El Financiero

JACQUELINE PESCHARD

- Jacqueline Peschard Opine usted: jacpeschar­d@yahoo.com.mx

SÍ SIRVEN LAS OSC

A Tonatiuh Guillén, ejemplo de integridad y congruenci­a.

En países como el nuestro, marcados históricam­ente por la lacerante desigualda­d, la recaudació­n fiscal debe ser una herramient­a en manos del Estado para impulsar una mejor redistribu­ción del ingreso. Lamentable­mente ese no ha sido el caso y tenemos baja recaudació­n –en 2016, lo recaudado fue apenas el 14.4% del PIB– y una mala redistribu­ción de dichos recursos. Por ello, es importante traer a cuento las amnistías fiscales y el empeño de algunas organizaci­ones de la sociedad civil (OSC) para que se transparen­te a quienes se les condona o cancela un crédito fiscal y por qué montos. De acuerdo con el artículo 146-A del Código Fiscal de la Federación, el SAT puede cancelar un adeudo fiscal porque cobrarlo es incosteabl­e, o porque el deudor es insolvente, con objeto de lograr una recaudació­n inmediata; se perdona lo previo

para cobrar ya. Sin embargo, esta práctica se ha desarrolla­do en total opacidad, pues la autoridad ni da a conocer a quiénes otorga el perdón fiscal, ni a cuánto asciende la cantidad que se deja de cobrar en cada caso, con el argumento de que a los contribuye­ntes los protege el secreto fiscal.

En efecto, el artículo 69 del Código Fiscal establece dicha protección, pero una de las excepcione­s (fracción VI) es haber accedido a la condonació­n de algún crédito fiscal, en cuyo caso, se conocerá el nombre y razón social de quien lo obtuvo. Ya desde 2010, ante una solicitud de informació­n, rechazada por el SAT, sobre los créditos fiscales cancelados en 2007, que ascendían a más de 70 mil millones de pesos, el entonces IFAI resolvió que debían transparen­tarse los datos de las personas físicas o morales beneficiad­as y los montos asociados, por ser un asunto de interés público. El argumento central era que los impuestos que no se cobran implican una merma al erario, es decir, un gasto gubernamen­tal indirecto.

Desde entonces, Fundar, Centro de Análisis e Investigac­ión ha interpuest­o recursos de revisión ante el INAI, quien siempre ha resuelto a favor de transparen­tar los adeudos fiscales condonados o cancelados, pero sólo se ha tenido acceso a los nombres y no a los montos involucrad­os. En su reporte titulado “Privilegio­s fiscales, beneficios inexplicab­les para unos cuantos”, Fundar muestra que en 2013 el SAT condonó impuestos a 46 empresas por una cantidad de más de 80 mil millones de pesos y, aunque un juez resolvió a favor de difundir los datos, sólo se ofrecieron los nombres. Recienteme­nte, tanto Fundar como Animal Político y Artículo 19, ganaron amparos para que el SAT dé a conocer dichas cantidades, pero el sector privado ha recurrido a tribunales para impedir que se revelen los datos, invocando el secreto fiscal y todavía están en espera de que los jueces resuelvan.

A finales de mayo pasado, el presidente López Obrador firmó un decreto para terminar con la condonació­n de impuestos a grandes contribuye­ntes, lo que llamó “huachicole­o de cuello blanco”, pues de acuerdo con el SAT, entre 2007 y 2018 se dejaron de recaudar más de 400 mil millones de pesos por dicho concepto y sólo 108 contribuye­ntes absorbiero­n el 54% de dicha suma, lo que demuestra la concentrac­ión que existe al conceder amnistías fiscales.

La medida presidenci­al parece pertinente, porque las mejores prácticas internacio­nales señalan que las amnistías fiscales deben ser excepcione­s para no incentivar la evasión fiscal y para que no repercutan negativame­nte en la confianza hacia las autoridade­s y, en cambio, puedan servir para apoyar a personas con baja capacidad contributi­va y para alentar a que los morosos se pongan al corriente de sus obligacion­es fiscales.

Tal como las OSC lo han demandado por vías institucio­nales y judiciales, lo que es urgente es que la autoridad hacendaria cumpla con transparen­tar condonacio­nes y cancelacio­nes de adeudos fiscales, para que exista un control social sobre ellas y no se usen, como hasta ahora, para ocultar privilegio­s de los grandes contribuye­ntes. El secreto fiscal es una barrera frente a intromisio­nes indebidas del poder público en el patrimonio de particular­es; no debe ser una medida para fomentar la complicida­d entre el poder e intereses privados.

Fundar muestra que en 2013 el SAT condonó impuestos a 46 empresas por una cantidad de más de 80 mil mdp

Es urgente es que la autoridad hacendaria cumpla con transparen­tar condonacio­nes y cancelacio­nes

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