Cronómetro electoral
En mi temprana juventud, la moda entre adolescentes era acudir con adivinas que echaban las cartas y predecían que pasaría con la relación de noviazgo o si se aprobaría los exámenes de física y química.
En esos años, como hoy, las pitonisas y adivinadoras se ocupaban en decir cosas al gusto del cliente para garantizar, seguramente, el pago puntual de sus emolumentos o propinas. Sin embargo, lo que antes era una distracción, actualmente constituye la parte central de la existencia. Me refiero a la aparente ansia de cientos de miles de personas por arrojarse en brazos de cualquier idea, hecho que denota un total abandono del razonamiento y de la lógica. Lo preocupante es que parece no haber manera de rescatar de las garras de lo irracional a seres humanos que en todos los demás aspectos parecen ser sensatos e inteligentes. El pesimismo campea al conocerse que hasta en la considerada crema intelectual y ni se diga en la arena política, se leen textos sobre ocultismo y esoterismo, de los cuales una mínima parte abordan críticamente el tema. En sí mismas, todas estas creencias no tendrían nada de malo, reitero, todo mundo tiene cierta curiosidad por lo sobrenatural. Pero lo peligroso es que esta curiosidad está ahora movida por un deseo desesperado, ciego y generalizado por encontrar “la respuesta”. Así pues, millones de personas inteligentes, racionales y cultas creen haber encontrado la panacea universal en ideas a veces sin fundamento científico alguno. Cualquiera diría que perdieron la capacidad crítica o cayeron en las garras de una ingenuidad casi patológica. Esto suena dramático, pero es una evidencia casi irrefutable que acontece en el seno de sociedades avanzadas y sofisticadas del mundo, las cuales parecen rehenes del miedo y el odio. Esto no es una ironía de poca monta, por el contrario, representa un aviso de alerta.
Por lo pronto, el cronómetro electoral de 2016 sigue su marcha. En la selección de sus candidatos lo partidos políticos trataron de agenciarse las simpatías (y los votos), pero a causa de su desempeño provocaron que crecieran los rumores y ambiciones desbocadas, situación que nos dice que el maquiavelismo fue antes que Maquiavelo.
De hecho, en los comicios de julio de 2018 existe un considerable costal a repartir. Se elegirá presidente de la República y se renovarán las dos Cámaras del Congreso de la Unión, además de realizarse 30 elecciones locales. Serán tres mil 326 cargos de elección popular los que estarán en juego, incluyendo el jefe del Ejecutivo federal, diputados federales, senadores y nueve gobernadores.
Los estados en los que se renovará la gubernatura son Puebla, Morelos, Yucatán, Guanajuato, Tabasco, Jalisco, Veracruz, Chiapas y CdMx.
Los institutos políticos estaban hoy más que nunca obligados moral y jurídicamente a establecer y respetar procedimientos de corte democrático para decidir a quiénes postular como candidatos a los diferentes puestos de elección popular, no obstante…
Seguramente los temas de seguridad y corrupción ocuparán el sitio estelar en la agenda de las campañas con miras a la jornada electoral del 1 de julio de 2018. Se trata de temas muy sensibles que desatan cantidad de opiniones.
Lo anteriormente dicho convierte la presencia activa del Instituto Nacional Electoral (INE) en algo indispensable para mantener a raya los ánimos que en ocasiones se desbordan. Hay que entender que el INE es árbitro de esta contienda y como organismo que se ocupa de vigilar la observancia de leyes y reglamentos, debe mantener su nivel de confianza entre el electorado.
Por cierto, las determinaciones de la unidad de fiscalización del INE serán observadas detenidamente al instante de efectuar la revisión final de los gastos no sólo de los candidatos federales, sino de todos los participantes en las 12 elecciones estatales a desarrollarse simultáneamente, pues en sus atribuciones está determinar la pérdida del registro de candidatos y eventualmente el triunfo en las urnas.