De buen linaje
En este restaurante la técnica robata se presta a que el comensal tenga el control en la cocción de los alimentos
Hono nace en el seno de uno de los mejores grupos restauranteros que nos ha dado la ciudad, quienes están a cargo de La Docena y Juniko. Y es precisamente donde estaba la Cervecería Unión, en calle Sao Paulo y Av. Américas, donde ahora ocupa su lugar este nuevo concepto japonés, en el que encontrarás este robata que es un método ancestral de cocinar en la chimenea, que aterrizado en términos coloquiales, es tener en tu mesa una parrilla con carbón para cocinar tú mismo y al gusto carnes y vegetales. El lugar es amplio y muy bonito, excepto el mobiliario que parece no pertenecer al estilo, pero estamos aquí para platicar de comida y no de decoración.
Acudí un viernes con mi buen Yorsh e iniciamos con un crispy ramen ($220, en la foto) que era una pasta de ramen frita con un ragú de res a la boloñesa muy bien logrado y de gran sabor que denotaba horas de cocción y oficio. Está acompañado de medio huevo cocido con la yema casi tierna de color anaranjada a medio cocer, unos tallos de bok choy que es este vegetal con un sabor parecido a la acelga, y unas rodajas perdidas de chile serrano. Al inicio todo sabía cómo desintegrado, pero al tiempo que el ramen fue amalgamándose con el ragú inició una gran combinación que nada tuvo que ver al principio. Recomiendo lo dejen crecer unos minutos.
Seguimos con un Robata de costilla ($320), petit filet ($320) y Aki huerto ($75). Las carnes son calidad Wagyu Durango de gran calidad y con buen marmoleo, a los que nos prestamos a poner en nuestra parrilla con carbón y darle nuestro término al gusto. Aki huerto son verduras crudas para también poner a asar.
Para tratar de seguir un poco la línea y esconder la culpa de tragones, ordenamos una ensalada de alga ($95) es de alga natural, es decir; no la lámina con lo que envuelven los rollos, revuelta con fideo de arroz a la que espolvorean ajonjolí y decoran con rábano sandía. La sirven en un platito hondo y tiene un aderezo, que es de mis favoritos, de aceite de ajonjolí tostado y vinagre de arroz. Es fuerte y a la vez dulce, le da mucho carácter, personalidad y un sello en el pasaporte que te traslada al Viejo Oriente.
Por último un rollo de Spicy tuna ($185). Aquí debo comentar que su restaurante hermano Juniko, uno de los que considero de los mejores japoneses de México, y pedir este platillo en Hono es probar un poquito de ese maravilloso hermano. Lo elaboran de la manera correcta, es decir; normalmente lo recibimos muy compacto y apretado cuando en realidad tiene que venir suave en su envoltura y sin estar tan apretado, ahí siente mucho mejor el sabor del arroz y su interior, que en este caso estaba el atún muy picadito, revuelto con la sriracha en su punto. ¡Sé feliz!