INCERTIDUMBRE POR MUDANZA
Cinco trabajadores administrativos del INBA e INAH cuentan cómo cambiarían sus vidas; viven incertidumbre por la falta de un plan integral para el posible traslado
Empleados de Secretaría de Cultura expresan preocupación por posible traslado a Tlaxcala.
Belén Álvarez es joven y soltera, pero sus padres dependen de ella; Leonardo Macareno es casado y su esposa podría acompañarlo pero tiene un hijo de 20 años que estudia en la universidad; David Trigueros es divorciado y sólo su hijo, joven artista, depende de él; María del Carmen Vázquez ya formó a dos hijos que buscan su independencia, y con su esposo, también trabajador de la Secretaría de Cultura, podría trasladarse a Tlaxcala; Carlos Hernández es de Campeche y vive en la Ciudad de México desde hace poco más de seis años, aunque es separado y no tiene hijos, no quiere poner más tierra de por medio con sus padres y hermanos.
Son cinco trabajadores de base de la Secretaría de Cultura que tienen entre 11 y 28 años de antigüedad; todos laboran en áreas administrativas del sector central de esa dependencia, en el INBA y el INAH. Desde hace unos meses viven en la incertidumbre de no saber qué pasaría con sus vidas en el caso de que esa instancia federal sea descentralizada a Tlaxcala, como anunció el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
La posibilidad de que la dependencia llegue a esa entidad —con 60 municipios, alrededor de 20 museos, 12 centros culturales, 139 bibliotecas públicas, y con zonas como la Arqueológica de Cacaxtla, el Museo Nacional del Títere y el Museo de Arte de Tlaxcala entre sus sitios más visitados— está latente, pero incluso Alejandra Frausto, designada como próxima secretaria de Cultura, ha dejado de tenerlo entre los temas principales.
Sin embargo, es un asunto que preocupa a los trabajadores. Los cinco consultados coinciden en que sus casos particulares no son tan graves, saben que son factibles al traslado, aunque su patrimonio está aquí en la Ciudad de México. Pagan las hipotecas de sus viviendas a través de FOVISSSTE y en caso del eventual traslado no ven cómo continuar pagando este crédito e irse a rentar o a comprar otra vivienda a Tlaxcala, donde además, dicen, no es una ciudad con la infraestructura para recibir a los más de 12 mil trabajadores de base de toda la Secretaría de Cultura, incluyendo el Instituto Nacional de Bella Artes (INBA) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y otras instancias como Radio Educación.
Su incertidumbre parte de lo básico, no saben si cuando se habla de la descentralización significa sólo el sector central de la dependencia, o también el INBA y el INAH. No hay claridad sobre si se moverán sólo la Secretaría, subsecretarías y las direcciones generales; ni siquiera si el nuevo gobierno ya tiene un plan integral donde se especifique qué infraestructura tiene Tlaxcala para recibirlos.
“Los trabajadores tendríamos que decidir entre permanecer como familia, integrarnos a esa nueva ciudad o bien partirse en dos; la cuestión le va a pegar de alguna manera a la familia, en cuestión educativa, económica. Entendemos que la misma inseguridad que hay en la Ciudad de México cuenta, puede ser que ya esté muy sobrepoblada, últimamente los sismos generan más tensión; a lo mejor con una visión más organizada y planificada puede funcionar la descentralización”, afirma David Trigueros.
María del Carmen Vázquez agrega que se debe hacer un análisis de cómo impactará el cambio en la cuestión económica de los trabajadores, en la vivienda, el transporte, el propio traslado. “La cuestión familiar, imagínate si tu esposo trabaja en la Secretaría de Energía, que se iría a Tabasco, y tú
“Ya mis hijos están grandes. Para mí, hacer un traslado a Tlaxcala, además de la repercusión económica, la mudanza, la casa, no representa una situación complicada. Diría ‘me voy con mi esposo, no hay problema’, pero sí me afectaría en lo familiar: mi papá tiene 78 años y me lo tendría que llevar” MARÍA DEL CARMEN VÁZQUEZ Trabajadora de las oficinas centrales del INBA durante 28 años
“Para mí sí sería un poco complicado, mi hijo está estudiando la universidad. Mi esposa también trabaja en el sector cultura, el problema es que tenemos un patrimonio en la Ciudad de México, ella tiene un patrimonio con sus papás que dependen de ella. Aunque somos jóvenes sí se nos complicaría un traslado” LEONARDO MACARENO Empleado de la Dirección General de Educación Artística durante 29 años
“Me gustaría ser parte de un plan piloto, así lo tendrían que manejar: primero dar recursos necesarios: vivienda, salud y educación. Tengo un solo hijo, ya es mayor de edad... soy separado, no tendría problema en lo familiar” DAVID TRIGUEROS Emplead del sector Cultura por 17 años
trabajas en la Secretaría de Cultura y te vas a Tlaxcala...; preocupa la educación de los hijos, la mayoría aspiramos a que estén en la UNAM o en el Politécnico y no hay ninguna sede o filial en alguno de los estados”.
Belén Álvarez comparte una preocupación de sus compañeras de trabajo, la fama que tiene Tlaxcala con trata de mujeres. “Desde a qué escuela van a llevar a sus niñas, qué educación hay en los estados... la gente de los estados manda a sus hijos a afianzar su educación a la Ciudad de México y de repente que se cambien les genera bastante conflicto”.
“Me voy con mi esposo”. María del Carmen Vázquez ha trabajado para las oficinas centrales del INBA 28 años; hoy, a sus 50 años de edad, dice que ella sin problema podría irse a Tlaxcala. “Ya mis hijos están grandes, 25 y 26 años, ya terminaron su carrera, están en la búsqueda de empleo y de estabilidad individual. Para mí, hacer un traslado a Tlaxcala, además de la repercusión económica, la mudanza, la casa, no representa una situación complicada. Yo diría ‘me voy con mi esposo, no hay problema’, pero sí me afectaría en la cuestión familiar: mi papá ya tiene 78 años y me lo tendría que llevar, pero debería tener una casa más grande; la vivienda es una cuestión a revisar, afortunadamente mi esposo también trabaja en la Secretaría”.
“Mi patrimonio está aquí”. Leonardo Macareno tiene 48 años y tiene 29 años de servicio en el INBA, él está adscrito al área administrativa de la Dirección General de Educación Artística. “Sería un poco complicado, mi hijo está estudiando la universidad. Mi esposa también trabaja en el sector cultura, el problema es que tenemos un patrimonio en la Ciudad de México, ella tiene un patrimonio con sus papás que dependen de ella, entonces aunque somos jóvenes sí se nos complicaría un traslado”.
Leonardo Macareno justo precisa que en este momento sigue pagando la hipoteca de su casa, igual que sus colegas Carmen, Belén y David, quien señala que sería muy complicado irse con la deuda. “Hay responsabilidades que no se pueden dejar; no podemos llegar y pagar otra vivienda. Eso sí no”. Macareno indica que “la misma ley dice que cuando hay traslados y cambios se te tendrá que otorgar una parte de vivienda, entre otras cuestiones”.
“Podríamos ser los pioneros”. David Trigueros tiene 51 años y 17 trabajando en el sector y acepta que él no tendría impedimento familiar para irse a Tlaxcala en caso de que sea un plan bien trazado y definido. “Me gustaría ser parte de un plan piloto, creo que así lo tendrían que manejar: primero dar los recursos necesarios: vivienda, salud y educación. Yo me podría integrar a ese cambio. Pudiéramos ser los pioneros de esa transformación. Tengo un sólo hijo, es mayor de edad, su independencia está a la vuelta de la esquina; soy separado, no tendría problema en lo familiar. Mi hijo depende de mí, él vería si se independiza o se va conmigo. Tiene 22 años, se dedica a una cuestión artística de manera independiente, igual pudiera tener oferta de empleo”.
“Podría ir y venir”. Belén Álvarez asegura que no tendría problema. “Soy soltera, pero obviamente tengo responsabilidades, estoy pagando mi crédito y mi mamá depende de mí. Podría tener la movilidad para ir y venir o para radicar allá, eso es una cuestión personal, estaría dispuesta a ser parte del cambio que se pueda dar”, dice la trabajadora de 37 años, adscrita a la Dirección de Fomento Musical de la Secretaría de Cultura desde hace casi 11 años. “Quiero mantener mi vínculo familiar”. Carlos Hernández se vino de Campeche hace más de seis años. Está adscrito al Centro INAH-Campeche desde hace 24 años. “Ya he vivido un cambio importante por decisión y convicción, no son cambios fáciles, afortunadamente en mi caso no tengo pareja actualmente, soy separado y no tengo hijos, pero quiero mantener este vínculo con mi familia lo más estrecho posible”, dice el trabajador de 47 años.
Leonardo Macareno, quien es parte del Colegiado General de Organización del Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores de la Secretaría de Cultura, el sindicato más importante pues agrupa a más de 6 mil trabajadores de base de todo el sector, asegura que sería imposible mover a los más de 10 mil trabajadores de base, más los contratados por el Capítulo 3000 y Capítulo 1000 y por honorarios, que supera en conjunto más de 12 mil 500 trabajadores de la Secretaría de Cultura.
“Un plan piloto podría irse trabajando pero de entrada descentralizar toda la cultura sería complicado. No hemos podido consolidar la Secretaría de Cultura a través de sus instituciones; y esa Secretaría hoy pretendan descentralizarla y enviarla a Tlaxcala, creo que la complicaría más. Quizás podríamos estar hablando de una descentralización de la Secretaría, de funcionarios, de puestos de mando medio y superiores, pero no de toda la población de base. Lo más importante es consolidar esta Secretaría, tener un presupuesto acorde a sus funciones, fortalecer sus instituciones y promover el patrimonio cultural y la educación artística a nivel nacional”, concluye Macareno.
“Soy soltera, pero tengo responsabilidades, estoy pagando mi crédito y mi mamá depende de mí. Podría tener la movilidad para ir y venir o para radicar allá... estaría dispuesta a ser parte del cambio que se pueda dar” BELÉN ÁLVAREZ Trabajadora de la Dirección de Fomento Musical por casi 11 años
“Ya he vivido un cambio importante por decisión y convicción, no son cambios fáciles, afortunadamente en mi caso no tengo pareja actualmente, soy separado y no tengo hijos, pero quiero mantener este vínculo con mi familia lo más estrecho posible” CARLOS HERNÁNDEZ Trabajador adscrito al Centro INAH-Campeche desde hace 24 años