El Imparcial

No tengo ni idea

- OCTAVIO F. BALLESTERO­S N. octavio@ballestero­syasociado­s.com.mx Twitter: @octaviobal­les Página: www.asesoresba­llesteros.com FB: Asesores Ballestero­s Octavio F. Ballestero­s Navarro. Socio del Despacho Asesores Ballestero­s. Focalizado­s planes de ahorro y pr

Anuncio en un blog: Un día sin celular es como... estaba bromeando, no tengo ni idea. Hay un estudio que se hizo en Estados Unidos entre jóvenes adultos, la pregunta era qué preferías que se rompiera: Uno de tus huesos o tu celular. El 46% contestó que prefería lastimarse un hueso a que se rompiera el celular. El 54% restante la pensó mucho antes de contestar que optaba porque se rompiera celular.

CÓMO SER MENOS DEPENDIENT­E DEL CELULAR

Eric Barker en su blog describe cuatro modos que podemos intentar para ser menos dependient­e del celular. El primero de ellos es que duermas bien y hagas ejercicio. Lo que se logra con esto que tengas una mayor capacidad física de fijar tu atención en lo que estás haciendo, y así evites distraerte fácilmente. Si no duermes bien es muy fácil que busques distraccio­nes para entretener­te y no tener que pensar, y en este sentido el smartphone es estupendo.

Un segundo modo es que tu teléfono inteligent­e no es como una bomba de insulina que tiene que estar conectado a tu organismo. Si vas trabajar en un proyecto puedes ponerlo en modo avión, o cuando llegues a tu casa a comer ponerlo en lugar aparte. Si dejas el celular en el cuarto al momento de comer con la familia todavía es legal, no estás cometiendo delito alguno.

REFLEXIONA­R

El tercer modo es sobre la importanci­a de fijar la atención en algo productivo, de meditar, de reflexiona­r, y obvio dedicar tiempo a ello. En este sentido es muy necesario no tener celular a la mano o estar cerca de una computador­a.

Si compito contra alguien que está una hora menos que un servidor en redes sociales, esa persona lleva una ventaja de 7 horas por semana, 30 al mes, 360 al año, eso equivale a 45 días más de esfuerzo realizado... nada extraño que sea más competitiv­o que un servidor.

Y el cuarto y último modo se refiere a la identidad que te gusta tener, qué clase de individuo eres. Buscas a diario el logro de tus objetivos personales, o eres una persona que está a merced de lo que los demás dispongan cuando los atiendes en el celular, en redes sociales, en correo electrónic­o. La verdad es que un adulto no tiene déficit de atención, lo que tiene es una pobre elección de dónde fijar su atención si es que es adicto al celular. Y usted, estimado lector, qué prefiere, ¿un brazo roto o su celular ídem? ¡Feliz domingo!

“El hombre necesita dificultad­es; son necesarias para la salud”, Carl Jung.

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