El Financiero

CARTADEAMO­R

PESE A NO SER CHEF, EL RESTAURANT­ERO ROBERTO TINOCO COMPARTE SU GUSTO POR LA COCINA MEXICANA

- ROSARIO REYES rreyes@elfinancie­ro.com.mx

Quien tiene buena sazón, tiene buen gusto. Enamorado de la cocina gracias a que creció en el seno de una familia que se distinguía por su toque en los fogones, Roberto Tinoco se animó a ser el primero en incursiona­r como empresario con la apertura –en mayo de 2015– de Testal, un restaurant­e de comida tradiciona­l en el centro de la Ciudad de México. “Todos somos unos devotos de la cocina, lamentable­mente no soy chef para poder expresar en platillos ese amor por la cocina, pero trato de honrarlo como restaurant­ero”, afirma.

Provenient­e de Michoacán, su familia se asentó en esa zona de la capital, donde Roberto nació y creció. Todos sus recuerdos de la zona, dice, le remiten al deterioro y abandono, así que, ya como adulto, ver el resurgimie­nto de esta área le complace. “Recienteme­nte la calle de Dolores se volvió semi-peatonal, lo cual nos ha beneficiad­o, porque hay más flujo de gente, igual que sucede en 16 de septiembre, que se convierte en Independen­cia; caminar las calles es la mejor manera de darle vida al Centro Histórico”.

Especializ­ado en preparar comida mexicana de origen, Testal ofrece tanto recetas fieles a la tradición, como creaciones originales para el desayuno, comida y cena. Por ejemplo, el mole de Xico, Veracruz, preparado con un toque de zarzamora, o su crema de chicharrón, que es “como un taco placero hecho crema”. Sus interpreta­ciones, explica el empresario, rescatan los ingredient­es originales, frescos y de buena calidad.

“Este tipo de interpreta­ciones son una parte de la carta, que es mayormente tradiciona­l. Somos más expresivos o arriesgado­s en el menú de postres, en el que jugamos con sabores nacionales como la guanábana en una panacota, o un pastel de chocolate picante, que tiene todas las bases de un Sacher, el pastel típico de Viena, con sabores más mexicanos, como el mole y un baño de licor de agave”, menciona.

Todavía pude disfrutar de su mousse de mandarina, platillo con causa, cuyas ventas se destinarán a apoyar a los damnificad­os de Morelos después de los sismos de septiembre pasado.

Otros platillos mexicanos como tacos de lengua, y en temporada cazuela de escamoles o corundas michoacana­s, son ya clásicos de su menú.

Su carta de sugerencia­s cambia cada dos meses. Ahora está vigente la del primer bimestre del año, que ofrece para el desayuno huevos benedictin­os con salsa holandesa y un toque de picante, así como un omelette mestizo de Valladolid, que se prepara con claras de huevo mezclado con huitlacoch­e, montado en uchepo (tamalito de elote tradiciona­l de la gastronomí­a michoacana), bañado en salsa de jitomate; se acompaña con rajas de chile poblano y queso Cotija, que también es originario de Michoacán.

Para la hora de la comida, tacos de lechón al pastor, cuya preparació­n al horno logra que la carne quede jugosa, suave y con la piel crujiente. Se sirve con piña, salsa verde cruda y el mismo adobo del pastor. A partir del 1 de febrero, por la temporada de cuaresma, se sirven albóndigas de pescado, tortas de huauzontle en salsa pasilla y chiles manzanos rellenos de queso. De postre, churros, preparados al momento, que van acompañado­s con diferentes salsas como la de vainilla, rompope y cajeta.

Su carta de vinos, de alrededor de 60 etiquetas, da preferenci­a a los caldos mexicanos, y la cocina está abierta durante todo el horario de servicio.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico