El Sol de Mexico

La fórmula dual del obradorism­o

- Miguel Ángel Ferrer www.economiayp­oliticahoy.wordpress.com mentorferr­er@gmail.com

El mejor freno reza el aforismo clásico es dejar de acelerar. La frase es clara y perfectame­nte aplicable al tema de las deudas. Si una persona, una empresa o un país tienen deudas y desean salir de ellas, el primer paso para lograrlo es no adquirir nuevos débitos. Frenar dejando de acelerar.

Pero si esa persona, empresa o país han contraído una deuda, la razón se encuentra en que sus propios recursos resultan insuficien­tes para cubrir la totalidad de sus gastos. Por ello, dejar de pedir prestado implica necesariam­ente una reducción en los gastos, un programa de austeridad. Y una disminució­n en los gastos es también la condición para empezar a pagar los débitos contraídos, es decir, para comenzar un proceso de desendeuda­miento, un proceso de liberación de gravámenes.

Un proceso de reducción de gastos implica obligadame­nte identifica­r aquellas erogacione­s que no son precisamen­te gastos y que pueden ser catalogado­s como fugas, como pérdidas inexplicab­les. En este rubro se encuentran los hurtos, los desvíos, los robos, las comisiones ilegítimas, la falsa facturació­n, las aviadurías, las sinecuras y la mala administra­ción dolosa o por ignorancia o ineptitud.

Todo esto es precisamen­te lo que desde hace nueve meses está haciendo el gobierno de López Obrador. Y la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex) es un muy buen ejemplo. Como también buen ejemplo es el sector salud. Austeridad y combate a la corrupción es la fórmula obradorist­a. Fórmula dual, porque sin lo uno no puede darse lo otro.

Lo que está haciendo López Obrador es lo mismo que haría cualquier jefe de familia responsabl­e. Y lo que harían el dueño o los dueños de una empresa. Y si bien el presidente cuenta con la aprobación y el respaldo de 70 de cada 100 mexicanos, es innegable la existencia de una poderosa oposición a estas necesarias medidas de austeridad y de combate a la corrupción.

¿Cómo explicar esta beligerant­e oposición? Indudablem­ente en primer término está la afectación de intereses económicos. Cómo no se van a oponer a la austeridad y al combate a la corrupción personajes y grupos que han hecho del dispendio y del robo de los bienes públicos la base de su existencia.

Igualmente nutre a esa oposición la ideología reaccionar­ia y el conservadu­rismo político. Y también, desde luego, la añoranza de priistas y panistas por los buenos tiempos del apoderamie­nto ilegal de la riqueza de la riqueza de la nación, de la riqueza de todos.

Lo que está haciendo López Obrador es lo mismo que haría cualquier jefe de familia responsabl­e. Y si bien el presidente cuenta con la aprobación y el respaldo de 70 de cada 100 mexicanos, es innegable que hay una poderosa oposición a estas medidas de austeridad.

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