Afecta estrés térmico a cultivos
Las temperaturas no favorecen el buen desarrollo de las plantas y representa una cantidad importante de pérdidas, presencia de plagas y enfermedades.
Delicias.- Producto del calentamiento global, el estrés térmico es una de las problemáticas a las que se enfrentan los cultivos de chile y cebolla en la región, tema que el investigador y asesor independiente Mauricio Navarro García expuso ayer en conferencia, disertando sobre las alternativas para mitigar el fenómeno que merma la producción de hortalizas.
Invitado a dictar una ponencia en el 4º Simposium de Innovación y Tecnología Agrícola que concluyó la tarde de ayer, Navarro García explicó que todos los vegetales tienen un rango óptimo de adaptación a la temperatura, pero el planeta ha sufrido un proceso de calentamiento.
Lo anterior provoca que las temperaturas no favorezcan el buen desarrollo de las plantas y representa una cantidad importante de pérdidas, presencia de plagas y enfermedades, así como falta de calidad y de rendimiento.
Sin embargo, resaltó que en fisiología vegetal existen ahora una cantidad grande de estrategias para manejar el estrés, las cuales pueden contribuir a contrarrestar el efecto nocivo de las temperaturas altas durante la temporada de desarrollo de los cultivos.
En el caso de la entidad, alertó que en Chihuahua las temperaturas son cada vez más extremas, no sólo el calor, sino también el frío. Esto lo resienten las plantas también en otros estados del norte de México, porque sufren mayor nivel de estrés.
Navarro puntualizó que por el momento es factible continuar con la siembra de hortalizas como el chile y la cebolla, pero en un futuro es probable que sea necesario hacer la reconversión de cultivos.
En las hortalizas mencionadas antes, recomendó una estrategia integral de manejo que incluye desde la preparación de la tierra, selección de semillas y época de siembra, hasta la orientación con respecto al sol, técnica de cosecha, y utilización de sustancias físicas protectoras como los filtros solares.
De igual forma, aconsejó el uso de aminoácidos y de inductores de proteínas de choque térmico, que son los bioestimulantes más complejos que pueden existir.