Ceballos, su esposa y un primo, involucrados en la venta de plazas
Ofrecían ascensos e ingresos en el Seguro Social; su esposa contactaba a los posibles clientes y Ceballos se encargaba de convencerlos; serían ayudados además por un trabajador de la Clínica 58
Una red familiar de complicidades formó el enfermero Jorge Alberto Ceballos para hacer creer a sus víctimas que en verdad tenía el poder de conseguir plazas y ascensos a quienes pagaban hasta 100 mil pesos por su ayuda.
Ceballos Almengor no actuaba solo, tenía por lo menos otros tres cómplices más que le ayudaban a acercarle posibles clientes a quienes de inmediato los enganchaba con la esperanza de un mejor sueldo dentro del IMSS e incluso estando adentro poder crecer hasta las bases con mayores sueldos.
Lizeth Campuzano Sánchez, esposa del enfermero, siempre estuvo presente en las entrevistas que tenía con sus víctimas. Según señalan los afectados y el mismo Ministerio Público lo afirmó en la audiencia de ayer, su mujer se encargaba de contactar a amigos, conocidos y hasta familiares para luego presentarlos a su esposo quien de inmediato les exponía todo el dinero que podían ganar con la plaza o la promoción.
A esta red también se suma Leonardo M., primo de Jorge Alberto, sin embargo, las víctimas ignoran si lo ayudaba de buena fe o también recibía parte del dinero cobrado por la entrega de plazas y un trabajador más de la Clínica 58, a quien sólo lo conocieron de vista.
Una vez que el detenido se entrevistaba con las víctimas, les pedía una solicitud de empleo para iniciar con el trámite, además de documentos personales como copias de credencial de elector y acta de nacimiento.
Si la persona únicamente la iban a promover de puesto, cobraba entre 30 a 100 mil pesos, pero si apenas quería empezar a trabajar en el IMSS mínimo eran 80 mil pesos. Para aparentar que los trámites iban en marcha, una mujer les llamaba a las víctimas, haciéndose pasar como personal de Recursos Humanos de la institución.
Los afectados cayeron en cuenta que la voz de tras del teléfono era la esposa del enfermero y lo
confirmaron cuando una de las víctimas recibió una llamada de Lizeth, sin saber que la conocía, pero además el trabajo de la cónyuge era convencer al solicitante cuando éste comenzaba a dudar del poder que decía tener Jorge Alberto para conseguir las plazas, por tal motivo lo acompañó a varias entrevistas cuando el solicitante reclamaba la devolución del dinero.
Cuando la víctima de plano exigía la devolución del dinero y amenazaba con denunciarlo de no entregar el efectivo, Ceballos Almengor los citaba en el lugar donde estuvieron entrevistándose y una vez asegurando que la persona estaba ahí les llamaba para cancelar la cita y es cuando el pistolero o pistoleros, llegaban para matarlo.
Así ocurrió en el caso de Hazael Díaz López, lo citó en el parque Hundido de El Palomar y todo indica que le canceló de última hora y llegó para matarlo. En el caso de Laura Soto, ella buscaba una promoción para subir sus ingresos y cuando lo amenazó con denunciarlo, la mató afuera de la guardería del IMSS minutos después de dejar a sus hijos.
Su forma de hablar y hacerles imaginar una vida mejor para ellos y sus familias era el principal argumento para mantenerlos con la esperanza hasta por dos años, porque aseguraba que una vez estando adentro podrían crecer rápidamente teniendo los contactos correctos, en este caso el enfermero.