El error de Texcoco
Con el avance de una tercera parte del nuevo aeropuerto internacional en Texcoco, parece un sinsentido que una consulta ciudadana donde participará menos del uno por ciento de la población, muchos de los cuales ni utilizan ni les importa el destino de la nueva terminal, definiera un modelo de desarrollo nacional. La construcción trunca quedaría en la memoria como el recuerdo lastimoso de la principal obra de infraestructura, que nunca fue, del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, y la más importante desde que se construyó Ciudad Universitaria, en 1952. En el corto plazo, la cancelación de Texcoco significaría la pérdida de 100 mil millones de pesos ya invertidos, más las multas y las pérdidas futuras al cambiar, a valor de mercado, al decidirse por un proyecto conceptualmente enano.
La derrota de Texcoco en una consulta ciudadana sería una victoria política del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, que desde que andaba en campaña dijo que era una obra “faraónica”. La paradoja es que Texcoco está en una trampa retórica. Aun si la consulta ciudadana o él, decidieran que Texcoco es la mejor alternativa, la obra no dejaría de ser faraónica. El problema no está en lo que falta por construir y el vestido con los acabados de la terminal, sino en el origen de la asignación del ganador del concurso
“La derrota de Texcoco en una consulta ciudadana sería una victoria política de AMLO”
“El error de Texcoco ya se consumó. No caigamos en una nueva equivocación cancelándolo”