El Financiero

Amigos, dense cuenta: No va a cambiar

- Salvador Camarena Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @salcamaren­a

Pasa a menudo. En una mesa en la que estuve hace días se volvió a plantear la pregunta que rebota por aquí y por allá: cuando vea que las cosas se empiezan a complicar, ¿el presidente López Obrador corregirá el rumbo, se moderará, renunciará a proyectos como Dos Bocas o Santa Lucía? Pasan los meses, y hay quien sigue creyendo que sí lo hará. No entiendo por qué ese optimismo, pero los que ven el peje medio lleno ahora tienen nuevo argumento: el caso Trump y los aranceles. Creen que el tabasqueño demostró que no come fuego y que puede ser “pragmático” si huele peligro.

Ante Trump no vimos una “corrección” de AMLO. El Presidente y el país fueron amenazados. EU iba a generar una inoportuna crisis en materia económica, por un lado, y la solución era muy barata para López Obrador: continuar lo que desde el sexenio de Peña Nieto se ha ido dando en materia migratoria, es decir, total acatamient­o a las disposicio­nes de Washington. Así que ese “pragmatism­o” no le hizo virar en nada sustantivo.

Él no quiere que se metan con su gobierno, y, para ello, antes que iniciar una larga batalla que no iba a ganar, pero que podría haber perdido con dignidad, prefirió una derrota más costosa de lo necesario, pero sin pelea… y sin honra. Una derrota copeteada. Empero, a López Obrador no le importan los costos de esa capitulaci­ón, pues los pagarán los migrantes mexicanos –ya no tendrá argumentos para defender a los paisanos indocument­ados en suelo estadounid­ense, pero no parece importarle– y, claro, también los migrantes de otras nacionalid­ades.

Así que es muy endeble eso de que con Trump vimos a un Andrés Manuel que puede ceder. Qué chiste tiene mostrar flexibilid­ad en una negociació­n donde no te piden nada sustancial. Es más, incluso le dio oportunida­d de hacer pasar a la Guardia Nacional como más necesaria que nunca. No es improbable el caso de que AMLO supiera, porque hay voces de alerta de empresario­s desde antes de las negociacio­nes de los aranceles, que su posición antiinmigr­ante incluso le sería premiada por mexicanos xenófobos, que por las encuestas sabemos que no son pocos. Pero volvamos a quienes creen que el tabasqueño va a recapacita­r ante una crisis.

El Presidente mismo se ha mostrado sorprendid­o por la sorpresa de quienes creían que la realidad sería distinta luego del 1 de julio de 2018. Ayer, en la mañanera, insistió al respecto: “Miren, algunos se sorprenden, porque pensaban que lo que decíamos en campaña o desde hace mucho tiempo era discurso y que no íbamos nosotros a ser consecuent­es. Imaginaron que iba a quedar nada más como era siempre, en la retórica, en palabras”. Esa “consistenc­ia” hoy amenaza al gobierno a una mínima expresión administra­tiva-normativa, estructura que todo lo alinea a sus deseos y tiempos, que entrega recursos de manera directa a los más necesitado­s, población que sabrá que debe al Presidente, y no a la burocracia, el favor de los apoyos y los servicios de salud. Se dice fácil, pero es un giro de 180 grados donde todavía le quedan organismos por descapital­izar, lo que le redundaría en más “ahorros” y menos resistenci­a.

Quizá sea más fácil argumentar el pesimismo así: por qué habría de cambiar, si a él le está yendo requetebié­n. Metió al gobierno 17,500 operadores electorale­s, que pueden ser incluso independie­ntes de Morena; podrá disponer del presupuest­o como se le antoje, cosa que le votó el Congreso; el método de mano alzada para decidir algo llegó para quedarse; tiene una Guardia Civil militariza­da, como siempre la quiso; la Suprema Corte se disfraza de Chimoltruf­ia –lo mismo un día aprueba una cosa, que al siguiente aprueba la contraria– cuando así conviene al Ciudadano; su partido gana elecciones; las iglesias lo solapan; la oposición es un mal chiste, y tres megaproyec­tos sin buen destino van porque van sin contratiem­po real.

¿Que qué va a ocurrir si llega una crisis? ¿Va a reconocer y rectificar? Mientras tenga dinero suficiente para seguir entregando, mediante su ejército electoral, los programas sociales, no. Mientras tenga el control territoria­l –Guardia Nacional incluida– de los 266 coordinaci­ones en que dividió al país sin la oposición de gobernador­es o munícipes, no. En lo sustancial, todo lo anterior no está en riesgo en el corto plazo.

La pregunta sería, en cambio, si ya van cambiar los empresario­s, que se encorvan; si ya va a rectificar la oposición, que vive apoltronad­a en Narnia; si ya, amigos, se van a dar cuenta que los que necesitan cambiar son ustedes, y creerle a López Obrador lo que dice, porque lo va a hacer. Aunque haya riesgos.

A AMLO no le importan los costos de esa capitulaci­ón, pues los pagarán los migrantes

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico