EL REPORTERO Y
ERICK RAMÍREZ
Reportear sobre salud y ciencia no era sexy para la mayoría quienes estudiamos periodismo. En cambio, ocuparon nuestro interés y aspiraciones el informar sobre deportes, el espectáculo y la cultura, la política. Incluso había distraídos que nos daba curiosidad la economía.
Ya en el ejercicio profesional estas filias fueron alimentadas por los mismos medios. No se me ocurre redacción en este país con una sección de reporteros especializados en ciencia y salud como sí lo hay de otras áreas de la agenda pública. Cuando bien les iba en el 2019 a estos temas se les dedicaba algún suplemento, especial o nota dispersa.
La falta de espacios para la salud y la ciencia en medios respondían más un tema de mercado que a un desprecio por parte de dueños y editores. Se entiende que el entretenimiento siempre ha vendido más que la educación.
Este círculo vicioso era perpetuado también por una falta de talento especializado para encontrar y reportear temas que justificaran la creación de secciones fijas de ciencia y salud.
Dicha carencia ya añeja del periodismo nacional se ha notado durante los dos últimos años de pandemia.
El Covid-19 hizo que la agenda informativa virara drásticamente hacia la ciencia y la salud de un día para otro. Este interés renovado por una sociedad con miedo tiene cola larga y sólo en las últimas semanas la viruela símica, la hepatitis infantil y la quinta ola de Covid ha ocupado importantes espacios en las portadas de medios nacionales.
Y sin embargo, en la práctica, al reportero que cubría La Mañanera en 2019 le tocó armarse los especiales de Covid-19 en marzo del 2020. Se sabía el nombres de los 32 gobernadores y de todo el gabinete, no el origen y las implicaciones de nuevas patologías, tampoco tenía los contactos y fuentes de información para explicarlas bien.
En dos años de pandemia sin duda ha habido trabajos de calidad en los diferentes medios, sobre todo desde la óptica de sus implicaciones sociales, políticas y económicas.
Pero en un análisis somero de la cobertura
Enfermedad
Salud general sobre salud y ciencia, y me refiero a las diferentes enfermedades que han ido surgiendo, observo en la cobertura diaria que nos dejamos llevar por la alarma y el conteo de contagios.
En general, y en un ejercicio de autocrítica, hemos aportado datos sin contexto, contamos las mismas historias de tragedias personales una y otra vez y, en los peores casos, replicamos informaciones falsas.
La cobertura ha sido prioritariamente reactiva, no explicativa o analítica; estos
Sintomas
Vacuna
Pandemia dos últimos valores indispensables un buen periodismo.
Usted seleccione moda. Los criterios aplican.
Me queda la sensación que las fenomenologías científicas de los nuevos virus se quedan como un misterio para el mexicano común y eso en parte es culpa del periodismo nacional. Seguimos comprando tapetitos y pedazos de tela que no evitan contagios, por ejemplo.
Observo la cobertura de The New York para
la enfermedad arriba descritos
de se
Virus
Times y continuamente se trata de dar significado al Covid desde un punto de vista científico, cómo es que llegó, su evolución y sus implicaciones para la salud. También se cuestiona sobre la efectividad de las medidas sanitarias tomadas. La línea de fondo es que se está aportando valor, no miedo o confusión.
Pienso en cómo la violencia y el narcotráfico, por sus muy difíciles características, forzaron al periodismo mexicano a especializarse en esas áreas y a convertirse por sí mismo en un generador de conocimiento y talento. Libros, documentales, reportajes, entrevistas de primer nivel se han y siguen publicando, y entre las filas de este periodismo han egresado algunos de los mejores reporteros del país.
Hace mucha falta un periodismo en México que se dedique a hablar únicamente sobre lo corroborado por la observación, la medición, la experimentación, la formulación, el análisis y la modificación de las hipótesis. Especialmente en estos tiempos de la no verdad.