Revoltijo en huelga de maquiladoras
Colocada en ruta la intención del nuevo gobierno de incrementar el salario mínimo en forma sustancial, colocándolo a niveles extraordinarios en la zona fronteriza norte del país, en octubre pasado sindicatos de maquiladoras consultaron con el equipo de transición la mecánica para validar el esquema
La razón era simple: las firmas mantienen desde hace más de 20 años contratos colectivos en los que se avalan incrementos por revisión idénticos a lo que crezca el salario mínimo.
El promedio salarial en las firmas instaladas en Tamaulipas es de uno y medio salarios mínimos.
La respuesta resultó desalentadora: al margen de lo que crezca el salario mínimo, el porcentaje de incremento referencial sería idéntico al de la inflación.
Aún así, hace unos días, como usted sabe, estallaron huelgas en 45 maquiladoras de Tamaulipas, de las cuales siguen vivas 11, tras aceptar la parte patronal, finalmente, un incremento salarial de 20% y en algunos casos un bono extraordinario de 34 mil pesos.
En el escenario se despidió a mil trabajadores; se acusó de despojo al exdirigente del Sindicato Único de Trabajadores de Honda; se impidió durante siete horas la salida de trabajadores de RobertShaw, y se realizaron paros en dos empresas al margen del sindicato.
Naturalmente, las firmas afectadas amenazaron con salir del país.
En el revoltijo, además, resultó que las juntas locales de conciliación le querían endosar la papa caliente a las federales, cuando éstas sólo tienen jurisdicción sobre las fabricantes de autopartes… cuyos expedientes estaban en Tamaulipas.
En el renglón la discusión llegó a nivel de detalle: si se podía considerar autopartera a una empresa fabricante de un solo implemento, dada la tendencia de las firmas a registrar varias posibles actividades.
Como quiera, la Secretaría del Trabajo debió enviar conciliadores a la zona.
En el revoltijo, se acusó al sindicato minero de Napoleón Gómez Urrutia de atizar la hoguera, lo que se negó, por más que se ubicaron afiliados al sindicato en labor de activistas.
Desde otro ángulo, se descubrió que algunos sindicatos de maquiladoras eran sólo de fachada, en tanto otros no tenían la personalidad para emplazar a huelga.
Mientras el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora avaló las huelgas, el de Trabajadores de Plantas Maquiladoras y Ensambladoras las rechazó.
Ahora que el eje, el epicentro, el meollo del asunto nace y crece en la propensión del país de centrar su atractivo de cara a la inversión externa en los bajos costos laborales.
Balance general.
Alertábamos en este espacio de la posibilidad de movilizaciones de campesinos ante la nueva política del gobierno de cancelar las partidas que se daban directamente a los líderes de las organizaciones, bajo la premisa de que no habrá más intermediarios.
Bien, pues el escenario es idéntico al que se plantea de cara a las organizaciones filantrópicas que realizan tareas de apoyo social, ya sea vía fundaciones, asilos, guarderías…
El marco se da desde dos vías: la directa, que a veces se cabildea en el marco de la discusión sobre el presupuesto de gasto en la Cámara de Diputados, o la indirecta, vía autorización de exención fiscal de cara a donativos. ¿Se acuerda del caso de Pro Vida? ¿Se acuerda del escándalo en que se involucró a Josefina Vázquez Mota?