Republicanos se indignan con Trump por tolerancia supremacista
La Casa Blanca intenta corregir al mandatario
“Si yo fuera presidente y estas personas mostraran simpatía por mí, me perturbaría”
Lindsey Graham SENADOR REPUBLICANO
Ivanka se deslinda de la postura de su padre y condena a neonazis y al KKK
Los disturbios del fin de semana en Charlottesville (Virginia), a raíz del enfrentamiento entre supremacistas blancos y antirracistas, que dejaron una mujer muerta, han vuelto a colocar al presidente Donald Trump en el centro de la controversia en Estados Unidos.
Voces de todos los sectores --incluido el Partido Republicano-reprobaron que el mandatario condenara la violencia de ambas partes, en lugar de censurar directamente a los supremacistas blancos y neonazis.
“Condenamos en los términos más firmes posibles esta exhibición atroz de odio, fanatismo y violencia procedente de varios lados”, dijo Trump, el sábado desde Bedminster (Nueva Jersey), donde está de vacaciones.
La Casa Blanca tuvo que salir al paso, ayer, para aclarar las palabras del mandatario. “El presidente dijo de la forma más enérgica en sus declaraciones de ayer que condena todas las formas de violencia, fanatismo y odio. Esto incluye evidentemente a supremacistas blancos, neonazis, el KKK y todo tipo de grupos extremistas”, señaló un portavoz.
Charlottesville fue sede de violentos choques por una marcha de supremacistas blancos, que protes-
taban por la retirada de una estatua del general confederado Robert E. Lee, considerado un símbolo de la defensa de la esclavitud y el racismo.
Durante los altercados, Heahter Heyer, una mujer de 32 años, murió al ser arrollada por un coche que embistió a la multitud que se oponía a la marcha. Otras 19 personas resultaron heridas en los enfrentamientos.
La hija de Trump, Ivanka, que también es asesora presidencial, se desmarcó de la posición de su padre y denunció “el racismo, la supremacía blanca y los neonazis”, afirmando en una serie de tuits que “no hay lugar en la sociedad” estadounidense para tales ideas.
Como resultado a sus declaraciones, Trump fue criticado incluso por miembros de su propio campo republicano. El senador de Florida, Marco Rubio, opinó que sería “muy importante” escuchar al presidente “describir que los eventos en Charlottesville fueron un ataque terrorista de supremacistas blancos”.
“Si yo fuera presidente y estas personas mostraran simpatía por mí, me perturbaría”, comentó por su parte el también senador Lindsey Graham, que cada vez más se inscribe en la oposición interna a Trump.
La demócrata Hillary Clinton criticó al mandatario, aunque sin nombrarlo. “Cada minuto que permitimos que esto persista a través del estímulo tácito o la inacción es una desgracia”, tuiteó.
Mientras el expresidente, también demócrata, Barack Obama, eligió citar a Nelson Mandela y afirmó: “Nadie nace odiando a otra persona, debido al color de su piel, sus orígenes o su religión”, dijo el exmandatario.