¿Qué sucedió en Cancún?
La canciller de Maduro llegó a la Asamblea de la OEA con un solo objetivo: dinamitarla
Venezuela llegó a Cancún sin costo de oportunidad. No podía haber segunda opción que valorar para el gobierno de Nicolás Maduro porque el 27 de abril anunció la salida de la Organización de Estados Americanos (OEA). Así, sin compromisos ni vínculos hacia el futuro con el organismo que encabeza Luis Almagro, Venezuela se presentó en la Asamblea con el único objetivo de dinamitar la sesión de consultas que se reactivó el lunes por la mañana, después de haber quedado entrampada el 31 de mayo en Washington.
Con la salida de la OEA, Maduro sabe que ha llegado a un punto de no retorno. La decisión la tomó exclusivamente para incrementar la altura del dique que lo protege en la presidencia del potente avance de la oposición. Al salir de la OEA, Maduro fortalece su retórica doméstica y lo hace a través de la vieja estrategia cubana que consiste en sostener un monólogo frente al fetiche conceptual de la OEA del siglo pasado: un organismo dominado por el “hegemón”. Así lo calificó la hoy excanciller Delcy Rodríguez durante la sesión del pasado lunes.
Entre lo ocurrido en Washington y el pasado fin de semana, el grupo encabezado por Luis Videgaray y coordinado por Luis Almagro, se volcó a la tarea de negociar una mayoría que lograra aprobar una resolución puente por el que circulara las ideas de excarcelar a los presos políticos, apoyar la ayuda humanitaria pero, sobre todo, que lograra desmantelar la convocatoria de la Asamblea Constituyente con la que el presidente Maduro intenta extirpar el “tumor”, para él canceroso, que representa la oposición de la Asamblea Nacional.
Un organismo como la Constituyente, en su preparación, hoy es supranacional, pero en la práctica, cuando Maduro la imponga, podrá tumbar la Constitución que promovió, vía referéndum, Hugo Chávez en 1999. Es decir, Maduro aplicará un golpe constitucional a su mentor Chávez a través de un barniz democrático.
La idea de articular una resolución sobre Venezuela en Cancún, hubiera satisfecho la necesidad orgánica querequieren los estatutos de la OEA para una potencial aplicación de la carta democrática, que no es poco (los ejemplos de Haití y el Perú de Fujimori lo saben); sin embargo, si se toma en cuenta que Venezuela ya está en proceso de salida, las decisiones que tome la OEA carecerían de valor a partir del 2019 y entre hoy y ese año quedarían en el limbo, una zona de confort para Maduro. Un jugador de futbol que decide abandonar la cancha por decisión propia no puede ser castigado por el árbitro. De ahí que para Maduro no haya existido costo de oportunidad en Cancún.
El grupo compacto encabezado por México llegó a Cancún con una resolución pactada a 23 países. Los necesarios para aprobarla. La diferencia conceptual con una de las dos resoluciones que se promovieron en Washington, es que en la nueva, promovía “más diálogo”, me comentó una fuente de la OEA, pero prácticamente con las características arriba mencionadas.
Es probable que tres, entre El Salvador, Haití, República Dominicana, Granada, Surinam, Trinidad y Tobago, y Antigua y Barbuda, traicionaron su palabra ante Videgaray y Almagro.
En Cancún no hubo ganadores. Delcy Rodríguez llegó derrotada. Pero sus estridentes actos zafios, alimentaron a las redes sociales.