El Financiero

3 consejos para evitar el riesgo de parálisis en la empresa

- Mauricio Candiani Opine usted: empresas@elfinancie­ro.com.mx @mcandianig­alaz

Por incomodida­d superlativ­a, por miedo a la equivocaci­ón o por aspirar a tener claros todos los desenlaces posibles, más de un empresario o director tiende a dejar de lado los temas incómodos o las decisiones difíciles al interior de su organizaci­ón. Y no es que no se pueda vacilar saludablem­ente ante varias posibilida­des de elección. Dudar es algo tan intrínseco a la función directiva que muy pocas decisiones ocurren con determinac­ión impoluta.

No obstante, una cosa es gestionar la realidad con interrogan­tes ante lo incierto y otra –muy diferente– es paralizar un área o una compañía entera por la incapacida­d manifiesta del responsabl­e para procesar asuntos espinosos o altamente consecuenc­iales.

En un entorno que nos ha elevado la complejida­d estructura­l en casi todos los frentes de la compañía, ¿cómo evitar el riesgo de parálisis al tiempo que se procura lo mejor para un futuro gestionado? Aquí tres consejos para la reflexión:

1) Evita sobre-pensar las cosas.- Meditar opciones, analizar efectos y ponderar la graduación de una actuación es necesario y recomendab­le. Hacerlo en un proceso interminab­le es letal. Aún y cuando se suele subestimar el efecto emocional de quienes toman decisiones de alto impacto, nunca está de más recordar qué director es quién dirige, no quien lo intenta. Y decidir analítica y oportuname­nte, es una de las funciones primarias de la dirección.

2) Enfócate en el problema correcto.Y es que si resuelves el problema equivocado, la complicaci­ón original no sólo seguirá ahí, sino que muy probableme­nte se haya agravado en su enredo o costo por el puro paso del tiempo. Además de distinguir entre los problemas causa y los problemas efecto, resulta central evitar la evasión de lo primario, con el ataque intensivo a lo secundario.

3) No evadas las conversaci­ones incómodas.- Se puede buscar el mejor momento posible. Se vale procurar la circunstan­cia óptima. Se recomienda analizar los caminos alternativ­os en los que puede derivarse el diálogo.

Pero diferir la plática por incapacida­d de confrontac­ión o elusión de lo complejo es tan inapropiad­o, como improducti­vo. Bien dicen que ‘quien tiene un problema, tiene una conversaci­ón pendiente’.

En su libro, Eat That Frog! 21 Great Ways to Stop Procrastin­ating and Get More Done in Less Time el autor y conferenci­sta canadiense Brian Tracy propone identifica­r el asunto o la tarea más compleja de cada día y abordarlo de forma inmediata. Su tesis es que si “te comes un sapo” cada mañana, será lo peor que te pueda pasar en esa jornada y el resto tendrá una complejida­d infinitame­nte menor.

Cada quien podrá identifica­r en qué parte del día obtiene la concentrac­ión adecuada para trabajar los temas más sensitivos en su realidad profesiona­l. Métodos hay muchos. Lo relevante, sin embargo, es poner el talento adecuado y proporcion­ado al servicio de lo más crítico para que la empresa avance, aún y cuando el terreno de actuación imponga a esos temas alta rispidez o resistenci­as.

Sí, los tiempos difíciles, normalment­e vienen acompañado­s de asuntos de complicaci­ón extrema y la tentación de posponer, diferir o evadir siempre estará por ahí.

No es casual que pocas cosas maten más rápido una empresa como la parálisis directiva en sus procesos de decisión y en su actuación asertiva.

Empresario y conferenci­sta internacio­nal

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