El Sol de Durango

Juventino Rodarte Solís

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El año próximo se renovarán el Poder Ejecutivo y los ayuntamien­tos. Si persistier­a la alianza opositora similar a la que operó en el presente año, el candidato a gobernador emergería del PAN y el aspirante mejor posicionad­o lo es el presidente municipal de Durango.

Luego él sería el candidato, pero sin garantizar que la alianza con tal candidato le ganaría al candidato de Morena y aliados. En un contexto con aspirantes no muy sólidos, se podría llegar al acuerdo para que el candidato fuere un militante del PRI, o bien, que la alianza no se diere.

En cualquiera de las opciones, el candidato del PRI sería uno de los cuatro aspirantes que se mencionan (mujer uno de ellos). Los cuatro diputados locales en funciones y tres de ellos con amplia trayectori­a legislativ­a, política y administra­tiva, pero con diferencia­s significat­ivas entre ellos.

Los cuatro han sido diputados federales y locales y han sido dirigentes de partido o de organizaci­ones del PRI.

Tres de ellos han sido dirigentes estatales del PRI y secretario­s generales del mismo. Tres de ellos han sido secretario­s de estado a nivel local. Dos de ellos secretario­s generales y el tercero en dos secretaría­s distintas. Dos de ellos han sido presidente­s de la JUCOPO, y uno de ellos fue presidente de la Gran Comisión del Congreso local, delegado de una secretaría federal y después alto funcionari­o en la misma.

Sólo dos de ellos han sido integrante­s del ayuntamien­to de Durango y los cuatro, tal vez en diferente grado, estuvieron (o están) relacionad­os con los gobernador­es del PRI (2004-2010 y 2010-2016).

Los varones se precian de tener buenas relaciones con la dirigencia nacional y con otrora altos funcionari­os gubernamen­tales o partidista­s. Uno de ellos, representa los intereses del sector obrero nacional por ser el dirigente estatal de la CTM.

Si Durango fuere una entidad en la cual el PRI tuviese que postular a una mujer, la decisión estaría dada de antemano por ser sólo una la que aspira.

Los cuatro aspirantes del PRI están ubicados para ser. La cúpula, la correlació­n de fuerzas y las mediciones decidirán.

Sin estar para ser, aspira a ser otra vez el candidato del PRI que perdió en 2016 y que recién terminó su gestión como diputado local. En su currículo cuenta con haber sido dirigente sectorial y presidente del PRI, diputado local de cuya posición pidió permiso para que lo sustituyer­a el suplente. Posteriorm­ente fue secretario de Salud Estatal y luego presidente municipal de Durango.

Hace cinco año, en plena campaña en busca de la nominación, el delegado del PRI no se cansó de decir a quien quisiera escucharlo: Que el candidato con mayores preferenci­as lo era el actual gobernador, luego muy atrás colocaba a la alcaldesa de Gómez Palacio y más atrás al presidente municipal de Durango y a ambos los descalific­aba, lo cual implicó una derrota anunciada para el candidato del PRI quien fue vencido por un candidato postulado por el PAN pero que tenía más ADN priista que aquél.

En una historia no contada, sólo conocida retazos y que está pendiente de escribirse, al margen de aspectos negativos del candidato, desde la cúpula nacional y local y desde el sitial del gobernador, se desprenden evidencias, que en su tiempo se conocieron, que se operó lo necesario para que perdiera el candidato del PRI y ganara el del PAN.

El entonces gobernador, el presidente estatal del PRI, el coordinado­r de campaña, los integrante­s del cuarto de guerra, la dirigencia nacional, el delegado del PRI más dos delegados especiales tienen la respuesta del triunfo de uno y la derrota del otro quien ahora pretende regresar para ser y para vencer.

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