Día último
Llega el día último del año 2021 y con ello la reflexión de lo que hicimos y lo que pretendemos hacer durante el siguiente. Se agradece lo obtenido y se añora lo faltante. Aprovecho el espacio, para, en primer término, agradecer esta posibilidad de dirigirme a los lectores de esta prestigiosa casa periodística: El Diario de Chihuahua.
A la vez, deseo dar gracias, a las personas que de forma directa o indirecta se han cruzado en mi camino recorrido, especialmente durante este año que concluye y que aportaron algo a mi corazón, mi mente y mi conciencia.
Deseo que el próximo 2022, esté colmado de parabienes para ustedes y sus seres queridos; que se logren metas más altas y que juntos, como sociedad, logremos avances significativos que nos permitan salir de la crisis sanitaria y económica en la que nos encontramos.
Desafortunadamente, este tiempo de pandemia nos ha arrebatado a personas apreciadas; nos ha mostrado en una buena medida lo desinteresados que pueden ser algunos inconscientes que no se cuidan y no cuidan a los demás con su desdén hacia este mal que nos aqueja; ha demostrado lo poco preparados que están algunos “servidores públicos” que con su falta de estrategia no han sabido hacer frente -como deberían-, a la lamentable situación; ha sacado a la luz la ineptitud de algunos y la falta de insumos, de tecnología y de medicamentos adecuados, que se requiere en los hospitales.
Sin embargo, por otro lado, ha sacado lo mejor de nosotros mismos, en muchos aspectos: nos ha permitido valorar un poco más lo que tenemos; frecuentar, -aunque sea a la distancia-, a quienes nos importan; disciplinarnos con determinadas reglas de convivencia; andar más despacio por la vida; observar y apreciar la naturaleza; solidarizarnos con quienes más lo requieren; y, tomarle sentido a cuestiones que antes desdeñábamos.
Para muchos, significó la pérdida de empleo; cerrar el negocio familiar; gastar en medicinas o servicio médico; endeudarse para tener un sustento; pedir prestado para solventar los gastos de un funeral; vender sus bienes para hacer frente a sus males; dejar los estudios para ponerse a trabajar; truncar aspiraciones, a causa de la mala economía; para otros: lamentar la partida de su esposa (o), hijos (as) o padres.
Cualquiera que haya sido la situación por la que atravesamos en este año, de alguna parte, de lo más íntimo de nosotros, debemos sacar fuerzas para seguir adelante; no podemos, no debemos bajar la guardia y dejarnos abatir; por el contrario, es momento de sacar la casta, de levantar la mirada y poner todo nuestro esfuerzo para levantarnos. Sé que a veces el ánimo decae y quisiéramos que las cosas fueran de diferente manera y poder resolver todo -con una varita mágica-; pero la vida no es así y de nosotros depende que cambie nuestro entorno. Nadie lo hará por nosotros.
En estas fechas acostumbramos hacer un listado de buenos propósitos. Ojalá que las circunstancias adversas que hemos tenido que afrontar en este último par de años, nos sirvan para que ese listado no quede solamente en deseos; sino que, lo que nos propongamos, realmente estemos dispuestos a hacerlo.
Recibimos y enviamos un sinfín de frases positivas, imágenes agradables, memes y gifts, en todos los chats y redes sociales, con mensajes alentadores, bendiciones y toda clase de nobles sentimientos. Vamos dándole forma a todo ello: primero en nuestra cabeza, para hacer planes realistas, optimistas, alcanzables y mensurables; y luego, en nuestro actuar, para que se transformen en acciones que nos aporten crecimiento, conocimiento para convertirnos en mejores seres humanos.
Ya es momento, de ser empáticos, solidarios, cooperadores y dispuestos.
Es momento de unión, cohesión, y conexión. De formar alianzas sociales, fraternales y comunales. Como una exigencia que debemos plantearnos, que debemos cumplir. Reitero es momento…