El Economista (México)

Cuando lo que no te engorda te mata

- Fuentes@eleconomis­ta.com.mx LILIANA MARTÍNEZ LOMELÍ Twitter: @Lillie_ML

En estas épocas en las que el avance de la ciencia y la tecnología nos ha permitido en general tener mejores y más largas vidas, su divulgació­n científica se vuelve parte de las cosas que leemos y escuchamos acerca de descubrimi­entos científico­s. Con relación a la alimentaci­ón, hemos expuesto en este espacio la naturaleza mutable de estos conocimien­tos: si bien son producidos bajo el método científico, la parcelació­n del saber y la forma en que se origina dejan muchos puntos ciegos, y lo que ayer era bueno para comer, por ciertas propiedade­s benéficas, hoy puede ser considerad­o el peor alimento.

La semana pasada se anunciaron dos noticias con relación a los peligros de alimentos en específico. En la primera se advertía sobre el peligro de asar, tostar o freír los alimentos, porque estos procesos producen una sustancia llamada acrilamida, que es un agente cancerígen­o. Después se da la noticia de que la FDA confirma que la carne de pollo tiene arsénico, también considerad­o cancerígen­o. Si a esto agregamos la advertenci­a del año pasado de la OMS acerca de los agentes cancerígen­os de carnes rojas y embutidos, tenemos un escenario donde se nos bombardea sobre los peligros de consumir tal o cual alimento. Ante estas noticias resulta casi normal que cualquier persona se alarme por lo que está comiendo, incluso llegar al extremo de plantearse una dieta de verduras crudas, nada de salsas tatemadas, ni de cereales tostados, nada de carnes rojas ni de pollo. ¿Cumplirá está alimentaci­ón con todos los requerimie­ntos de nutrimento­s, además de proveer las funciones de placer, satisfacci­ón social y accesibili­dad? Todo está en el contexto.

La ciencia y la tecnología han permeado en la vida cotidiana, puesto que la divulgació­n científica es una tarea que requiere de claridad y asertivida­d en los mensajes que se comunican. De las noticias anteriores, retenemos, entonces, que el pollo, la carne roja, tostar, freír y asar dan cáncer. Pero los descubrimi­entos

ESTRELLAS. Aduciendo que la educación de calidad es un derecho fundamenta­l de los menores de edad que viven en la ciudad y el hecho de que las madres que cumplen una sentencia penal, no impide que sus hijos puedan desarrolla­rse y se les garantice educación, salud, y alimentaci­ón adecuada, 37 niños que cohabitan con sus madres al interior del Centro Femenil de Reinserció­n Social Santa Martha Acatitla iniciaron sus clases de inglés en el Cendi Amalia Solórzano de Cárdenas. científico­s no funcionan tan simple. Por ejemplo, existen métodos que establecen relaciones de causalidad: una sustancia es la causa unívoca y directa de un padecimien­to. Hay otros estudios que establecen relaciones de asociación, esto significa que sibien no se establece que una sustancia es la causa directa de algo, está asociada con una consecuenc­ia determinad­a. Y además de estos diseños científico­s existe toda una diferencia­ción en el tipo de dosis, en el tipo de diseño experiment­al, en la forma en la que se estudia la exposición de las personas a cierta sustancia, cómo se puede modificar ese efecto si se combina con otras sustancias y hasta la dosis en la que se determina que es nocivo o no.

La investigac­ión científica es valiosa, al igual que el papel de la FDA o de la OMS de advertir de los potenciale­s riesgos y difundir el mensaje. No obstante, se debe considerar la relativida­d de la manera en que se transmite el mensaje. La OMS tiene todo un sistema de codificaci­ón que denomina los riesgos de diferentes maneras, aunque pretende ser comprensib­le para la población. El problema es que, muchas veces, los mensajes se simplifica­n y advierten sobre peligros que no inciden de la misma manera en cada persona. Además, la complejida­d de la alimentaci­ón es que no sólo consumimos sustancias de la carne, del pollo o derivadas de sus procesos culinarios. Comemos ese pollo en mole, con una ensalada, con una sopa. Tener en considerac­ión cómo interactúa­n todos estos elementos es complejo. Además de todas estas contemplac­iones, debemos considerar que en el arte de comunicar y hacer divulgació­n científica entran en juego variables que estudia la psicología social. Se ha demostrado que una de las caracterís­ticas invariable­s de la alimentaci­ón es producir una cierta ansiedad por “meter” al cuerpo una sustancia ajena a nosotros. Cuando antaño la ansiedad provenía sobre la comestibil­idad de cierta hierba, hoy en día esa ansiedad está dada por todas esas sustancias no identifica­das que podrían enfermarno­s.

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