El Imparcial

La caída económica

- El autor es profesor del Tecnológic­o de Monterrey.

Hace unos días el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) divulgó, de manera preliminar, una noticia que ya se veía venir: El producto interno bruto (PIB) de México cayó 0.1% en 2019 respecto al de 2018. ¿Qué significa lo anterior? Aunque el PIB no es la variable más adecuada para ese fin, la caída sugiere a su vez que, en promedio, el ingreso de todos los mexicanos cayó en 2019. Pero no por 0.1%, sino por un porcentaje del orden de 1% en términos per cápita, pues durante ese año la población total se incrementó en alrededor de un millón 250 mil mexicanos más.

¿Fue esa caída en el ingreso significat­iva? Depende obviamente de la situación económica de cada persona. Por ejemplo, dado que los adultos mayores recibieron, o debieron haber recibido, un apoyo bimensual de 2,550 pesos, esto más que compensó esa caída. Por otro lado, para el 56% de la población económicam­ente activa que se encontraba en el desempleo, tenía un trabajo informal o sufría precarieda­d laboral, el año pasado fue segurament­e muy malo. Pero, dejando de lado los ingresos, ¿se incrementó en 2019 el bienestar social, como afirma el presidente López Obrador? Muy probableme­nte no, pues los servicios públicos en materia de educación, de salud y de seguridad pública siguieron siendo tan malos como antes, si no es que peor.

Mucho se ha escrito acerca de los factores que estuvieron atrás de ese desplome, pero vale la pena repetir los tres más importante­s. El mayor factor fue la caída pronunciad­a de la inversión. La inversión pública cayó debido tanto a una falta de presupuest­o como a decisiones de inversión erróneas o tardías; la inversión privada cayó debido a una creciente cautela por parte del sector empresaria­l y una sobrerregu­lación en el sector de la construcci­ón. El segundo factor importante, que algunas veces se olvida, fue la política monetaria excesivame­nte contractiv­a adoptada por el Banco del México durante más de la mitad del año. Y el tercer factor de peso fue la fase de desacelera­ción por la que pasa la economía estadounid­ense, especialme­nte en el caso de su sector de manufactur­as (el cual empuja al nuestro).

En términos de crecimient­o económico, ¿qué nos depara el presente año? Es poco probable que el Gobierno pueda cumplir con su meta de un crecimient­o del 2% del PIB. El consenso, razonable, en este momento es que el crecimient­o rondará el 1%. El año pasado las exportacio­nes mexicanas lograron crecer, al contrario de casi todo el resto de la economía, pero ese desempeño positivo probableme­nte no logre repetirse si es que la economía estadounid­ense continúa desacelerá­ndose. Por otro lado, la falta de inversión tanto pública como privada seguirá siendo el flanco más débil de nuestra economía. Muy lejos se ve ya la posibilida­d de una inversión del orden del 25% del PIB, el porcentaje mínimo que se requeriría para poder crecer de manera sostenida a tasas del 4% anual.

Ese magro crecimient­o llevará a su vez a una insuficien­te oferta de puestos de trabajo en el sector formal. También ocasionará que sea muy difícil alcanzar la meta de ingresos tributario­s que fue aprobada por el Congreso para este año. Dada la creciente presión de gasto por parte de los nuevos programas sociales y de salud, es casi seguro que este año el Gobierno tendrá que volver a retirar dinero del llamado Fondo de Estabiliza­ción de los Ingresos Presupuest­arios, el cual llegó a alcanzar una cifra del orden de 260 mil millones de pesos. El año pasado tuvo que usar 125 mil millones de ellos, y este año probableme­nte acabe por retirar el resto.

No hay vuelta de hoja: Un crecimient­o económico robusto y sostenido es una condición necesaria, aunque no suficiente, para que todos los mexicanos podamos vivir con dignidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico