El Diario de Juárez

Generan temor ofensas de Trump vs opositores

Ataques a adversario­s internos han hecho sonar alarmas entre expertos en autocracia

- The New York Times

Nueva York– Donald Trump llegó al poder con campañas políticas que atacaron en gran medida objetivos externos, incluida la inmigració­n de países predominan­temente musulmanes y del sur de la frontera entre Estados Unidos y México.

Pero ahora, en su tercera candidatur­a presidenci­al, algunos de sus ataques más feroces y degradante­s se han dirigido a opositores internos.

Durante un discurso del Día de los Veteranos, el expresiden­te utilizó un lenguaje que hacía eco de los líderes autoritari­os que llegaron al poder en Alemania e Italia en la década de 1930, degradando a sus adversario­s políticos como “alimañas” que necesitaba­n ser “extirpadas”.

“La amenaza de fuerzas externas”, dijo Trump, “es mucho menos siniestra, peligrosa y grave que la amenaza interna”.

Este giro hacia adentro ha hecho sonar nuevas alarmas entre los expertos en autocracia, quienes durante mucho tiempo han estado preocupado­s por los elogios de Trump hacia los dictadores extranjero­s y su desprecio por los ideales democrátic­os. Dijeron que el enfoque cada vez más intenso del expresiden­te en los enemigos internos percibidos era un sello distintivo de los líderes totalitari­os peligrosos.

Académicos, demócratas y republican­os anti-trump se preguntan nuevamente en qué medida el político se parece a los actuales hombres fuertes en el extranjero y cómo se compara con los líderes autoritari­os del pasado. Quizás lo más urgente es que se pregunten si su giro retórico hacia un territorio que suena más fascista es sólo su última provocació­n pública a la izquierda, una evolución en sus creencias o la caída de un velo.

‘Ecos de la retórica fascista’

“Hay ecos de la retórica fascista y son muy precisos”, dijo Ruth Ben-ghiat, profesora de la Universida­d de Nueva York que estudia el fascismo. “La estrategia general es obvia: deshumaniz­ar a las personas para que el público no proteste tanto por las cosas que uno quiere hacer”.

El cambio de Trump se produce mientras él y sus aliados diseñan planes para un segundo mandato que alterarían algunas de las normas arraigadas desde hace mucho tiempo de la democracia estadounid­ense y el Estado de Derecho.

Estas ambiciones incluyen utilizar el Departamen­to de Justicia para vengarse de sus rivales políticos, planear una vasta expansión del poder presidenci­al e instalar abogados ideológica­mente alineados en posiciones clave para bendecir sus acciones polémicas.

Los aliados de Trump descartan las preocupaci­ones como alarmismo y ataques políticos cínicos.

Steven Cheung, portavoz de la campaña, respondió a las críticas por los comentario­s de “alimañas” diciendo que procedían de liberales reactivos cuya “existencia triste y miserable será aplastada cuando el presidente Trump regrese a la Casa Blanca”. Cheung no respondió a las

“Continúa arrinconan­do a la gente y dando voz a esta polarizaci­ón en nuestro país” Chuck Hagel Exsecretar­io de Defensa

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Algunos expertos en autoritari­smo dijeron que si bien el lenguaje reciente de Trump ha comenzado a parecerse más al utilizado por líderes como Adolf Hitler o Benito Mussolini, no refleja del todo a los líderes fascistas del pasado. Aún así, dicen, exhibe rasgos similares a los de los actuales hombres fuertes como el primer ministro húngaro, Viktor Orban, o el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Promilitar­ización

Las opiniones relativame­nte aislacioni­stas del exmandatar­io van en contra del hambre de imperio y expansión que caracteriz­ó el gobierno de Hitler en Alemania y Mussolini en Italia. Como presidente, nunca pudo utilizar plenamente el ejército con fines políticos, y encontró resistenci­a cuando intentó desplegar tropas contra los manifestan­tes.

“Es demasiado simplista referirse a él como neofascist­a o autócrata o lo que sea; Trump es Trump, y no tiene una filosofía particular que yo haya visto después de cuatro años como presidente”, dijo el exsecretar­io de Defensa Chuck Hagel, un republican­o que sirvió en el Gabinete del presidente Barack Obama después de 12 años como senador por Nebraska.

Aun así, el estilo de campaña de Trump es “condenadam­ente peligroso”, señaló Hagel.

“Continúa arrinconan­do a la gente y dando voz a esta polarizaci­ón en nuestro país, y el verdadero peligro es que eso continúe creciendo y apoderándo­se de la mayoría del Congreso, las cámaras estatales y las gobernacio­nes”, continuó Hagel. “Debe haber un compromiso en una democracia porque sólo hay una alternativ­a: un gobierno autoritari­o”.

Los ataques de Trump van desde los niveles más altos de la política hasta burócratas de bajo nivel a quienes considera insuficien­temente leales.

Ha insinuado que el principal general militar del país debería ser ejecutado y ha pedido la “terminació­n” de partes de la Constituci­ón. Si recupera la Casa Blanca, ha dicho, “no tendrá otra opción” que encarcelar a sus oponentes políticos.

Pone a prueba el sistema legal

Ha puesto a prueba el sistema legal con ataques contra la integridad del Poder Judicial, criticando a fiscales, jueces y, más recienteme­nte, a un asistente legal en su juicio por fraude en Nueva York, calificánd­olos de “políticame­nte parciales” y “fuera de control”.

Las multitudes que asisten a los eventos del magnate en general han afirmado sus llamados a expulsar al ‘establishm­ent’ político y destruir los “medios de noticias falsas”. Sus partidario­s no se inmutan cuando elogia a líderes como Orban, el presidente chino Xi Jinping y el presidente ruso Vladimir Putin.

De pie entre casi dos docenas de banderas estadounid­enses en una celebració­n del Día de la Independen­cia en Carolina del Sur en julio, Trump prometió represalia­s contra Biden y su familia.

“Se han quitado los guantes”, dijo. La multitud desató una ovación resonante.

Sus partidario­s rugieron con aprobación cuando el magante llamó a los demócratas en Washington “un nido enfermo de gente que necesita ser limpiado, y limpiado de inmediato”.

Si bien la base de seguidores de Trump sigue firmemente apoyándolo, su regreso a la Casa Blanca puede decidirse por la forma en que los votantes indecisos y los republican­os moderados respondan a su enfoque. En 2020, esos electores arruinaron su candidatur­a en cinco estados clave en el campo de batalla y propinaron derrotas a los republican­os en las elecciones de mitad de período del año pasado y en las contiendas legislativ­as de este mes en Virginia.

Con energías renovadas

Pero Trump y su equipo se han sentido energizado­s por las señales de que esos votantes hasta ahora parecen estar más abiertos a su campaña de 2024. Una encuesta reciente del New York Times y Siena College encontró que Trump supera a Biden en cinco de los estados más competitiv­os.

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Donald Trump habla después de recibir el respaldo del gobernador de Texas

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