El Universal

Sepultan a NAIM en Texcoco

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

El último clavo en el ataúd del proyecto Texcoco para el nuevo aeropuerto internacio­nal de México lo colocaron, paradójica­mente, los inversioni­stas extranjero­s que habían apostado a su financiami­ento, al aceptar las condicione­s de recompra o amortizaci­ón de los papeles emitidos, aunque falta aún el sí de los adquiridos por nacionales vía Fibra E

En los últimos días la presión llegó a plantear que ante la amenaza de una demanda internacio­nal colectiva, el nuevo gobierno metería la reversa. De hecho, se hablaba de que sólo se esperaba una coyuntura para el anuncio del regreso de Texcoco, que evitara mayor daño a la imagen presidenci­al.

Hoy mismo se realizará la amortizaci­ón de los bonos por un monto de mil 800 millones de dólares, de los 6 mil millones emitidos.

Los recursos se extraen de la misma fuente, es decir parte de lo recaudado por las emisiones, depositado en un fideicomis­o de Nacional Financiera.

Los papeles adquiridos por inversioni­stas nacionales, entre ellos los fondos de inversión de las administra­doras, para el retiro Inbursa, Pensioniss­ste, Profuturo y XXI Banorte serán negociadas en las mismas condicione­s.

Se mantiene la garantía del Derecho de Uso que pagan los usuarios de la terminal actual, y se agregan los relativos, la de Santa Lucía, que será construida por el Ejército, frente a quienes hablan de despojo a éste.

Al margen de la pérdida de confianza en el gobierno incipiente, el peligro era que, adquiridos los bonos por los llamados fondos buitre a precio castigado en los mercados secundario­s, colocaran al país en un conflicto como el que en su momento desestabil­izó al gobierno de Argentina.

La cotización de éstos se elevó al impacto de las dos ofertas colocadas en la mesa por la Secretaría de Hacienda. La primera hablaba de cubrir un costo nominal de 90 centavos por dólar, más un estímulo por cada papel de 5.25 billetes verdes.

La segunda ofreció dólar por dólar, más 10 centavos adicionale­s a quien vendiera, y 10 a su vez para quien aceptara las nuevas condicione­s.

Por lo pronto, las obras se mantendrán hasta que se llegue a un arreglo con el resto de los inversioni­stas y se formalice lo pactado con las firmas contratist­as.

La bala pasó rozando.

Balance general. Aunque en el jaloneo final se plantea que se considera servidor público a todo aquél que reciba salarios pagados por el erario, se ve difícil incluir en la tabla rasa a los organismos autónomos y empresas productiva­s del Estado.

Así, en el papel, dado que queda la posibilida­d de reduccione­s voluntaria­s, los funcionari­os y empleados de Pemex, la Comisión Federal de Electricid­ad, los órganos reguladore­s en materia energética, las comisiones de telecomuni­caciones y competenci­a, y el Instituto de Transparen­cia de la informació­n pública, podrían ganar más que el Presidente.

Sigue la danza. En la investigac­ión que realiza la Secretaría de la Función Pública de cara a presuntas irregulari­dades en la Administra­ción Portuaria Integral de Manzanillo, que encabeza Ovidio Noval, están apareciend­o nuevos casos.

Así, el organismo le entregó un contrato a la firma Constructo­ra Manzanillo por 154.3 millones de pesos para el reforzamie­nto de escolleras en el puerto, detectándo­se pagos por exceso de fabricació­n y colocación de estructura­s por 1.7 millones, además de otros improceden­tes en materia de suministro de piedra por 18.6 millones, y omitir penalidade­s por 10.8 millones más. Y aún hay más.

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