El Informador

Reforma energética

- Luis Jorge Cárdenas Díaz luisjcarde­nas2@hotmail.com

La reforma energética tiene su origen en el Artículo 27 Constituci­onal, impulsada por el Presidente Lázaro Cárdenas en 1938, que mantenía la propiedad exclusiva del Estado sobre los recursos materiales del subsuelo y suprimía las concesione­s sobre el petróleo y los carburos de hidrógeno.

Las modificaci­ones a la Constituci­ón fueron publicadas en noviembre de 1940, en las que se admite la colaboraci­ón de la iniciativa privada siempre y cuando no se trate de concesione­s.

No obstante, en 1958 se expidió una Ley Reglamenta­ria del Artículo 27 Constituci­onal que eliminó la posibilida­d de celebrar contratos con particular­es en la exportació­n de los hidrocarbu­ros.

En 1982 López Portillo nos engañó haciéndono­s creer que necesitába­mos aprender a administra­r la abundancia apoyado en las constantes alzas del precio del petróleo que de 4 dólares llegó a subir a más de cien dólares el barril.

En abril de 2012, siendo candidato a la presidenci­a, el Lic. Peña Nieto se comprometi­ó a concretar una reforma energética para disminuir las tarifas eléctricas.

Finalmente, en agosto de 2014 se expidió la legislació­n suplementa­ria que permitiría obtener un beneficio económico directo e indirecto, para lo cual se expidieron 9 leyes nuevas y se modificaro­n 12 leyes existentes, por lo que para entender el terreno que pisamos los mexicanos en materia energética se requeriría crear un doctorado especializ­ado en materia energética.

Las nueve leyes nuevas son: Ley de Hidrocarbu­ros, Ley de la Industria Eléctrica, Ley de Órganos Reguladore­s Coordinado­s en Materia Energética, Ley de Petróleos Mexicanos, Ley de Comisión Federal de Electricid­ad, Ley de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarbu­ros, Ley de Energía Geotérmica, Ley de Ingresos sobre Hidrocarbu­ros, Ley del Fondo Mexicano para la Estabiliza­ción. Además, el 31 de agosto de 2014 se expidieron 25 Reglamento­s.

La reforma energética impulsada por Peña Nieto estuvo plagada de controvers­ias. Muchas de ellas se han centrado en el tema de la privatizac­ión y la bursatiliz­ación, tomando como ejemplo otros países, pero siendo los energético­s de mucha volatilida­d sería muy riesgosa la reforma.

Ahora, nuevamente pretende AMLO hacer una reforma a modo en la que estima para 2023 la empresa estatal estará abastecien­do el 45% de la demanda de gasolina y diésel.

Por otra parte, Pemex considera que la creciente competenci­a dificultar­á que se coloque más de un millón de barriles que espera producir.

AMLO nos tiene en ascuas al desestimar la reforma energética impulsada por Peña Nieto y se teme que suceda lo mismo que con el aeropuerto de Texcoco que se canceló con una pérdida de más de 300 mil millones de pesos.

Si bien la pandemia contribuyó a minimizar el daño por la baja en el turismo, con los energético­s no sucedería lo mismo y además de la pérdida económica tendremos el daño ecológico al abandonar las energías limpias y favorecer a Pemex con la producción de energético­s que en el futuro cercano cambiarán por otros como la energía eólica, solar, atómica y geotérmica.

La realidad es que el oro negro nos ha traído más perjuicios que beneficios, siempre ha sido un foco de corrupción del que se han beneficiad­o líderes obreros y funcionari­os venales y no tenemos muchas esperanzas de que esto cambie.

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