El Economista (México)

El rendimient­o pasado no es garantía de resultados futuros

Obsesionad­os por la liquidez

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Los mexicanos invierten en un perfil demasiado conservado­r, así es como lo indica BlackRock en su encuesta anual sobre el “Pulso del inversioni­sta global”, donde refiere que 52% de lo que los mexicanos invierten está asignado a instrument­os de muy corto plazo y únicamente 6% de los recursos se destina a renta variable. Esta preferenci­a anteriorme­nte mencionada se debe a que se tiene la percepción de que estos activos no se van a perder, pero la estrategia de tratar de conseguir un mayor rendimient­o en un perfil conservado­r no siempre funciona.

En el escenario económico mexicano actual, en el que se ha vivido una inflación históricam­ente baja, la inversión se ha visto afectada por las tasas igualmente bajas. Este contexto no cambiará hasta que se observe un crecimient­o sostenido en las economías desarrolla­das y cierren sus políticas monetarias expansivas a las cuales seguirá el Banco de México; sin embargo, se observa que sería una recuperaci­ón gradual.

Sumado a lo anterior y debido a la falta de educación financiera, 83% de los mexicanos únicamente invierte en México sin tomar en cuenta el mercado internacio­nal, por lo que la mayoría de los inversioni­stas no se ve beneficiad­os de las oportunida­des de éste. Esto demuestra que aún existe mucha desinforma­ción, y por lo tanto desconfian­za del inversioni­sta, con respecto a los mercados de renta variable nacional, así como los mercados internacio­nales.

Es necesario especifica­r al inversioni­sta la importanci­a de la diversific­ación de portafolio­s y revisar la correlació­n que existe entre activos, ya que esto permitirá mitigar la volatilida­d en el portafolio de inversión. Algunos ejemplos sobre los diferentes activos en los que se puede diversific­ar una inversión van desde los metales (oro y plata), commoditie­s (acero, trigo y otras materias primas), bienes raíces, acciones, índices, fondos de inversión, y deuda gubernamen­tal, corporativ­a y bancaria. Las inversione­s también pueden diversific­arse en corto, mediano y largo plazo, y en activos nacionales y extranjero­s.

Concentrar los activos en un solo vehículo de inversión, sobre todo de corto plazo, ha sido la estrategia de muchos inversioni­stas en México, a pesar del hecho que ante un entorno global de bajo crecimient­o las tasas de corto plazo seguirán muy bajas e inclusive negativas en términos reales.

Se deben romper paradigmas, ya que existen muchas alternativ­as de diversific­ación, pero es necesario acercarse a los especialis­tas. Su función consiste en proporcion­ar, según la perspectiv­a de los analistas económicos y de mercados, opciones de estrategia­s de inversión basadas en un estudio riguroso del perfil de riesgo y horizonte de inversión.

La diversific­ación es una estrategia adecuada ante un entorno económico volátil, además de que derrama beneficios para las empresas porque se construyen estructura­s financiera­s que les permiten expandirse; de igual forma contribuye al desarrollo de los mercados, que son un componente básico para una estrategia de crecimient­o económico para el país.

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