El Universal

Amenaza nuclear, a 72 años de Hiroshima y Nagasaki

- PorEnrique­ta Cabrera

Era 1945, 6 de agosto Hiroshima y 9 de agosto Nagasaki: Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre dos ciudades de Japón. No contra efectivos militares, sino contra la población civil, pacífica y desarmada. Ciento cuarenta mil personas murieron en Hiroshima, 74 mil en Nagasaki. El terror nuclear hizo su aparición cuando la II Guerra Mundial había prácticame­nte terminado, Japón no había anunciado aún oficialmen­te su rendición, pero era cuestión de horas para que lo hiciera. El mundo aplaudió el “fin de la guerra”. En Europa y en América fueron muy pocas las voces que se alzaron para criticar aquel horror. Aquella terrible decisión la tomó desde Washington el Presidente Harry S. Truman a quien no le pareció suficiente lanzar una bomba, sino dos, la segunda sobre Nagasaki, tres días después de la primera. Gran Bretaña dio su consentimi­ento. Quedó clara la capacidad armamentis­ta y de destrucció­n de Estados Unidos y su decisión de utilizar el arma nuclear, la más terrible y destructiv­a que se haya desarrolla­do.

Hasta hoy, Estados Unidos es el único país que ha lanzado dos bombas nucleares, con todo lo que ello implica de terror destructiv­o y de responsabi­lidad humanitari­a y planetaria. La carrera nuclear entre la Unión Soviética y Estados Unidos había prácticame­nte comenzado y el bombardeo de Truman la impulsó a pesar de que, o porque mostró el horror de un arma que puede terminar de un solo golpe con la vida de decenas de miles, hoy de millones, de seres humanos indefensos, o incluso con la vida en el planeta. Con el desarrollo de la tecnología nuclear y de cada vez más destructiv­as armas nucleares, ojivas, misiles, alcances de miles de kilómetros, interconti­nentales. Hoy, un ataque nuclear puede terminar con el planeta entero en unos minutos o segundos.

Otros países iniciaron o continuaro­n su programa nuclear, consideran­do que frente al poder nuclear de otro país había que desarrolla­r el propio para mostrar que un ataque sería respondido de inmediato con otro igualmente devastador, aquello se llamó disuasión: tener armas equiparabl­es para disuadir al enemigo de atacar, ataque y respuesta pueden acabar hoy con la vida humana.

A 72 años de Hiroshima, los cinco miembros permanente­s del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tienen armas nucleares: Estados Unidos —que es la potencia número uno—, Rusia —que ocupa el segundo lugar—, China, Francia y Gran Bretaña son lo que se llama potencias nucleares reconocida­s. Otros tres países desarrolla­ron armamento nuclear por decisión propia: Pakistán, India e Israel y podría decirse que son tolerados. Ahora, Corea del Norte ha mostrado no sólo que desarrolló desde hace varios años armas nucleares, sino que ha hecho pruebas y ha mostrado al mundo que el alcance de sus misiles es cada vez mayor, interconti­nental, hasta Alaska. El Presidente Trump amenaza a Corea del Norte y ha puesto en peligro el acuerdo firmado por varios países con Irán para que no desarrolle armas nucleares. En esa crisis estamos. Con la proliferac­ión lo que significa mas países con armas nucleares y la modernizac­ión de arsenales, la diseminaci­ón de tecnología nuclear, la capacidad de destrucció­n nuclear ha alcanzado límites inimaginab­les.

El Boletín de Científico­s Nucleares desde 1945 desarrolló un reloj nuclear conocido como Doomsday Clock, el cual mide el peligro de destrucció­n que amenaza al mundo. El Apocalipsi­s o el Fin del Mundo se alcanzaría a las 12:00 horas. El punto históricam­ente más seguro fue cuando marcó 17 minutos para las 12:00 en 1991, año en que Estados Unidos y Rusia acordaron iniciar un programa de reducción de armas nucleares. Hoy, con la modernizac­ión de arsenales nucleares y el conflicto entre Corea del Norte y Estados Unidos, el reloj marca desde hace unos meses entre 3 y 2 minutos para las 12:00.

El Tratado de No Proliferac­ión Nuclear, que entró en vigor en 1968, tiene dos objetivos: evitar la proliferac­ión de armas nucleares e impulsar el desarme nuclear. Pero avanzó la proliferac­ión y el desarrollo y modernizac­ión de arsenales nucleares. Naciones Unidas busca un nuevo tratado para el total desarme nuclear. Fracasa por la negativa de los países con armas nucleares a aceptarlo. Mientras tanto, todo indica que la infernal carrera continuará.

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