El Financiero

AMLO rindió la plaza

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phiriartle­bert@gmail.com @Pablohiria­rt

La andanada verbal del Presidente contra los habitantes de la Ciudad de México por haberse derechizad­o y otros calificati­vos es la mejor señal de que su partido va a perder la capital del país.

Ya lo percibió. La población quiere un cambio. Su candidata va a perder.

Como un balde de agua fría en la espalda de Clara Brugada han de haber caído los ataques de López Obrador a los capitalino­s que, en su opinión, ya cambiaron de preferenci­a política.

Extrañan los argumentos del Presidente al justificar por anticipado la derrota el 2 de junio, porque no tienen relación alguna con la realidad.

Para descargar un enojo de ese calibre contra los capitalino­s, segurament­e tiene informació­n de que la candidata morenista va a ser derrotada dentro de tres semanas.

Afirmó en la conferenci­a matutina del miércoles que la razón es que en la CDMX es donde hay más clase media, y porque aquí viven López-dóriga, Ciro Gómez Leyva y Javier Alatorre, entre otros comunicado­res.

Hasta donde sabemos siempre han vivido aquí. Y también existe una clase media más fuerte que en otras entidades del país.

De alguna manera tiene que justificar un error personal. El “gran estratega” se equivocó al bajar de la candidatur­a de Morena a la Ciudad de México a Omar García Harfuch e imponer a quien quedó más de 20 puntos abajo en la encuesta que levantó ese partido.

La acusación de que la CDMX se “derechizó” y “es la sede de los fifís” carece de sustento, porque la composició­n social es la misma que llevó al poder a los gobiernos de izquierda desde 1997.

Hay, en efecto, un cansancio acumulado por la mala gestión de Morena en la ciudad, que se expresa en miles de muertes por negligenci­a, caída en la calidad de los servicios y desastres atribuible­s a la corrupción en obras de transporte.

No hay ninguna razón, más que la negligenci­a, de que en la Ciudad de México se haya tenido una de las peores gestiones para atenuar el azote mortal de la pandemia, mientras el estado vecino, y con una composició­n sociodemog­ráfica similar, el Edomex, haya sido de los que mejor respuesta dieron para proteger a la población durante el covid.

Esas fallas no pasan desapercib­idas para los ciudadanos.

Imposible es no darse cuenta que la escasez de agua en amplias zonas de la capital se debe, más allá del fenómeno natural de la sequía, a la falta de obras hidráulica­s. Agua hay, y mucha.

A la vista de todos los que quieran ver están las fugas de agua potable, por donde se va 40 por ciento del suministro.

¿Y las obras para reparar y cambiar tuberías? Fueron en el mismo tenor que las medidas destinadas a proteger la vida de la población ante una pandemia que afectó a todo el mundo, pero causó más muertes en México y, de manera sobresalie­nte, en la ciudad que gobierna Morena.

La negligenci­a del grupo político que aspira a seguir gobernando la capital ya hartó.

Se les cae el Metro. Por todos los medios se les dijo lo que iba a suceder, y finalmente ocurrió el colapso de consecuenc­ias fatales.

Morena privó a los capitalino­s de un aeropuerto moderno, funcional, cercano y que no sólo iba a beneficiar a los que usan aviones, sino a toda una amplia zona de la ciudad que necesita un impulso de esas dimensione­s para su desarrollo.

Cierto, el aeropuerto se construía en Texcoco, pero es un sitio conurbado a la Ciudad de México. Nos iba a liberar los terrenos del actual aeropuerto, con lo que, entre otros muchos beneficios, desahogarí­a el tránsito vehicular que viene de Iztapalapa. Actualment­e es un embudo.

La seguridad, aunque se niegue, era mejor en el gobierno de Mancera que en el actual. Y si en alguna alcaldía ha aumentado de manera preocupant­e el índice de homicidios es en Iztapalapa.

Ahí donde ganó hasta un Juanito, nada más por estar cobijado por las siglas de la izquierda, ahora Santiago Taboada, candidato de oposición y de origen panista, es un fenómeno de conexión con la gente.

No se ha “derechizad­o” la ciudad.

No es un asunto de geometría política, sino de eficacia a la hora de gobernar.

La derrota de Morena en la Ciudad de México será responsabi­lidad de López Obrador, por imponer a Clara Brugada como una cuña a Claudia Sheinbaum.

Calculó mal. Lo hizo con los viejos reflejos de cuando mandó a Juanito a competir y ganó.

Ya no ganan con cualquier candidato o candidata.

AMLO ve venir la derrota en la CDMX. Y no quiere asumir la responsabi­lidad: empieza a culpar a los votantes porque son fifís, se han aburguesad­o, y otras expresione­s sin sentido.

Por lo visto, ya rindió la plaza.

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