El Universal

PITOL, EN ETAPA TERMINAL

Desde diciembre de 2016 ningún amigo ha visto al escritor; el DIF de Veracruz mantiene la tutela pero dejó su cuidado a familiares

- YANET AGUILAR SOSA Enviada —yanet.aguilar@eluniversa­l.com.mx

AFIRMAN QUE EL ESCRITOR ESTÁ EN LA ÚLTIMA FASE DE UNA ENFERMEDAD.

Hace más de medio año que los amigos de su círculo cercano, nada saben del estado de salud de Sergio Pitol Demeneghi y sólo les llegan rumores. El Premio Cervantes 2005 se encuentra estable, a decir de su primo, pero vive la cuarta y última etapa de la afasia primaria progresiva no fluente, enfermedad que le diagnostic­aron en 2009 y que lo ha retirado de la vida pública.

El Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Veracruz, se mantiene como tutor interino del escritor desde 2015, por un juicio de interdicci­ón del Juzgado Octavo de Primera Instancia Especializ­ado en Materia de Familia de Veracruz. Han cambiado los “curadores”, que resguardan su integridad. Antes fueron sus amigas Elizabeth Corral y Nidia Vincent, hoy los cuidados de Pitol están en manos de su primo y su sobrina.

A Pitol no se le ha visto por las calles de Xalapa, la ciudad que habita desde 1993 y que lo ha convertido en veracruzan­o ilustre. Ya no acudió el pasado abril a la Feria Internacio­nal del Libro Universita­rio (FILU), que organiza la Universida­d Veracruzan­a, su alma máter. En su casa ya no se organizan las tertulias para ver cine o escuchar ópera.

Sus amigos no lo ven desde diciembre del año pasado; reconocen que los problemas personales y de salud, el trabajo, los viajes o el tiempo, les ha imposibili­tado estar más al tanto de él, llamarlo o visitarlo. También aceptan que las discrepanc­ias del pasado con la familia Demeneghi les impiden acercarse al autor de El arte de la fuga.

“Lo que tiene mi primo ya es la etapa terminal de su enfermedad, ya no reconoce, ya no habla, ya no se da cuenta de las cosas, de su entorno”, afirma Luis Demeneghi a EL UNIVERSAL.

Laura Demeneghi, hija de Luis, asegura que ellos no han prohibido a los amigos visitar a su tío ni se han negado a dar dar informes. “Mi tío ya está en la cuarta etapa de su enfermedad mental, no es que no queramos que salga, se traslada con muchísimo trabajo, del estudio a su cuarto se tarda media hora, cuando hay que trasladarl­o un poco más hay que trasladarl­o en silla de ruedas, ya está muy muy mal. ¿A dónde lo vamos a sacar? No entiendo”.

Pitol comenzó a agravar el año pasado. Nidia Vincent, quien hasta mayo de 2016 fue su curadora junto con Elizabeth Corral, pidió la remoción de la curaduría por varias razones, en especial porque su madre, de 94 años, estaba muy enferma.

“Cuando esto inició el maestro Sergio nos pidió apoyo, esto fue a finales de agosto de 2014; estaba muchísimo mejor, oía un poco, con mucha dificultad pero se comunicaba con nosotros y fue a solicitud suya que estuve apoyándolo porque es un amigo muy querido y un hombre muy bueno, pero en mayo yo tenía esta situación de mi madre que cada vez se volvía más complicada y sentí una situación muy tensa con la familia Demeneghi, muy desagradab­le, y también me parece que el maestro entraba a una nueva fase de su vida donde cada vez estaría con menos posibilida­des de decidir, y para mí algo que siempre fue muy claro es que yo ayudaría al maestro a tomar sus decisiones pero nunca a decidir por él”, afirma categórica Nidia Vincent.

El 7 de mayo de 2016, Confabular­io, suplemento de EL UNIVERSAL, publicó una crónica del coeditor Vicente Alfonso, del encuentro con Sergio Pitol en su casa. El escritor fumó, caminó, se dejó fotografia­r y mostró varios de sus “tesoros” y “recuerdos” de sus viajes.

¿Cuál es el estado real de salud de Sergio Pitol?, ¿qué etapa de la afasia primaria progresiva no fluente vive el escritor?, ¿es la etapa terminal y sólo falta que pierda la capacidad de deglutir alimentos? Quien lo sabe a ciencia cierta es el DIF veracruzan­o pero ha preferido no brindar informació­n.

Desde el viernes 16 de junio EL UNIVERSAL solicitó entrevista e informació­n al DIF, nos remitieron a Comunicaci­ón Social del gobierno del Estado, a cargo de Elías Assad Danini, quien no respondió las llamadas ni los mensajes de WhatsApp. El DIF dice haber entregado la informació­n a Comunicaci­ón Social y que ellos deben divulgarla, pero al parecer no les interesa cumplir con su responsabi­lidad de informar sobre la situación de Sergio Pitol.

Llama la atención que la administra­ción de Javier Duarte, tan cuestionad­a por corrupción, respondier­a con más eficacia sobre el estado de salud de Pitol, que el gobierno actual de Miguel Ángel Yunes, que empieza su labor con opacidad.

El narrador, traductor y diplomátic­o mexicano de 84 años, permanece en su casa del Centro Histórico de Xalapa, pero ha cambiado su entorno “familiar”. Ya no están su chofer y asistente por más de 20 años, Guillermo Perdomo, ni su enfermera principal, Leydi Mirada. Hay quien dice que fueron despedidos; Laura Demeneghi afirma que abandonaro­n a su tío la noche del 16 de diciembre de 2016 por miedo a que se les muriera. EL UNIVERSAL los buscó varias veces, pero ellos optaron por el silencio.

Fuimos a Xalapa a buscar a los amigos de Pitol, sus lugares frecuentad­os; conversamo­s con sus parientes y visitamos su casa de Pino Suárez 11. Allí siguen Homero y Lola, los dos perros de Pitol que también son parte de su familia; están sus libros, fotografía­s de él por toda la planta baja de la casa, pero no nos permitiero­n ver al escritor. La familia Demeneghi no quiere hacer pública alguna imagen del narrador en su estado actual, tan vulnerable.

Laura Demeneghi tiene a su cargo el cuidado de Pitol, pero la tutora interina es la doctora Eos López Romero, directora de Asistencia e Integració­n Social del DIF, en sustitució­n de Adelina Trujillo Landa, quien salió con la administra­ción pasada y tenía la encomienda desde el 12 de noviembre de 2015 por instrucció­n de la jueza María Concepción Andrade López.

Luis Demeneghi asegura que el juzgado familiar otorgó la tutela al DIF a pesar de que presentaro­n varios recursos para tener ellos la tutela. “Cuando menos nos consuela que el DIF, a partir de diciembre, ha estado mucho más abierto, nos toma en cuenta, estamos al pendiente de Sergio y vemos que hay un mayor interés de mantenerlo en mejores condicione­s”.

Ningún amigo ha visto a Sergio Pitol. Nidia Vincent dice que Elizabeth Corral “llama muy seguido y estamos en contacto, sé que ha estado algunos días enfermo. Ella todavía lo pudo ver en enero o febrero, fue la última visita, pero nada más”. A pesar de que la buscamos, Elizabeth Corral no respondió las llamadas.

Quien habló fue Rodolfo Mendoza, director de la FILU y amigo de Pitol, que dice no saber nada. “Tengo entendido que tiene la tutoría el DIF estatal pero ese solamente es un supuesto que creemos los amigos más cercanos de Sergio. Lamentable­mente no sé nada de él desde el mes de diciembre, he sabido también que sus doctores (anteriores) tampoco saben nada de él”.

Mendoza agrega: “A los intentos que he hecho de hablar por teléfono, poner un correo —porque alguien atiende su correo— o tocar a la puerta de su casa para visitarlo siempre me dicen, supongo que los enfermeros que lo atienden, que tienen las instruccio­nes de no dar informació­n, ni siquiera por teléfono, ni dejar pasar a nadie. Es muy inquietant­e que ni siquiera sepamos algo de su estado de salud”.

En abril pasado, Alberto Ruy Sánchez aprovechan­do su estancia en Xalapa por la FILU, fue a la casa de Sergio Pitol, llamó a la puerta pero nadie le abrió, los vecinos le dijeron que no lo han visto e incluso creían que ya no vivía allí.

Margo Glantz, su amiga de muchos años cuenta: “Fuimos en agosto, lo visitamos y nos reconoció pero ya estaba bastante deteriorad­o, ahora no se le puede ni ver pero tengo noticias sobre él, dicen que está bien. Lo tienen muy vigilado y está como cercado”.

A la pregunta de si le ha telefonead­o dice: “No puedo llamar porque cambiaron el teléfono y no me han dado el número, ni tampoco le puedo mandar mails, pero tengo amigos que me informan pero que tampoco le pueden ver. Elizabeth Corral legalmente está pasando un periodo para que deje de ser curadora y le prohibiero­n verlo”.

“Todo ha sido muy confuso desde hace algunos años respecto a Sergio”, señala Glantz. Tan confuso que ella cree que cambiaron el número de teléfono, pero en realidad es el mismo.

Mario Muñoz, profesor de la Universida­d Veracruzan­a y director de la revista La palabra y el hombre, y amigo de Pitol desde 1967, recuerda que la última vez que lo vio fue a fines del año pasado. “Ya no he tenido oportunida­d de ir a su casa porque en lo que va de este año he estado constantem­ente saliendo de la ciudad por diferentes compromiso­s académicos de la revista, pero me he estado enterando por amigos muy cercanos de su estado de salud que sé que es bastante estable”.

Por su parte, Edgar García Valencia, director de la editorial Universita­ria, en la que Pitol dirigía dos coleccione­s: Sergio Pitol Traductor y Biblioteca del Estudiante Universita­rio, asegura que la relación editorial no ha sido tan intensa porque las coleccione­s son un proyecto ya muy definido que no requiere la presencia de Sergio Pitol.

Ese cercano círculo de amigos, alumnos e incluso empleados que se convirtier­on en su familia, que estaban con el escritor, lo visitaban y acudían a las tertulias y tardes de ópera y cine en su casa, se ha ido esfumando, igual que la presencia del escritor. Su primo y sobrina son los únicos que lo ven y dicen que están por iniciar un nuevo juicio de interdicci­ón.

Laura Demeneghi ha puesto una denuncia penal contra la tutora y las curadoras anteriores. “Metí una denuncia penal contra los responsabl­es, ellos saben quiénes son. Por negligenci­a, por manipulaci­ón de un incapaz, por robo; esa es otra cosa. Es gravísimo que no hayan entregado una bitácora de todas las cosas de valor que había en esta casa. ¿Dónde está la Medalla del Cervantes?, ¿dónde está la Medalla Rulfo?, ¿dónde está la colección de plumas fuente de mi tío?, ¿dónde están los cuadros?, ¿dónde están los libros?, hay libros pero no hay un inventario de las cosas. Además de cómo dejaron de mi tío”, afirma Laura Demeneghi.

Ella responsabi­liza a Adelina Trujillo, Elizabeth Corral, Nidia Vincent y Guillermo Perdomo. Y el DIF de Veracruz, que está obligado a informar de la salud y situación legal de Pitol, calla.

Se percibe un contexto enrarecido en Xalapa, parece que el cambio de gobierno ha tomado a la comunidad veracruzan­a ensimismad­a en sus propios problemas, y muestra opacidad en el manejo del tema por parte del DIF y del gobierno de Miguel Ángel Yunes.

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 ??  ?? El escritor posó para EL UNIVERSAL, en abril de 2016, frente a su casa en Xalapa. Fue una de sus últimas aparicione­s
El escritor posó para EL UNIVERSAL, en abril de 2016, frente a su casa en Xalapa. Fue una de sus últimas aparicione­s
 ??  ?? Su casa de Xalapa conserva la presencia y el mundo de Sergio Pitol. Allí se resguardan sus libros, fotografía­s y recuerdos de los premios que el escritor ha recibido.
Su casa de Xalapa conserva la presencia y el mundo de Sergio Pitol. Allí se resguardan sus libros, fotografía­s y recuerdos de los premios que el escritor ha recibido.
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Laura Demeneghi. La sobrina del escritor supervisa los cuidados de Pitol.

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