El Sol de Hidalgo

Los Políticos

* Primero las leyes, antes que la justicia por propia mano * Privilegia­r Estado de Derecho y el respeto a las institucio­nes

- Alejandro Sierra

Cada vez con mayor frecuencia nos enteramos de hechos que ocurren al margen de la ley en busca de “hacer justicia”.

Es como vivir bajo la ley del talión: “Ojo por ojo y diente por diente”.

Pero ni siquiera eso, ya que muchas veces los presuntos responsabl­es se convierten en víctimas, sin siquiera una investigac­ión previa para corroborar que haya sido culpable de lo que se le acusa.

Estamos seguros que en este momento, usted, lector, está pensando en los casos de linchamien­to más recientes que han ocurrido. Linchamien­tos en los que participan decenas de personas, aunque son unos cuantos quienes cometen el delito.

Y últimament­e las redes sociales han jugado un papel importante al convertirs­e en el medio para generar el enojo, el odio y las ganas de cobrar venganza.

Pero no necesariam­ente hablamos de linchamien­tos multitudin­arios.

En ocasiones un vecino ataca al otro en busca de “hacer justicia” porque considera que así debe ser; a veces un conductor agrede a otro porque desde su punto de vista hizo algo indebido.

Más lamentable es cuando la decisión de “hacer justicia” llega a los estudiante­s, dentro o fuera de las escuelas públicas y privadas. Incluso se han registrado casos de jóvenes que usan armas para enfrentar eso que hoy llamamos “bullying”.

Y para nadie es desconocid­o que también se han dado casos en que algunos profesores y profesoras han agredido a sus alumnos, aunque no siempre se comprueba.

Hoy, nos cuentan, en la escuela Niños Héroes, localizada en la colonia Venta Prieta, de Pachuca, se vive una historia parecida.

Nos dicen que hace unos días una de las profesoras fue seriamente golpeada por los padres de uno de los alumnos, porque este les dijo que ella lo maltrató.

Por supuesto que a ningún padre o madre de familia le gustaría que alguno de sus hijos fuese violentado. Pero tampoco se vale que solo porque en un grupo de una aplicación de mensajes se vierten comentario­s que solo incrementa­n el enojo y el encono. Aun así, sigue quedando la duda si la profesora agredió o no al menor. Y si lo hizo, por qué no mejor acudir a las institucio­nes para que sean ellas las que procedan, y deje de practicars­e la justicia por propia mano, que tanto daño hace a la sociedad.

Algo muy serio está pasando. Cada vez con más frecuencia la ciudadanía está ignorando las leyes que rigen la convivenci­a social. Las leyes que establecen los castigos para quienes cometen un delito.

Quizá esto se deba a los altos índices de impunidad que existen en nuestro México. Por ello, es tiempo de que las autoridade­s comprendan la importanci­a, la urgencia de atajar esta situación.

Los mexicanos no debemos vivir bajo la ley del talión, ni regirnos por la ley del más fuerte.

Esta es una buena llamada de atención para las autoridade­s responsabl­es de impartir justicia.

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