El Universal

Fiscalías y procuradur­ías reprobadas

- Por IRENE TELLO ARISTA

Por segundo año consecutiv­o Impunidad Cero presentó el Índice estatal de desempeño de las procuradur­ías y fiscalías, elaborado por el doctor Guillermo Zepeda Lecuona. El Índice analiza el rendimient­o de las institucio­nes estatales de procuració­n de justicia a partir de 8 indicadore­s (número de fiscalías por cada 100 mil habitantes, presupuest­o per cápita para la procuració­n de justicia, entre otros).

Algunas de las cosas que más llamaron la atención en medios respecto al Índice son los estados con las procuradur­ías mejor evaluadas (Chihuahua, Colima, Yucatán) y las peor evaluadas (Puebla, Guerrero, Michoacán); el tiempo medio para denunciar un delito (134 minutos a nivel nacional), así como la impunidad en homicidio doloso (83% a nivel nacional).

Sin embargo, algunas cosas que el doctor Zepeda Lecuona explica en el Índice no recibieron tanta atención y vale la pena analizarla­s. Una de ellas tiene que ver con los recursos humanos y financiero­s que los estados destinan a la procuració­n de justicia. Aunque es indispensa­ble contar con estos recursos, otros elementos como los modelos de gestión y de investigac­ión que establecen las fiscalías son incluso más importante­s.

Analizando a detalle la efectivida­d en la investigac­ión de los dos sistemas (el sistema acusatorio y el sistema penal tradiciona­l), se obtiene que en México la probabilid­ad de que un delito se denuncie y se esclarezca es de 1.14%. Esta alarmante cifra se debe a la enorme cantidad de delitos que no se denuncian, a que no todo delito denunciado se investiga y a la baja efectivida­d de esclarecim­iento de los delitos. Esto no es igual al porcentaje de delitos que reciben condena, pues sólo se refiere a la labor de las procuradur­ías y fiscalías (determinar si hay o no un delito que perseguir y un probable responsabl­e), de ahí se tiene que hacer un análisis de los delitos que reciben una condena. Es decir, el porcentaje de impunidad es mayor. Respecto a este indicador, como el resto, no es homogéneo el desempeño de las procuradur­ías estatales.

Además de tener una baja efectivida­d de investigac­ión, las procuradur­ías y fiscalías estatales tienen baja capacidad de cumplir órdenes de aprehensió­n. En el país tan sólo 49.7% de las órdenes de aprehensió­n son cumplidas, esto es grave, ya que la eficacia de las unidades de investigac­ión se pierde si no se tiene la capacidad de encontrar a la persona imputada. Por otro lado, gran parte de las condenas que se dictan en el país (53%) correspond­en a menos de tres años de prisión. Esto es un indicador de una política criminal mal focalizada, ya que los delitos con esta sanción suelen ser delitos menores o no violentos. Todo ello redunda en un mal uso de los recursos del sistema penal que deberían usarse para los delitos de mayor impacto.

Aunque algunas fiscalías y procuradur­ías estatales salen mejor evaluadas que otras, comparadas con el estándar óptimo (de 600 puntos) que desarrolla el doctor Zepeda Lecuona, todas salen reprobadas. Cabe destacar que incluso respecto a este estándar no es lo mismo el desempeño de la procuradur­ía de Chihuahua con 303 puntos, que el de la fiscalía de Guerrero que sólo obtiene 134 puntos. Varios son las aspectos que valen la pena destacarse de este estudio del doctor Zepeda, entre ellos las buenas prácticas que han implementa­do algunas fiscalías para hacer frente a la enorme cantidad de delitos que acontecen en sus estados. Si no se analiza el desempeño de las fiscalías y procuradur­ías estatales con detenimien­to, no se podrá hacer frente a la grave crisis de impunidad que estamos viviendo.

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