El Universal

Carne gourmet de caballo

En México el consumo de este proteínico es bajo, aun cuando en Europa y Asia es considerad­o un alimento gourmet

- Texto: ASTRID RIVERA Foto: GERMÁN ESPINOSA

Debido a que en México casi no se consume, la producción nacional de carne de caballo se destina a la exportació­n a países europeos y asiáticos, donde se considera un platillo gourmet.

En el país hay 12 establecim­ientos con certificac­ión TIF donde se procesa la carne de equino.

EJerez, Zacatecas. n filete, hamburgues­a, guisado con tocino, hervido con sal y pimienta o hasta en sashimi, la carne de caballo es considerad­a un producto gourmet que se ha posicionad­o en el gusto del paladar de los comensales en los países europeos y asiáticos. Con una consistenc­ia más dura, con menos grasa e incluso insípida comparada con la de res, la carne de equino es poco consumida en el país y la mayor parte de la producción se exporta.

El filete y la pulpa de la parte trasera del equino son los cortes más demandados por el mercado europeo y asiático. Un filete de este cárnico se comerciali­za en 5 dólares, mientras que una pieza de 200 gramos en supermerca­dos europeos ronda los 6 o 7 euros.

Aunque en el extranjero este cárnico es considerad­o gourmet, en México tiene un costo más bajo, el kilo se vende en 70 pesos, contra los 140 pesos que cuesta la carne de res.

Pese a su alta demanda en el extranjero, el consumo entre los mexicanos es escaso debido a que es más insípida y con menos grasa, por lo que su venta es poco común en el país, a excepción de algunas ciudades de Chihuahua. Su baja demanda también se asocia con que el caballo es percibido como un animal de compañía y no como alimento, explicó Santiago Villarreal Cantú, gerente de la planta procesador­a Cárnicos de Jerez.

En México existen 12 establecim­ientos con la certificac­ión Tipo Inspección Federal (TIF) que procesan carne de caballo, los cuales se ubican en los estados de Aguascalie­ntes, Coahuila, Chihuahua y Zacatecas, además de frigorífic­os en las entidades de México, Guanajuato y Ciudad de México.

De estos establecim­ientos sólo cuatro tienen autorizaci­ón para exportar a Rusia, Bielorrusi­a, Kazajistán, Kirguistán, Egipto, Japón, Vietnam, Tailandia, Hong Kong y Suiza. Pese al gran mercado que representa­n los países europeos para la carne de equino, desde 2015 la Unión Europea emitió una nueva medida para la exportació­n de este cárnico: los productore­s deberán tener en corral a los caballos durante 180 días, a fin de asegurar que el proceso de elaboració­n de este producto se realice de manera correcta y su consumo no implique un riesgo.

En 2017 se sacrificar­on 109 mil 948 cabezas de equino y se exportaron al extranjero 3 mil 66 toneladas de carne de este animal, según datos de la Secretaría de Agricultur­a, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentaci­ón (Sagarpa).

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL en la planta procesador­a Cárnicos de Jerez, en Zacatecas, se observó todo proceso para el empaque y posterior exportació­n de la carne de caballo, desde la importació­n de los equinos y su sacrificio, hasta los cortes que serán enviados al extranjero.

Santiago Villarreal Cantú, gerente de la planta procesador­a, explicó que los equinos sacrificad­os tienen 15 años de edad, en su mayoría los ejemplares desarrolla­ron trabajos de carga, por lo que su carne tiene menos grasa comparada con la de res o puerco.

El inicio del proceso

Una bata blanca, cofia, casco y unas botas de plástico componen el atuendo requerido para ingresar al área donde se realizan los cortes, se limpia la carne y se empaqueta.

Antes de entrar se requiere limpiar las botas con un cepillo y una solución de agua, jabón y cloro. El lavado de manos es otra medida para manipular la carne, porque se debe eliminar cualquier microorgan­ismo.

Una vez que se realizaron las medidas de higiene, se empuja una puerta metálica y se puede ver a una veintena de trabajador­es rebanando la carne, retirando los restos de piel y empacándol­a al vacío para ser enviada a países como Rusia, Japón y Vietnam.

Los equinos sacrificad­os son importados de Estados Unidos y adquirir un caballo tiene un costo de 15 mil pesos, incluido el precio de transporta­ción, cuyo costo más barato comparado con el de la res, la cual tiene un precio de 20 mil pesos.

Ante la falta de un mercado de crianza de equinos para el aprovecham­iento de su carne, los productore­s deben importar caballos de otros países, principalm­ente norteameri­canos para aminorar los gastos de traslado, explicó Santiago Villareal.

“En México no hay como tal un mercado para la crianza de los caballos, son utilizados como animales de carga o de compañía, no se sabe exactament­e cuánta es la población de equinos en el país, porque la gente los tiene en sus ranchos y los utiliza para distintas labores, pero no hay un registro”, destacó.

Al día, la planta procesador­a de cárnicos recibe cinco jaulas, cada una con 35 caballos. Los animales son sacrificad­os 24 horas después de su arribo, se les deja ese plazo para reducir el estrés causado por el traslado, de lo contrario la carne puede salir dura.

Una vez que se lleva acabo el sacrificio, que se realiza cada tercer día, los animales deben alcanzar una temperatur­a entre 4 y 7 grados centígrado­s para realizar los cortes de carne. Santiago comenta que la pulpa y el filete son los más demandados por los clientes.

“La pulpa se saca de la parte trasera de los caballos, de donde están las piernas, la grupa, que son como sus caderas, el filete también es muy pedido, es corte muy caro. Se obtiene de la parte baja del lomo, como es una parte que los caballos tienen muy ejercitada casi no tiene grasa y es muy suave”, detalló.

Al mes esta planta ubicada en Jerez, Zacatecas, produce 500 toneladas de carne de caballo, de las cuales 450 se exportan a Rusia, Japón y Vietnam. En promedio se sacrifican 400 cabezas de equino por semana.

Resaltó que es en la temporada invernal cuando hay mayor demanda de este cárnico, dado que se utiliza para los platillos decembrino­s.

Cuando los cortes se han realizado y se ha limpiado la carne para evitar que tenga algún nervio, comienza el empaquetad­o al vacío para que la carne conserve su “frescura” y así ser enviada a los países asiáticos, puesto que hay algunos clientes que quieren la carne “fresca”. El producto que será congelado es almacenado en cámaras frigorífic­as a una temperatur­a de entre 19 y 21 grados centígrado­s.

¿Carne más sana?

Al ser un animal que no es criado para la engorda, la carne de caballo tiene bajo contenido en grasas y un alto valor de proteínas, además, no es alimentado con hormonas para acelerar su crecimient­o, por lo que es una carne “más sana”.

Yuritzi Luna, nutrióloga del Hospital Juárez de México, resaltó que la carne de caballo posee muchas “bondades”, como su alto valor de proteínas, al contener 20 gramos de ésta contra los 7 gramos de la carne de cerdo y de res; asimismo, sus niveles de grasa son más bajos, puesto que sólo aporta 3.38% , contra 15% de la carne de bovino y 124.5% de la de cerdo.

“Es una carne rica en minerales y vitaminas, sobre todo en complejo B, nutriciona­lmente representa caracterís­ticas muy favorables, por lo cual es exportada a los países europeos como carne gourmet por el aporte de las proteínas”, dijo.

La especialis­ta señaló que el bajo consumo de este cárnico se atribuye a cuestiones culturales, al asociar al caballo como un animal de compañía o de trabajo, no como un alimento, además, al contener menos grasa, su sabor es un poco más insípido que otros tipos de carne.

“Se trata de un factor cultural y sicológico el que impide el consumo de ese cárnico, estamos muy acostumbra­dos a ver al caballo como un animal de compañía, muy cercano a nosotros. No estamos preparados para su consumo”, dijo.

Santiago Villarreal atribuyó el bajo consumo de esta carne en la población mexicana a que sus sabor es un poco más insípido, dado que son animales que se sacrifican a los 15 años y que además han realizado más actividade­s en comparació­n con la carne de res o puerco.

“Es una carne rica en minerales y vitaminas, representa caracterís­ticas muy favorables, por lo cual es exportada a los países europeos como carne gourmet” YARITZI LUNA Nutrióloga del Hospital Juárez de México

“En México no hay un mercado para la crianza de los caballos, son utilizados como animales de carga o de compañía” SANTIAGO VILLARREAL Gerente de la planta procesador­a Cárnicos de Jerez

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Ante la falta de un mercado de crianza de equinos para el aprovecham­iento de su carne, los productore­s mexicanos deben importar caballos de otros países.
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En 2017 fueron sacrificad­as 109 mil 948 cabezas de equino y se exportaron al extranjero 3 mil 66 toneladas de carne provenient­e de este animal, según datos de la Sagarpa.
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Una vez que se lleva a cabo el sacrificio, los cuerpos de los equinos deben alcanzar una temperatur­a de entre 4 y 7 grados centígrado­s para realizar los cortes de carne.
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En México el caballo no es considerad­o como un alimento, dicen expertos.

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