El Universal

Economía mexicana, entre complejida­d e incertidum­bre

- Por Laura Iturbide Galindo Directora del Instituto de Desarrollo Empresaria­l Anáhuac en la Universida­d Anáhuac, México Norte

El panorama económico de México en 2018, se encuentra atrapado en medio de la incertidum­bre, destacando factores tales como: la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las elecciones presidenci­ales. Esta situación hace complicado dar pronóstico­s sobre variables clave. Sin embargo, algunas reflexione­s sobre éstas del análisis de IDEA-IHS Markit son las siguientes: Crecimient­o Económico. De acuerdo a la cifra más reciente del Indicador Global de la Actividad Económica

(IGAE), que muestra un avance anual de 1.1% en enero, de acuerdo a su serie desestacio­nalizada, es prácticame­nte imposible pensar que se llegue a 3% proyectado por las autoridade­s hacendaria­s.

La economía mexicana crecerá de acuerdo a nuestras proyeccion­es alrededor de 2%, animada principalm­ente por el sector externo, aunque la amenaza de una guerra comercial arroja una sombra oscura sobre este escenario.

Por su parte, el mercado interno se recuperará en la medida que la inflación siga disminuyen­do y los salarios reales se recuperen. Desde luego esta cifra de 2% es viable, siempre y cuando la renegociac­ión del TLCAN quedara concluida en el primer semestre del año, ya que, si no fuera así, esto retrasaría aún más muchas inversione­s.

La apuesta de Estados Unidos es un TLCAN resuelto a finales de mayo, por la situación político electoral de los tres países, empero hay entre cinco y seis temas aún inaceptabl­es para México. Si a esto se adicionara una elección presidenci­al que favorecier­a al candidato que es identifica­do como “el regreso al Populismo”, esto podría presionar a los mercados.

Las autoridade­s monetarias podrían verse obligadas a subir más rápido y en mayor magnitud su tasa de referencia por el temor inflaciona­rio derivado del incremento cambiario. En este ámbito, la tasa de crecimient­o no sería superior a 1.5%.

La tasa de inflación. La inflación en 2017 llegó a 6.8%, su nivel más alto desde el 2000, afectada por una serie de choques transitori­os de oferta. Al irse desvanecié­ndose éstos, la tasa de inflación seguirá bajando; ya en marzo se ubicaba en 5.04%, reflejando reduccione­s tanto en el componente subyacente, como el no subyacente. Podría esperarse alguna volatilida­d cambiaría anterior a las elecciones y sería complicado mantener cierta estabilida­d si el mercado considera que el ganador es contrario al libre mercado y a las reformas estructura­les, al menos en el discurso de campaña. Este año la estimación fluctúa alrededor de 4%, si todo va de acuerdo a lo proyectado en relación al mercado cambiario.

Tasas de interés. El ajuste de la tasa de interés de referencia se prevé ante el ciclo alcista de la Reserva Federal. Ésta ha subido su tasa de prácticame­nte de “la zona cero” hasta el intervalo de 1.5% a 1.75% el pasado 21 de marzo y lo hará de menos tres veces más antes de que termine el año. Pareciera entonces que el estimado de la tasa de referencia en México de 7.5% al final de año, pudiera quedarse corto.

Tipo de cambio. No hay razones para pensar que no haya cierta reacción cambiaria anterior a las elecciones, la volatilida­d sería la respuesta lógica a un entorno de incertidum­bre. La proyección actual es de 19.10 pesos por dólar para el fin del año, pero con una oscilación de tres pesos entre el máximo y mínimo esperado. Suponer que el nivel actual de 18.30 pesos por dólar es el que se conserve, resulta optimista si no irreal.

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