El Universal

¿Qué le pasa a México?

- Por NELSON VARGAS Profesor

De unos años a la fecha, los temas de conversaci­ón entre los jóvenes tienen que ver más con la violencia, con el crimen, que con las cosas que deberían importar según su edad. Para algunos, son temas de preocupaci­ón porque piensan en el futuro que les espera, para otros, algo normal con lo que conviven y hasta ven parte de la vida de todos.

Y así se escuchan por cualquier parte, charlas en las que se tocan fenómenos como el narco y los huachicole­ros, temas en las conversaci­ones recurrente­s, pero que no por ello tendrían que ser normales, con lo que te das cuenta de la decadencia de buena parte de nuestra sociedad.

Parecen ya tan normales estas pláticas que preocupa porque las nuevas generacion­es ven estos delitos como algo del día a día. Lo escuchas y piensas en tus hijos, piensas que la juventud a veces se desvía por la falta de oportunida­des y piensa que será preferible vivir diez años bien a vivir toda la vida mal.

Las autoridade­s conocen de esto, pero no es posible que ya en cualquier ambiente y estrato social se escuchen versiones corregidas y aumentadas de las malas prácticas, del dinero fácil. Desafortun­adamente en México cada vez es más cotidiano escuchar a alguien decir: “en la esquina de esta calle vive un señor que es narco...”. No debería ser normal. A este México le están sucediendo cosas que no deberían pasarle, que son absurdas y que deben combatirse de inmediato.

Al pronunciar esa palabra (narco), se me enchina la piel. Algo tan dañino para la juventud y la sociedad… ¿Alguien me puede decir si en verdad, esto es normal en nuestro país, si lo debemos ver como algo de la vida común? ¿Alguien me puede decir si realmente se está combatiend­o la violencia, a los asesinos, a la gente que se guía por lo fácil?

Como educador estoy muy preocupado, ya que convivo con muchos jóvenes y no me gusta la idea de que piensen que es más sencillo salir adelante a la mala… sobre todo cuando viven dentro del deporte, en una actividad que los alejan de esos pensamient­os; sin embargo, cuánta gente que no tiene la oportunida­d de obtener disciplina de alguna forma (escuela, deporte, música, etc.), y se va por el camino equivocado.

La autoridad tiene que luchar contra estos fenómenos, pero también es tarea de los padres de familia, estar muy de cerca de sus hijos para que no se desvíen.

A veces ya no sabemos en dónde están los malos y en dónde los buenos. Como sociedad debemos hacer un enorme ejercicio de reflexión respecto a estos actos, para los que el mejor antídoto es la familia y estar pendientes de lo que hacen nuestros jóvenes. Que tus hijos tengan confianza en ti y puedas hablar con ellos de cualquier cosa. Que te platiquen lo que ven en nuestro entorno y se abran, sobre todo, para evitar que sientan estos conceptos tan dañinos como una forma de vida. Es fundamenta­l combatir esto desde el núcleo familiar y dejar de pensar que son algo normal.

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