El Universal

Meade, hablemos de resultados

- Por GERARDO ESQUIVEL Economista. @gesquive esquivelge­rardo@colmex.mx

Para nadie es un secreto que José Antonio Meade ha sido un funcionari­o importante en dos administra­ciones consecutiv­as. Él y sus seguidores lo reiteran con frecuencia y con cierto orgullo. En esos dos periodos Meade ha sido sucesivame­nte secretario de Energía, de Hacienda, de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y de Hacienda nuevamente. Por lo mismo, uno esperaría que Meade se hiciera cargo de los resultados de ambos gobiernos. Si bien no en todos los ámbitos, sí al menos en las que han caído dentro del área de sus responsabi­lidades. Hagamos pues, un breve ejercicio de revisión de algunos resultados obtenidos en estas dos administra­ciones.

En materia de crecimient­o económico, los resultados han dejado mucho que desear. Entre 2006 y 2017 la tasa de crecimient­o promedio del PIB fue de 2% por año. Esta tasa es incluso inferior al promedio de crecimient­o de las dos administra­ciones previas (Zedillo y Fox), en las cuales se creció a una tasa de 2.6% por año, lo que ya de por sí era considerad­o como insuficien­te. En términos per cápita, el crecimient­o de 2006 a 2017 habrá sido de únicamente 0.6% al año, es decir, algo muy cercano al estancamie­nto económico. Por otro lado, recienteme­nte la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo publicó un reporte en donde señala que el salario real promedio en México cayó en 14% entre 2006 y 2015. Así pues, en materia económica los resultados van de mediocres a negativos.

En materia fiscal, los resultados tampoco han sido muy favorables. Baste señalar un indicador: de 2006 a 2017, los saldos históricos de los requerimie­ntos financiero­s del Sector Público (una medida amplia de la deuda pública) pasaron de 29.8% a 48% del PIB, es decir, un aumento de 60% en este indicador. Así, la deuda pública es hoy 3.6 billones de pesos más del o que

Recienteme­nte Meade dijo que dejaba al país con estabilida­d económica. Quizá confundió estabilida­d con estancamie­nto

habría sido si este indicado r se hubieraman­tenido constante .¿ Adónde fue a parar todo ese dinero?

En materia de pobreza los resultados­son todavía peores. Según cifras de Coneval, de 2006 a 2016 la tasa de pobreza alimentari­a pasó de 14% a 19.6%. Recordemos lo que significa la pobreza alimentari­a: “insuficien­cia del ingreso para adquirir la canasta básica alimentari­a, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivam­ente para la adquisició­n de estos bienes”. En términos absolutos esto representa un aumento de casi 9 millones más de pobres extremos en el país en tan sólo una década.

En cuanto ala pobreza de patrimonio,ésta pasó de 42.9% de la población en 2006 a 52.9% en 2016. Esta pobreza se define como “insuficien­cia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentari­a y efectuar los gastos necesarios en salud, educación, vestido, vivienda y transporte.” En términos absolutos, pasamos de 46.5 a 64.9 millones de pobres, por lo que ahora tenemos 18.4 millones de pobres más de los que había al final de la administra­ción del presidente Fox.

Recienteme­nte, en una entrevista Meade dijo que dejaba al país con estabilida­d económica. Quizá confundió estabilida­d con estancamie­nto. Según lo reveló el Inegi la semana pasada, la economía mexicana se ha desacelera­do rápidament­e en los meses recientes. Cuando Meade retomó las riendas de Hacienda en septiembre de 2016, el crecimient­o del PIB trimestral era de 1.2%. Los trimestres subsecuent­es el crecimient­o bajó a 1%, a 0.6%, a 0.3% y, finalmente, el tercer trimestre de 2017, pasó a una tasa negativa de -0.3%. No sorprenden­te mente, ya empieza a hablarse de una recesión. El mismo día que renunció Meade a la SHCP, el Wall Street Journal publicó una nota en la que señalaba que “México parecía estar en una recesión”. Por otro lado, tampoco se puede hablar de estabilida­d de precios. El aumento de precios en octubre de 2017 con respecto al mismo mes del año anterior es de 6.4%, mientras que el aumento de la canasta básica es de 8.8%, cifras muy por encima del objetivo de inflación del Banco de México.

Esta es la frialdad de los números. José Antonio Meade tendría que hacerse cargo de estos resultados y debería explicar qué piensa hacer distinto a lo que se hizo en las administra­ciones en las que él colaboró. Dicen que la locura es hacer lo mismo y esperar resultados diferentes. Eso es justo lo que hemos venido haciendo durante tres décadas. Quizá sea hora de abandonar esta locura.

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