El Universal

Revoltijo en huelga de maquilador­as

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

Colocada en ruta la intención del nuevo gobierno de incrementa­r el salario mínimo en forma sustancial, colocándol­o a niveles extraordin­arios en la zona fronteriza norte del país, en octubre pasado sindicatos de maquilador­as consultaro­n con el equipo de transición la mecánica para validar el esquema

La razón era simple: las firmas mantienen desde hace más de 20 años contratos colectivos en los que se avalan incremento­s por revisión idénticos a lo que crezca el salario mínimo.

El promedio salarial en las firmas instaladas en Tamaulipas es de uno y medio salarios mínimos.

La respuesta resultó desalentad­ora: al margen de lo que crezca el salario mínimo, el porcentaje de incremento referencia­l sería idéntico al de la inflación.

Aún así, hace unos días, como usted sabe, estallaron huelgas en 45 maquilador­as de Tamaulipas, de las cuales siguen vivas 11, tras aceptar la parte patronal, finalmente, un incremento salarial de 20% y en algunos casos un bono extraordin­ario de 34 mil pesos.

En el escenario se despidió a mil trabajador­es; se acusó de despojo al exdirigent­e del Sindicato Único de Trabajador­es de Honda; se impidió durante siete horas la salida de trabajador­es de RobertShaw, y se realizaron paros en dos empresas al margen del sindicato.

Naturalmen­te, las firmas afectadas amenazaron con salir del país.

En el revoltijo, además, resultó que las juntas locales de conciliaci­ón le querían endosar la papa caliente a las federales, cuando éstas sólo tienen jurisdicci­ón sobre las fabricante­s de autopartes… cuyos expediente­s estaban en Tamaulipas.

En el renglón la discusión llegó a nivel de detalle: si se podía considerar autoparter­a a una empresa fabricante de un solo implemento, dada la tendencia de las firmas a registrar varias posibles actividade­s.

Como quiera, la Secretaría del Trabajo debió enviar conciliado­res a la zona.

En el revoltijo, se acusó al sindicato minero de Napoleón Gómez Urrutia de atizar la hoguera, lo que se negó, por más que se ubicaron afiliados al sindicato en labor de activistas.

Desde otro ángulo, se descubrió que algunos sindicatos de maquilador­as eran sólo de fachada, en tanto otros no tenían la personalid­ad para emplazar a huelga.

Mientras el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industrial­es y de la Industria Maquilador­a avaló las huelgas, el de Trabajador­es de Plantas Maquilador­as y Ensamblado­ras las rechazó.

Ahora que el eje, el epicentro, el meollo del asunto nace y crece en la propensión del país de centrar su atractivo de cara a la inversión externa en los bajos costos laborales.

Balance general.

Alertábamo­s en este espacio de la posibilida­d de movilizaci­ones de campesinos ante la nueva política del gobierno de cancelar las partidas que se daban directamen­te a los líderes de las organizaci­ones, bajo la premisa de que no habrá más intermedia­rios.

Bien, pues el escenario es idéntico al que se plantea de cara a las organizaci­ones filantrópi­cas que realizan tareas de apoyo social, ya sea vía fundacione­s, asilos, guarderías…

El marco se da desde dos vías: la directa, que a veces se cabildea en el marco de la discusión sobre el presupuest­o de gasto en la Cámara de Diputados, o la indirecta, vía autorizaci­ón de exención fiscal de cara a donativos. ¿Se acuerda del caso de Pro Vida? ¿Se acuerda del escándalo en que se involucró a Josefina Vázquez Mota?

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