SOBREXPOSICIÓN DAÑINA
B
asta con el uso diario de computadoras, tabletas, teléfonos celulares e iluminación led para estar en riesgo. Fatiga y estrés visual son las afectaciones más comunes ocasionadas por la continua exposición a la luz azul que proviene principalmente de diversos dis- positivos electrónicos. El daño es casi imperceptible a corto plazo, pero su efecto acumulativo puede ocasionar dificultad para enfocar, ojos secos e irritados y visión borrosa.
La luz azul-violeta es una porción de la luz que se percibe cotidianamente, proviene tanto del sol como de aparatos de uso común. Debido a su alta energía el ojo está continuamente expuesto a ella y puede resultar perniciosa. “Somos seres visuales, el 80 por ciento de la información entra a través de los ojos. Hace falta conciencia respecto a la necesidad de una adecuada salud visual, 2.5 billones de personas ven mal y no corrigen su visión”, afirma el optometrista Enrique Blanco.
El esfuerzo visual de permanecer horas frente a la pantalla ocasiona que la atención se centre por completo en ese objeto, por lo que es común incluso adoptar una mala postura, al tiempo que el parpadeo disminuye y se tensa el cuello. Por ello es importante tomar ciertas medidas que deberían volverse cotidianas, como usar computadoras a una distancia recomendada de 70 centímetros, las tabletas a 50 y los celulares a 33.
“Mientras se trabaja frente a una computadora para descansar un poco los ojos se recomienda ver lo más lejos posible y después regresar a una visón cercana, esto se debe repetir por lo menos cada 30 minutos,
con ello se relaja un poco la visión, se fomenta el parpadeo y se lubrica el ojo”, dice el especialista.
Otra opción es el uso de lentes especiales, que funcionan como barreras protectoras y filtran la luz nociva. Algunos son transparentes y se pueden usar en espacios cerrados, pero también hay opciones para exteriores, como los
transitions, que tienen filtración selectiva y se pueden elegir en diferentes colores (gris café y verde). Son los que se oscurecen al sol y permanecen claros a la sombra. “Así como la piel necesita de protección contra los rayos del sol que resultan dañinos, a los ojos también hay que cuidarlos para que funcionen mejor por más tiempo”, expone Blanco.
En todos los casos, quienes deben recomendar el uso de determinado lente son los especialistas, por lo que se insta a ir a revisión por lo menos una vez al año. Recuerde que no se necesita padecer algún tipo de debilidad visual para protegerse contra la luz azul, al contrario, es necesario revisar su visión
con regularidad y prevenir.
Lizbeth Hernández