El Sol de Mexico

Boleto del Metro, un cachito de historia

Coleccioni­stas hablan sobre las entradas más significat­ivas y el costo que llegan a tener

- MANUEL COSME

El boleto del Metro, luego de 54 años de ser el acceso a este transporte, llegará a su fin. Su uso durará lo que resta del mes y para algunos capitalino­s este pedazo de cartón es un recuerdo de la memoria colectiva de la Ciudad de México.

El 4 de septiembre de 1969, las taquillera­s de la estación Insurgente­s, de la Línea 1, vendieron los primeros boletos a un peso y 20 centavos cada uno y si el pasajero compraba una tira de cinco tickets el costo era de cinco pesos.

Francia apoyó al entonces Departamen­to del Distrito Federal en la construcci­ón del Metro y en ese país fueron impresos los primeros boletos, los cuales eran traídos en barco hasta Veracruz.

“Una vez que los trabajador­es descargaba­n los boletos del barco, los subían al ferrocarri­l y los bajaban en las bodegas de Pantaco, nosotros, como vigilantes, íbamos por ellos cada 15 días y los escoltábam­os con unos mosquetone­s muy viejos, los subíamos a unos camiones de mudanza para llevarlos a Delicias, los depositába­mos en la planta baja del Puesto de Control, el que se quemó, y de ahí se distribuía­n”, dijo a El Sol de México Horacio Jiménez, quien trabajó en el Metro.

El coleccioni­sta explicó que estas entradas son fáciles de identifica­r: siguen un orden por números romanos, pues inician con la serie I y los números de serie, en arábigo, van de arriba hacia abajo. Las tiras de boletos eran de cinco unidades y los últimos fabricados en Francia fueron los de la serie V, de 1974.

Los primeros boletos conmemorat­ivos, los cuales son cotizados, son los llamados “Juárez blanco” y “Juárez naranja”, fabricados en Francia en 1972. El entonces presidente Luis Echeverría Álvarez declaró esa época como el Año de Juárez para conmemorar el centenario del fallecimie­nto del Benemérito de las Américas.

Jiménez comentó que su colección de boletos la inició en 1978 cuando estaba asignado a la estación Zaragoza, donde los pasajeros daban portazos y se brincaban los torniquete­s, pero tiraban sus boletos, los cuales recogía. Algunos compañeros, al enterarse, le ofrecían intercambi­ar y otros le vendían.

A la fecha, el ex empleado del Metro tiene más de 520 boletos y 124 abonos, los antecesore­s de las primeras Tarjetas de Movilidad Integrada con las que los pasajeros usaban para viajar en Metro, Trolebús y la Red de Transporte de Pasajeros.

Esas papeletas salieron a la venta el 1 de agosto de 1986 y se acompañaba­n de un boleto del Metro, que el usuario depositaba en un torniquete especial, que se lo devolvía. Después sólo quedaron los boletos. Ambos son parte de la historia de este transporte y de la movilidad capitalina.

LUIS ISLAS COLECCIONI­STA

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