Trump amenaza de nuevo
Todas las iniciativas de la administración Trump para modificar el TLCAN serán de corte proteccionista para obstaculizar las exportaciones de México.
Con ingenuidad se pensó que el presidente Trump se había olvidado de su antagonismo contra el TLCAN y que no volvería a retomar la cuestión. El argumento era que ese antagonismo había sido primordialmente un tema de campaña y que, una vez en la Casa Blanca, Trump orientaría su atención a otros problemas que enfrenta el gobierno de ese país independientemente de quién ocupe la silla presidencial. Ayer se supo que los que así opinaban estaban equivocados.
Al igual que muchos otros proteccionistas -que por desgracia abundan en ambos lados de la frontera- Trump no funda su oposición al TLCAN en conocimientos técnicos profundos ni en las ideas de algún asesor trasnochado. El proteccionismo de Trump tiene su base en prejuicios antiintelectuales. De ahí que sea tan importante desenmascararlos en un nivel de debate al que las autoridades mexicanas claramente no desean entrar.
Los prejuicios proteccionistas de Trump tienen fundamento en una idea muy simplona: si hay superávit comercial, quiere decir que el comercio es favorable y aceptable. En el caso opuesto -de existir déficit comercialel “comercio es desastroso e injusto para Estados Unidos”. Se trata claramente de una falacia. A nivel mundial es una imposibilidad aritmética que la balanza comercial de todos los países se encuentre en superávit. Lo inexorable aritméticamente es que la suma de todas las balanzas en superávit corresponda a la suma de todas las balanzas en déficit. Pero que haya países con balanza comercial deficitaria no quiere decir que para sus ciudadanos el comercio internacional sea perjudicial o incluso tan sólo desfavorable.
En el caso de México, ya hemos intentado explicar en este espacio que el superávit comercial que presenta con Estados Unidos es principalmente consecuencia de la diferencia abismal de tamaño que existe entre la economía de Estados Unidos y la de México y no de que el TLCAN sea un acuerdo leonino para que los socios comerciales de EU abusen y obtengan ventajas comerciales inmerecidas.
El tema de las formas especificas en que se proponga la modificación del TLCAN -tales como el llamado snap back- es en realidad secundario. Lo fundamental y verdaderamente preocupante es que todas las iniciativas que provengan en ese sentido de la administración de Trump serán de corte proteccionista. Es decir, para obstaculizar y reducir las exportaciones de México dirigidas al mercado estadounidense y en daño del bienestar de los consumidores de ese país.