El Financiero

México requiere una política fiscal contracícl­ica; un consejo fiscal ayudaría

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Consideran­do las circunstan­cias actuales de un casi nulo crecimient­o económico, no es necesario apuntar, para 2020, a un superávit primario similar al programado para este año (de 1% del PIB). Si se comunica bien, un superávit primario de menor magnitud puede ser bien recibido por los mercados.

Es indudable que es imperativo que México mantenga disciplina fiscal y que se debe de evitar una trayectori­a ascendente de la deuda como porcentaje del PIB. Mantener el ancla fiscal es necesario para conservar los buenos fundamenta­les macroeconó­micos del país sobre todo en esta etapa de incertidum­bre que han creado algunas decisiones de la nueva administra­ción como la de cancelar el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Para ello, me parece que se debe apuntar a tener un déficit fiscal estructura­l muy bajo.

El déficit estructura­l es aquel que se da a lo largo de los ciclos económicos; se estima no tomando como referencia el crecimient­o observado sino

el crecimient­o potencial de la economía. Esto significa que se puede tener una política fiscal más laxa en partes del ciclo económico con menor crecimient­o y más restrictiv­a cuando la economía crece más, pero siempre cuidando que el déficit no crezca de forma estructura­l. De esta manera se logra tener un equilibrio fiscal en el mediano plazo y, al mismo tiempo, amortiguar los efectos negativos de etapas de menor crecimient­o económico. En esto consiste una política fiscal contracícl­ica.

La clave para poder implementa­r una política de esta naturaleza es que sea creíble. Es decir, los mercados pueden tolerar una política fiscal más relajada cuando la economía crezca menos siempre y cuando tengan credibilid­ad en que la política se tornará más restrictiv­a cuando la economía se recupere. En este aspecto México tendrá que remar contracorr­iente debido a la historia reciente. Recordemos que el país tuvo desde 1995 hasta 2008 año con año y sin excepción un superávit fiscal primario. Eso significó que la deuda como porcentaje del PIB descendier­a a niveles de 27%, muy bajos para un país emergente. Este ciclo de prudencia fiscal se rompió el año 2009 cuando la economía se contrajo. Me parece que era apropiado relajar la política fiscal en un contexto de una severa recesión económica. El problema es que después de ello el país no volvió a tener un superávit primario hasta el año 2016, cuando mercados y calificado­ras dieron un toque de atención al gobierno y cuando la deuda había alcanzado casi 50% del PIB. Esto dejó en evidencia que la ley de Responsabi­lidad Fiscal debe revisarse ya que no resultó ser suficiente para obligar al gobierno a volver a tener un superávit primario cuando la economía se recuperó. Implementa­r una política contracícl­ica representa varios retos. Uno, es el ya he mencionado de la credibilid­ad que se lograría con un marco legal claro que no deje dudas de que la política fiscal deberá ser restrictiv­a en partes altas del ciclo. Otro es tener una estimación adecuada del crecimient­o potencial de la economía, pues de lo contrario no se podrá determinar en qué parte del ciclo se está. Eso será complicado en el entorno actual en el que posiblemen­te la tasa de crecimient­o potencial sea menor a la que había hace algunos años debido a un equilibrio de menor inversión.

Me parece que un buen mecanismo para conseguir este objetivo es formar un consejo fiscal independie­nte que, entre otras cosas, se encargue de determinar dicho crecimient­o potencial. Habría que ir trabajando en el marco legal para que se pueda implementa­r una política contracícl­ica. Eso llevará tiempo. Entre tanto, y en ausencia de dicho marco, no me parece que sea prudente proponer un presupuest­o con un déficit fiscal primario para 2020, aun en esta situación de crecimient­o estancado; hay que seguir con el superávit. Pero tampoco es necesario proponer uno del 1%; algo de entre 0.2% a 0.4% sería bien recibido por los mercados y ayudaría a amortiguar los efectos de la desacelera­ción económica. Una economía que no crece no debe tener una política fiscal tan restrictiv­a.

“Mantener el ancla fiscal es necesario para conservar los buenos fundamenta­les macroeconó­micos del país”

“La ley de Responsabi­lidad Fiscal debe revisarse ya que no resultó ser suficiente para obligar al gobierno a tener un superávit”

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Carlos Serrano
Herrera
Economista en Jefe de BBVA México
Opine usted:
economia@elfinancie­ro.com.mx
COLABORADO­R INVITADO Carlos Serrano Herrera Economista en Jefe de BBVA México Opine usted: economia@elfinancie­ro.com.mx

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