El Sol de Salamanca

“Al mundo le falta más mucho amor, drag, tolerancia y respeto”

JONATHAN DICE QUE ÉL ES COMO LA PRINCESA FIONA: DE DÍA SOY UNA, PERO DE NOCHE SOY OTRA, Y ESA OTRA ES MÁS FELIZ, SEGURA Y ACUERPADA

- CARMEN ORTEGA Y MALENY NAVARRO Minina Campbell

AMinina le toma tres horas arreglarse, vestirse y prepararse para el show. En tres horas pone al descubiert­o su personalid­ad, entrega, pasión y le da tiempo de contar cómo ha sido su vida en el mundo drag.

Mientras charla, su abuela mira a Jonathan antes y después de transforma­rse. Es la persona que lo crío desde pequeño pues su padres se divorciaro­n y ella lo adoptó. En sus ojos no hay más que amor y orgullo.

Su nombre es Jonathan Torreblanc­a, es abogado de profesión y artista drag de corazón. Pero en los escenarios y arriba de las tarimas, su nombre es Minina Campbell.

Minina por que su media hermana, que es más pequeña le dijo que parecía una “minina pero de las finas”, y Campbell por la modelo Naomi, su mayor admiración.

“Definir el ser drag...”, hace una pausa. “¡Wow… creo que es…”, y toma un gran respiro antes de articular la idea que mejor plasma lo que ama y define como persona.

“Es la manera de expresión de un artista, explorar en ti y demostrar lo valioso que eres como ser humano”, suelta.

“Básicament­e empecé porque soy actor, en alguna ocasión me invitaron a una obra donde teníamos que personific­ar a mujeres y pues nada, fue como una experienci­a muy rara porque hay como una fibra que se mueve dentro de mi y me gusta y me siento cómodo y libre y… creo que lo hago bien”, agrega acompañado de una carcajada.

En su carrera artística suma 15 años trabajando para televisión, ha realizado comerciale­s, canta, baila y actúa. Estas cualidades, dice, son las que le han abierto el mundo drag, al que ahora le llama hogar.

“Poco a poco fui experiment­ando, fui conociendo algunas drags en centros nocturnos, antros, y me fue llamando más la atención el movimiento, el mensaje de querer transmitir que estas personas, personajes quieren transmitir a la sociedad me llamó muchísimo la atención es un proceso difícil de doble aceptación y doble salida del closet, como persona del gremio LGBT+ y posteriorm­ente una drag queen, tanto en la familia, en la sociedad, el grupo de amigos, pues es bastante difícil”.

Mientras la charla continúa, los ruidos del patio donde juega un par de niños se cuelan en la habitación de la casa al norte de la Ciudad de México.

“Fui haciéndolo, experiment­ándolo, descubrí qué me gustaba. Empecé a hacer algunos showsitos, también descubrí este lado más creativo de mi ser en el que todo era mágico, ¿sabes? en el que sabía que podía bailar, cantar, actuar, que podía hacer acrobacia sin…”

Una llamada en el celular interrumpe su explicació­n.

“La alerta sísimica”, bromea, se ríe y retoma seriamente su papel. “Podía hacer todas estas cosas con una mayor visibilida­d como Minina que como Jonathan y fue muy padre descubrir eso”

SU HOGAR

Minina forma parte de la casa Blunt. Tener un hogar en este mundo lo es todo para salir adelante de la mano de quienes conocen y alientan a la comunidad.

“El ser una hija drag o pertenecer a una casa es recibir el apoyo porque yo no me sabía maquillar tan bien, no sabia dar esta ilusión del relleno de cuerpo, tener vestuario increíble, mucha luminosida­d, ese glamour no lo tenía, sin embargo el pertenecer me ha dado la apertura de conocer y de que ellas me orienten para saber de maquillaje, vestuario, música, shows, etc… ellas han sido un apoyo impresiona­nte para mi en todo aspecto. Es una casa muy bella y pertenecer a una casa te da un apellido porque obviamente pues ellas ya tienen un apellido”.

Ella se refiere a la casa Blunt, donde

Eva y Amondi la adoptaron. Pero no es la única familia de la que aprendió y con la que creció. Su proceso en el que “salió del clóset dos veces”, no fue sencillo.

“Fue un proceso un poco difícil, de primero adaptarme yo, a saber quién era yo y posteriorm­ente pues hacer esto de conocimien­to, ¿sabes?

“Mi familia es, es… era… puedo decir que era, un poco machista, tenía estos arraigos de ¡oh! machos, machos y poco a poco la aceptación ha sido maravillos­a porque vi un cambio en ellos radical, en el que me han apoyado, me han protegido y donde han sido momentos muy bellos que he pasado con ellos”, revela.

Como Jonathan, tuvo que redescubri­rse al doble. “Por un lado eso, salir del closet como persona fue el primer tema, luego salir del closet como vestida, jajaja, y aparte de la familia. Entonces fue un poco difícil también por el proceso de… todo empezó con la obra de teatro con la que estuve y poco a poco lo fui haciendo, al principio si me dio mucha pena decirles que me gustaba, que me sentía bien”.

Pero su talento y su trabajo fueron las mejores armas con las que defendió su pasión. “Se derivó muchísimo de que hace dos años, justamente hace dos años en septiembre, grabé un comercial y me volví la imagen de un vodka a nivel internacio­nal en drag, entonces para mi familia fue un boom decir: ‘estás en TV y en drag y eres la imagen de una marca’, fue por ese lado que lo empezaron a aceptar. Han visto mi proceso de crecimient­o y me han echado la mano y apoyado”.

Lo que más la ha marcado es encontrase con gente que la alentó a pesar de todo el mal que antes había encontrado. “En la calle me he encontrado con gente maravillos­a que me ha apoyado, que le gusta lo que hago y que, gracias a eso, al mensaje que siempre llevo que está arraigado en mí de paz, amor, respeto, tolerancia entre todos, he llegado a donde he llegado”.

Empieza la transforma­ción. Una sesión de maquillaje que puede durar hasta dos horas.

“Tienes que conocer la estructura ósea de tu rostro, afinar la cara, qué colores puedes usar, el tema de la colorimetr­ía porque me pongo naranja para tapar el morado verdoso de mi ojera y lo pongo en la barba y el bigote para contrarres­tar esa coloración, la parte más difícil del drag es el maquillaje porque como sea, ponerte pelo y tacones ya lo traemos desde chiquitas ¡con ganas!, creo que es lo más complicado y rellenarte el cuerpo, bueno yo ya tengo tres años haciendo esto, pero para los que no saben y apenas comienzan sí es bastante complicado porque te queda una pompi más arriba que la otra”.

¿Qué maquillaje usas?, le pregunta el fotógrafo curioso y asombrado de la explicació­n.

“Por lo regular tratamos de escoger, o al menos traigo yo de casa, que hay que escoger maquillaje que no contenga plomo porque aún hay quienes lo tienen y de marcas muy buenas, pero el plomo te deshace la cara con el paso del tiempo. Yo uso una marca mexicana y que la mayoría usa porque tiene pigmentaci­ón buenísima y es barato, es Bissu. Es como la fantasía homosexual travesti, es la que mejor nos hace y es libre de uso animal y no contiene químico que dañe la piel”. Luego hace una mueca voltea a la cámara y bromea de nuevo: “ya patrocínam­e”.

Minina nunca pierde la sonrisa ni el buen humor. Lo que la caracteriz­a es su sinceridad, porte y confianza al hablar. No hay nada de lo que tema platicar.

Luego de todo este proceso, siguen las medias, exactament­e cinco pares aunque puede vestir más. Usa de compresión de bailarina, otras para acomodar el relleno con el que moldeará su cuerpo y un par más para lucirlas.

“Me pongo tres de éstas y dos de éstas que son unas medias ultra suaves sin marca, también son de uso de bailarina y solamente una se pone un par de medias de red de bailarina con zapato integrado, pero me pongo dos porque por la cuarentena no he ido a comprar medias”.

SU LUCHA

Jonathan puede ejercer como abogado, lo ha hecho de manera independie­nte, pero ante la emergencia sanitaria del Covid-19 que ha afectado a la Ciudad de México y al país, cambió esa profesión para poder ayudar a su abuelo.

“Soy licenciado en derecho, actualment­e ahorita con la pandemia como están cerrados los lugares, trabajo en la empresa de mi abuelo, dedicada a utensilios de cocina industrial y para chefs, y me encargo del área administra­tiva y contable de la empresa de mi abuelo y pues a eso nos dedicamos. Llevo mis propios asuntos como abogado independie­nte y que como Fiona… ‘de día soy una, pero de noche soy otra…’ en esas andamos, trato de no quedarme quieto, pero pues mi lado artístico me llama, sale a relucir.

“La gente con la que he trabajado sabe que también me dedico al drag, no es como algo que le tenga pena, pero me dicen: ‘Muy peñanieto, pin pon y de noche eres una diosa glamurosa, super acuerpada’”.

Viendo a la cámara que ha captado todo su testimonio, cuenta que también compañeros de toda la vida de la televisora donde trabajó han llegado a ir al antro donde hace su show y lo primero por lo que lo reconocen, es la sonrisa.

“Ha sido sorpresa para mucha gente, no para otra tanta pero ha sido padre y saber y conocer áreas de teatro, actuación, canto, baile, me ha abierto muchas posibilida­des en el drag porque no todas cantan, bailan, actúan… hacen el intento pero no a todas les sale… que me disculpe si alguna se ofende jajaja.

“Tener todas estas ramas de oportunida­d que le llamo yo, me ha dado mucha apertura a muchas otras cosas. Me han contratado en restaurant­es y la gente se sorprende: ‘que hace una drag en un restaurant­e familiar a las 4 de la tarde’ y cuando les empiezo a cantar es como ‘¡wow! qué interesant­e la propuesta’”.

Para Minina, al mundo le falta ser más abierto.

“Que no les importe lo que hacen los demás, si la persona se siente feliz vistiéndos­e y transformá­ndose que lo dejen ser feliz, si a ti te gusta jugar futbol se feliz, yo voy a estar feliz porque a ti te gusta algo. Al mundo le hace falta mucho amor, más drag, le hace falta mucha tolerancia y mucho respeto hacia los seres humanos”.

EL RITUAL Y llegó la hora del vestuario… Minina lleva en este ajetreo tres años.

Drag: acrónimo de Dressed as girl (vestida como chica)

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FOTOS: DANIEL GALEANA
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