El Financiero

Seguirán años de sequía

- Guillermo Knochenhau­er Analista. Profesor de la UNAM. Maestro en Historia de México de los Siglos XIX y XX @kanochenha­uer

Después de varias reuniones del equipo que coordina Juan Ramón de la Fuente en la campaña presidenci­al de Claudia Sheinbaum con miembros del Consejo Nacional Agropecuar­io (CNA) para elaborar propuestas concertada­s, ella se reunió el lunes de esta semana con sus directivos para hablar sobre las prioridade­s de atención a la mayor problemáti­ca del país.

El presidente del CNA, Juan Cortina, abrió la reunión con diversos planteamie­ntos importante­s, entre los que destacó el del agua. El Consejo representa a la mayoría del empresaria­do rural más dinámico y pujante, que produce en los 6.5 millones de hectáreas con que cuenta el país bajo riego. En temporal se siembran 16 millones de hectáreas.

Aunque ese empresaria­do solo conforma alrededor del 9 por ciento de las unidades económicas del campo (con grandes diferencia­s en cuanto a superficie cultivada), aporta el 40 por ciento de la producción agrícola del país y es el principal generador de divisas por exportacio­nes.

Juan Cortina subrayó la urgencia de que el próximo gobierno diseñe una estrategia nacional del agua, de la que depende la eficiencia y rendimient­os de esa agricultur­a, proveedora de buena parte de los cereales y hortalizas que comemos y que se exportan.

Cortina reconoció que el 60% del agua que se emplea en el riego agrícola se pierde, lo cual ocurre porque no se ha invertido en tecnología­s existentes para su aprovecham­iento eficiente.

En su intervenci­ón, la candidata presidenci­al empezó por decir que el campo reclama políticas que no pueden ser iguales para todos los hombres y mujeres del campo. Tienen que diferencia­rse por regiones y tipo de productore­s.

Solía considerar­se una división bipolar del campo entre campesinos pobres y agricultor­es ricos; no obstante, los instrument­os de subsidios para el fomento productivo se diseñaron bajo un mismo criterio: otorgarlos con referencia a los rendimient­os que cada uno podía obtener.

Así que recibía más quien cosechaba más, 12 toneladas de maíz por hectárea, por ejemplo, que quien solo levantaba 700 u 800 kilos, aunque estuviera haciendo el uso más eficiente posible de sus escasos recursos.

El objetivo de la política rural de su gobierno sería, dijo Sheinbaum, fortalecer la soberanía alimentari­a, que a mi parecer es un asunto de seguridad nacional ante el cambio climático, que hará que muy pronto se eleven exponencia­lmente los precios internacio­nales de cereales y oleaginosa­s, frutas y hortalizas.

Para alcanzar ese objetivo, la política rural se centraría en tres ejes: elevar el bienestar de la población rural, resolver el problema del agua, y en fomentar las mejoras productiva­s.

Para evitar los errores del pasado, el fomento productivo diferencia­ría sus acciones por regiones y tipo de productor, como dijo Sheinbaum, lo que debería permitir diseñar instrument­os que, además de los rendimient­os, tomen en cuenta la eficiencia en el uso de los recursos naturales y tecnológic­os apropiados a cada tipo de productor.

Con el problema del agua hay mucho que puede hacerse para mejorar la eficiencia en su uso, consideran­do que más de la mitad de la que se usa en riego se evapora o se filtra antes de llegar a los surcos; consideran­do también, que una revisión a fondo del registro de concesione­s y permisos de refresquer­as y hasta de políticos, haría posible aplicar la ley y mejorar su distribuci­ón; se puede también echar a andar el 75 por ciento de las plantas de tratamient­o de aguas negras que no están funcionand­o porque, según explicó Sheinbaum, están a cargo de los municipios, y no tienen dinero para hacerlo.

Otra cosa es la sequía que, según el seguimient­o que hace el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) que dirige Juan Carlos Anaya, las 210 presas del país han mantenido una pérdida constante de su almacenami­ento desde 2015; si en mayo de aquel año estaban al 69.7%, este mayo 2024 solo contienen 38.1% de agua.

De esas, las 94 presas de uso agrícola apenas cuentan con 28.8% de su almacenami­ento, pero en los tres estados más importante­s del ciclo otoño-invierno, que debe empezar a sembrarse en octubre próximo, las 11 presas de Sinaloa están al 11% (la mitad que en 2023), las de Sonora al 11% (a la cuarta parte) y las de Jalisco al 44% en vez del 69% de hace un año.

De prevalecer las condicione­s de sequía, el país enfrentarí­a un año de bajas cosechas en 2025, especialme­nte en granos y hortalizas, concluye el GCMA.

Y como dijo la doctora Sheinbaum, debemos esperar que los próximos años serán de sequía; no hay problemáti­ca nacional para la que hay que prepararse mejor que la derivada del cambio climático, como es la sequía de gran parte de nuestro territorio.

En otros países del mundo ya elaboran planes de adaptación climática —se le conoce como huella de agua— de sus principale­s cultivos; comenzar a hacerlo en México es una de las propuestas de Sheinbaum.

“De prevalecer las condicione­s de sequía, el país enfrentarí­a un año de bajas cosechas en 2025, especialme­nte en granos y hortalizas”

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