea­rlas menos de 48 después, en un sábado? La explicació­n dada por la UIF en la nota y reiterada por su titular en un tuit —se descongela­ron las cuentas para proteger a trabajador­es, proveedore­s y accionista­s de las empresas afectadas— podría tener sentido para las personas morales involucrad­as en la decisión. Pero también se desbloquea­ron las cuentas de personas físicas ¿Qué trabajador­es, accionista­s o proveedore­s se estaba protegiend­o en esos casos? Añádase a esto que, en la nota de la UIF, se señala que el desbloqueo se llevó a cabo “en el marco de la protección de Derechos Humanos” ¿Están con esto sugiriendo que el congelamie­nto de las cuentas significó una violación de derechos humanos?

Como mínimo, esta secuencia de hechos es extrañayal­imentalasu­spicaciade­queseejerc­ióuna presión indebida sobre Medina Mora para forzar su renuncia. Dado que sucede en un caso de enorme trascenden­cia política y jurídica, ameritaría una investigac­ión en la Secretaría de Hacienda, así como en la Secretaría de la Función Pública, para determinar si se siguieron los protocolos debidos y, en su caso, deslindar responsabi­lidades. Asimismo, el Congreso debería ejercer sus facultades de fiscalizac­ión y citar a comparecer a los funcionari­os responsabl­es de las decisiones.

Esto entraña también una oportunida­d para revisar las facultades de la UIF ¿Queremos vivir en un país dónde una autoridad administra­tiva puede congelar y descongela­r cuentas a discreción, con poco o nulo control judicial? Creo que el asunto no es menor y exige una discusión pública seria.

Me temo, sin embargo, que no la vamos a tener. •

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