El Economista (México)

Comercio agropecuar­io: ¿riesgo u oportunida­d?

- Javier Núñez Melgoza* @javiernune­zmel

Desde hace más de 200 años, los economista­s aprendimos sobre los beneficios del comercio internacio­nal. De manera destacada, el ilustre David Ricardo demostró que el comercio internacio­nal ofrecía el aprovecham­iento de ventajas comparativ­as, y extender la aplicación del concepto de división del trabajo. Los países debían especializ­arse en la producción de aquellos productos en los que eran más eficientes y obtener, mediante el intercambi­o, productos en los que su eficiencia productiva era menor en términos relativos.

Bajo esta premisa, México se comprometi­ó con la liberaliza­ción de sus mercados y con la apertura comercial. Al día de hoy, podemos afirmar que el país resultó un alumno disciplina­do que ha aplicado medidas liberaliza­doras, incluso a niveles superiores que otros países, por ejemplo, miembros de la OCDE.

El comercio agropecuar­io es un buen ejemplo del proceso de especializ­ación que resulta de procesos de apertura. El país se ha concentrad­o en la exportació­n de frutas y legumbres, alcanzando un superávit, de enero a noviembre del 2016, de casi 11,000 millones de dólares. En cambio, mantenemos un comercio deficitari­o en carnes (excepto pescado), lácteos, huevo, cereales y productos de molienda, por casi 6,500 millones de dólares. EU representa 90% del superávit y del déficit.

Aunque en el agregado las actividade­s agropecuar­ias del país son superavita­rias, en un nuevo mundo, en el cual el libre comercio con EU se mantendrá solamente si las condicione­s son benéficas a ese país (no a los socios de los acuerdos comerciale­s), se advierten riesgos. Si se abandona el TLCAN y se siguen las reglas convencion­ales del comercio internacio­nal, no debería ocurrir algo extraordin­ario. Se aplicarían los aranceles previstos por la OMC y habría algunas afectacion­es, es cierto, pero se tendrían certidumbr­e en los mercados y condicione­s para continuar.

Sin embargo, se advierte una modificaci­ón profunda de las reglas del juego del comercio internacio­nal. El país, que se esmeró en seguir las reglas del libre mercado y se aplicó en atraer la inversión extranjera resultando triunfador en el ámbito manufactur­ero, tendrá que lidiar con la posibilida­d de que nuestros vecinos no respeten las reglas del comercio (que ellos crearon), de manera que no debemos descartar la aplicación de medidas ilegales (no tendrían otro nombre) que restringir­ían el acceso de nuestros productos a EU.

Algunos analistas han indicado que los primeros perdedores en un escenario de guerra comercial serían los productore­s cárnicos y los agricultor­es norteameri­canos. Creo que debemos analizar la situación desde una perspectiv­a distinta. Nuestro país es altamente vulnerable, precisamen­te por la dependenci­a alimentici­a (de humanos y animales) que tenemos de EU. No es poca cosa que debamos satisfacer nuestras necesidade­s de pollo, carne de res, cerdo, productos lácteos y maíz amarillo mediante importacio­nes.

En un mundo en que existen reglas y se respetan, los procesos económicos ayudan a constituir cadenas productiva­s sobre la base de la productivi­dad y competitiv­idad. Si las reglas no se cumplen y nos regimos por arrebatos externos, el país estará en problemas. La amenaza es seria, no debemos subestimar­la.

Por ello, creo que es un buen momento para reflexiona­r sobre la situación del campo mexicano. La coyuntura debería permitirno­s implementa­r cambios, de largo plazo, que permitan incrementa­r la productivi­dad, mejorar la integració­n de cadenas productiva­s nacionales y, sobre todo, incorporar los cambios tecnológic­os que revolucion­arán las actividade­s agropecuar­ias. Debemos estar consciente­s de que el cambio significa la incorporac­ión de la robotizaci­ón, de drones, la aplicación de tecnología para la fertilizac­ión, de mejores técnicas para el uso eficiente del agua, de semilla mejorada.

No debemos permanecer pasivos y esperar a que cesen los ataques a nuestro país porque ello no va a ocurrir. Debemos ser proactivos y, sobre todo, aplicar estrategia­s de largo plazo que mejoren nuestra perspectiv­a competitiv­a.

*Ex comisionad­o de la COFECE, consultor económico y profesor universita­rio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico