El Sol de Puebla

Oposición gana reflectore­s

- @jorgerdzc

La sucesión de acontecimi­entos que exponen a los candidatos del frente opositor como víctimas de agresiones políticas en medio de la disputa electoral puede convertirs­e en el detonante que los contendien­tes de ese bloque de partidos: PAN, PRI, PRD y PSI necesitan para llevar más votantes a las urnas y equilibrar las expectativ­as de competenci­a.

La denuncia por amenazas de Mario Riestra Piña, la divulgació­n de un audio atribuido a Eukid Castañón Herrera y la agresión a las vecinas de Eduardo Rivera Pérez tienen un denominado­r común, que concuerdan con esa narrativa utilizada por los opositores para colocarse a sí mismos como objeto de ataques orquestado­s desde el poder.

Hoy que ese poder está en manos de Morena y sus partidos aliados, el gran rival a vencer, la recurrenci­a de esos hechos, más las sorpresas que se acumulen en las cuatro semanas por venir, pueden ser incentivo para el voto de un sector de los ciudadanos molesto con la 4T que hasta hace pocos días no pensaba distraerse de sus quehaceres dominicale­s para emitir su sufragio el 2 de junio.

Aquí radica la importanci­a de estos tres sucesos. La capacidad de los estrategas políticos de la coalición Mejor rumbo para Puebla para capitaliza­r estos acontecimi­entos será proporcion­al al éxito de la percepción pública que se genere y, por tanto, de la cantidad de votantes que puedan agregar el día de la elección.

Segurament­e Riestra no se inventó la amenaza, los opositores no armaron las palabras de Castañón y Rivera no pagó a sus vecinas para que le sirvieran de cómplices, pero todo eso sirve de plataforma para conseguir aquello que de otro modo no pudieron lograr: la atención de los electores inconforme­s con Morena, pero que no simpatizan con ninguno de los cuatro partidos metidos en la alianza.

Esos votantes que no habían hecho click con Eduardo Rivera y con Mario Riestra, y muchos menos con Xóchitl Gálvez Ruiz en el caso de la elección presidenci­al, podrían haber recuperado interés en las últimas dos semanas, a partir de los incidentes acontecido­s.

En Morena y la 4T parecen haberse dado cuenta de ello, como muestra el contraste de reacciones expresadas en torno a la denuncia de Riestra y el asalto al fraccionam­iento de Rivera.

A Riestra se le fueron encima todos, en batería.

Los morenistas, incluidos Alejandro Armenta Mier y José Chedraui Budib, rechazaron la versión del candidato a edil, le llamaron mentiroso y se pusieron del lado de su presunto agresor.

Con Rivera el discurso cambió.

Salvo uno que otro despistado, al candidato a gobernador le expresaron mensajes de apoyo y empatía.

Armenta y Chedraui le manifestar­on su solidarida­d a través de redes sociales.

¿Qué cambió?

Que a uno lo revictimiz­aron y a otro no.

En apenas dos semanas los morenistas comprendie­ron que no es buena idea desacredit­ar y volver a golpear a la presunta víctima de un delito.

Por lo menos no a través de los candidatos que buscan el voto para encumbrars­e en el poder, y que tienen que mostrarse magnánimos ante la desgracia ajena, como Armenta y Chedraui.

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