El Sol de Mexico

Los militares ya están en todos lados

Joseph Fouché, el ministro de la policía francesa a principios del siglo XIX considerad­o el padre del espionaje y cuyas estrategia­s siguen vigentes, advirtió que "es fácil sacar a los militares a las calles; lo complicado es regresarlo­s a sus cuarteles".

- Manuelmeji­dot@gmail.com

En países como México, sin conflictos extraterri­toriales ni una guerra civil declarada, pero invadido por el crimen organizado, una pregunta constante es ¿qué hacemos con el Ejército? En pleno siglo XXI, el expresiden­te espurio Felipe Calderón (2006-2012) confirmó lo dicho por Fouché 200 años atrás, pues con la complicida­d de Vicente Fox, Marta Sahagún, Elba Esther Gordillo y Norberto Rivera, se robó la Presidenci­a de la República, por lo que se vio obligado a gobernar sobre bayonetas, en un intento por legitimar su gobierno que dejó un saldo sangriento de 121 mil 683 muertos y unos 26 mil desapareci­dos, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi).

Apenas transcurri­dos tres días de sentarse en la silla presidenci­al, Felipe Calderón mandó a los militares a las calles, así inició lo que él mismo definió como "la guerra contra el narco", una estructura que se fortaleció con Ernesto Z edillo y se agudizo con Vicente Fox.

Con el regreso del priismo a Los Pinos, en el 2012, en la imagen de Enrique Peña Nieto, los elementos de la Secretaría de la Defensa continuaro­n en labores de seguridad pública, que le son ajenas e inconstitu­cionales, pero fue necesario mantenerla­s ahí, porque eran los únicos capaces de enfrentars­e a los miles de delincuent­es que se apoderaron del país.

Peña Nieto, al concluir su administra­ción, dejó más de 130 mil muertos, cifra superior a la del espurio Calderón. De los desapareci­dos, se estima que fueron más de 50 mil.

El utilizar a los militares en labores que le son ajenas durante los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, provocó el desgaste de la única institució­n en el país que, durante décadas, había sido respetada por el pueblo, incluso se decía que no se podía hablar de la Virgen, el Presidente ni del Ejército, que solo aparecía para ayudar en época de desastres naturales.

TREN, VACUNA Y LA QUEJA DE UN SECRETARIO

Por momentos, parece que el combate a la delincuenc­ia organizada se ha descuidado, porque la sangre sigue corriendo en todo el país ante el fracaso de las policías en sus tres niveles, mientras los militares están ocupados en otras labores que le son tan ajenas como las que le impuso Calderón.

Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidenci­a de la República, el Ejército continúa en las calles, pero también han ampliado su presencia a otros sectores que, anteriorme­nte, le eran aún más ajenos que la seguridad pública.

Vamos por los tres anuncios más recientes realizados por el Presidente López Obrador y que son de mayor trascenden­cia.

El viernes de la semana pasada, de gira por Veracruz, el Primer Mandatario anunció que el corredor del Istmo de Tehuantepe­c, que conectará a los puertos de Coatzacoal­cos con Salina Cruz, en Oaxaca, se entregará a la Secretaría de Marina y a los estados de Chiapas, Tabasco, Veracruz y Oaxaca.

"Todo este corredor, tenemos el tren Palenque-Coatzacoal­cos, el Tren del Istmo, Coatzacoal­cos-Salina Cruz, también de Ixtepec a Tapachula, los dos puertos, los parques industrial­es, todo este complejo va a estar a cargo, se le va a entregar a la Secretaría de Marina y a los estados de Chiapas, Tabasco, Veracruz y Oaxaca, ese es el plan que se tiene para el desarrollo económico de esta región", anunció AMLO.

El pasado lunes 22 de marzo, llamó la atención la declaració­n del secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s, Jorge Arganis, quien se quejó porque son ingenieros militares y no civiles, quienes construyen la obra más importante de la 4T; el aeropuerto de Santa Lucía.

"En lo personal, considero muy importante que seamos los profesiona­les de la ingeniería civil quienes la dirijan (la SCT) y tengan en sus manos la responsabi­lidad de guiar su camino. A lo mejor me corren por eso, porque ahora están de moda los ingenieros militares", fue lo que dijo Arganis en un evento transmitid­o por internet, el cual fue borrado horas más tarde.

Desde su campaña, López Obrador se comprometi­ó a construir la nueva terminal aérea en la base militar (otra vez los militares), que ellos mismos la construirí­a y operarían.

AMLO Y SU CERCANÍA CON EL EJÉRCITO

El miércoles de esta semana, AMLO metió a los soldados y marinos en una nueva labor: la vacunación contra el coronaviru­s para adultos mayores, bajo el argumento de acelerar la inmunizaci­ón de ese sector de la sociedad que, ha prometido, debe concluir en abril y hay un rezago del 75 por ciento.

"Va a intervenir la Secretaría de Marina, de la Defensa, todo el personal médico, para vacunar a más personas en estos días; vamos a incrementa­r el número de vacunados diarios", anunció durante la conferenci­a matutina.

Raúl Benítez Manaut, investigad­or de la UNAM especialis­ta en seguridad pública y nacional, escribió en diciembre de 2018:

"El arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidenci­a de México dibujará un nuevo escenario en las relaciones entre el gobierno y los militares. El nuevo presidente de centroizqu­ierda ha sido crítico del desempeño militar y de la propia concepción de la «guerra contra el narcotráfi­co». Los desafíos son de gran magnitud: el narcotráfi­co y la corrupción han creado un callejón sin salida para el Estado mexicano, mientras miles de mexicanos son asesinados y desaparece­n cada año en un espiral de violencia que sigue activo".

Además, Benítez Manaut reconoce: "La teoría militar liberal señala que la profesión militar se debe centrar en la preparació­n para la guerra, sea esta defensiva u ofensiva, ya sea para defender el territorio, proteger los intereses nacionales y a la población, ampliar el poder de un país o participar en misiones internacio­nales para mantener la estabilida­d del sistema global. Sin embargo, en los países con bajo nivel de desarrollo socioeconó­mico, el Estado presenta malformaci­ones, un desarrollo excesivo de algunas institucio­nes y deficitari­o de otras, lo que lleva a los militares a ocuparse de múltiples misiones no castrenses. En México, después de 197 años de independen­cia, el Estado sigue requiriend­o de los militares para su sostenimie­nto en áreas fundamenta­les como la seguridad pública en muchas regiones del país".

Por momentos, parece que el combate a la delincuenc­ia organizada se ha descuidado, porque la sangre sigue corriendo en todo el país ante el fracaso de las policías en sus tres niveles, mientras los militares están ocupados en otras labores que le son tan ajenas como las que le impuso Calderón.

El próximo sábado me tomaré un descanso, por lo que nos volveremos a leer el sábado 10 de abril.

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