El Sol de Durango

La historia de Casandra, mujer trans duranguens­e

“Uno se va haciendo de un nombre, de valores, de respeto, empecé a ganarme el respeto; también empecé a aprender el oficio de la peluquería y más respeto todavía”, dijo nuestra entrevista­da

- PERLA RODRÍGUEZ

Su nombre de pila es Luis Enrique Altamira Alanís, “pero pues la gente me conoce como Casandra (…) toda la vida me han dicho así, desde los 18 o 20 años”, contó para El Sol de Durango una de las figuras más respetable­s de la comunidad LGBTQ+ en la ciudad capital, donde logró hacerse además de un nuevo nombre, de un oficio en el cual lleva 27 años.

En el corazón de la ciudad, en la zona centro, sobre calle Zarco, entre 20 de Noviembre y 5 de Febrero, se encuentra la Estética Unisex Casandra, que ha sido atendido por ella desde hace casi tres décadas.

Si bien tiene una amplia experienci­a en los negocios, también tiene una interesant­e historia que contar en el marco del Día Internacio­nal del Orgullo LGBT, que se celebra precisamen­te este viernes 28 de junio. Ella es una de los 10 hijos que tuvieron Ángel Altamira y Amada Alanís.

Hace memoria y tiene como referencia que su transición fue desde los “tiempos del parque”, pues tuvo una etapa en la que acudía con regularida­d al Parque Guadiana para jugar voleibol, aunque desde mucho antes se supo con otras preferenci­as.

“Ahí acudíamos muchas personas gay’s a jugar voleibol (…) pero desde siempre supe, desde que estaba en la primaria, yo me veía diferente cuando tenía como siete años de edad , ya me fijaba en los compañeros, me acuerdo que me gustaba arreglarme mis pestañas”.

A su generación le tocó una época aún más complicada, se trata de la década de los 70’s, cuando todo era visto con otros ojos y pensamient­os, de tal manera que no era bien visto que alguien dijera ser parte de la comunidad. “Ahorita ya está todo servido en charola de plata”.

Antes, era una lucha fuerte en las familias, contra el machismo de los papás, hermanos. Contó Casandra que en su momento le restringie­ron cosas, desde no juntarse con tales personas, hasta otras situacione­s, eso fue solamente al inicio.

“Siempre me aceptaron, me fui ganando el respeto más que nada”.

Pero “uno se va haciendo de un nombre, de valores, de respeto más que nada, empecé a ganarme el respeto; también empecé a aprender el oficio de la peluquería y más respeto todavía”. Y es que cada día se tienen que enfrentar todos los miembros de la comunidad a que la gente los vea diferentes.

“Más bien la gente lo hace sentir a uno diferente, pero es uno igual, nada más las preferenci­as cambian, pero igual se trabaja, se lucha y todo lo demás es igual”.

CAMBIÓ DE LUIS ENRIQUE A CASANDRA, E INICIOS COMO EMPRENDEDO­RA

En determinad­o momento se fue mostrando el cambio entre Luis Enrique y Casandra, “me empecé a dejar crecer el cabello”, a la par me arreglaba las pestañas.

Le surgió oportunida­d de irse a trabajar a Baja California Sur, y fue cuando regresó que tuvo una nueva propuesta, que fue la de su negocio, el cual mantiene activo hasta hoy, 27 años después. Para ese momento ella ya tenía experienci­a, ya trabajaba es otras estéticas.

“Aquí me salió la oportunida­d de un amigo, empecé a trabajar con él, y él no se quiso entender del negocio, y me lo traspasó, y ya que me quedé aquí”.

Ha sido complicado, pues refiere que ha tenido bajas, subidas, altibajos, y una de sus experienci­as más complicada­s y recientes, fue la terrible pandemia del COVID-19, que derivó en un confinamie­nto obligatori­o, y con ello con la parálisis de todo tipo de negocio.

CASANDRA FUE UNA DRAG POPULAR

En la época de los 80’s y 90’s, Casandra se dedicó al show travesti, fue una drag, y esto le trajo grandes experienci­as. Considera que esto también ha cambiado de aquellos años a la actualidad.

“Nos preparábam­os consiguien­do pelucas, vestidos, bordábamos, y ahora ya todo está a la mano, ya lo compran todo listo, y antes buscábamos las zapatillas, les poníamos diamantina, conseguíam­os cosas en Guadalajar­a, México, antes era muy difícil para nosotros”.

CASANDRA Y SU HERMANA CUIDARON SIEMPRE DE SU MADRE

Mientras su padre murió joven, a la edad de 64 años, su madre llegó a los 90 años, y fue Casandra y su hermana quienes se quedaron de compañía, y para cuidarla.

“Yo nunca la abandoné a ella, mi madre, siempre estuve con ella. Las personas gay’s son los que nos quedamos con las madres”.

Casandra expresó un consejo a quienes empiezan en la lucha…

“…que se acepten, que se preparen, que tengan una carrera o algo, es difícil ser una persona considerad­a diferente, hay que tener estudios, una carrera, algo que lo avale a uno, porque si no se prepara uno es una vida muy difícil”.

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FOTOS: LEÓN ALVARADO Casandra nos cuenta su historia
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Es propietari­a de una estética

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