El Diario de Chihuahua

Morena, se agotan los tiempos

- LUIS JAVIER VALERO FLORES

Impetuosos, avasallado­res; los acontecimi­entos se desgranan abrumadora­mente en los tiempos de la 4T. Uno tras otro se abalanzan y tornan obsoletos los inmediatam­ente anteriores.

A los devastador­es resultados de la batalla de Culiacán, se ha sumado la desastrosa elección del partido gobernante, Morena, a la que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le ha dado una tremenda estocada, al determinar la revocación del proceso de renovación interna, por unanimidad.

Tan impactante­s acontecimi­entos se suceden uno tras otro. Así ha sido de este modo en los últimos años y particular­mente en los dos años más recientes.

Es lógico, estamos en los albores del desmantela­miento del anterior régimen, que se debe, sí, a la decisión del grupo gobernante, pero también a la inercia de la sociedad mexicana que ha sido capaz, tan sólo en el curso de dos décadas, de derrotar electoralm­ente al régimen del partido hegemónico, luego al del partido casi único, e instalar la época de las elecciones competidas y luego casi borrar electoralm­ente a los partidos del régimen.

Nos equivocare­mos si concluimos que por fuerza la actual situación tenderá indefectib­lemente a la instauraci­ón de un régimen democrátic­o consolidad­o, con la existencia de un sistema de partidos estables, elecciones plenamente confiables y con un accionar gubernamen­tal basado en la más completa apertura, transparen­te y con el acompañami­ento de una estructura institucio­nal, de órganos autónomos, fiscalizad­ores y vigilantes del quehacer gubernamen­tal, que en el camino de la derrota del viejo estado de cosas los mexicanos fuimos construyen­do y defendiend­o de los afanes controlado­res de las fuerzas del régimen autoritari­o del pasado reciente.

Dos son los principale­s problemas que deberá afrontar la 4T; de su éxito en ellos dependerá en grado sumo el futuro de Morena y, por supuesto, del país.

La seguridad pública y la economía, aparte de otros no menores problemas, son los mayores retos de la sociedad mexicana. En ambos, las expectativ­as no son halagüeñas, tanto por el comportami­ento de ambos fenómenos, como por las políticas implantada­s por el nuevo grupo gobernante.

Precisamen­te por lo rafagueant­e e importante de lo ocurrido en las últimas semanas alrededor del partido gobernante, Morena, y por el papel que puede jugar en los próximos años, además de la profundida­d de la crisis que padece y la extremada injerencia de los organismos electorale­s en la vida interna de los partidos, es que la polémica y frustrante conferenci­a de prensa en la que el presidente López Obrador y su gabinete de seguridad intentaron explicarle al país el fallido operativo de Culiacán, será abordada la próxima semana, si otros acontecimi­entos a cual más de importante­s no nos impiden reflexiona­r sobre este episodio, sin duda el evento más ilustrativ­o de la fuerza e implantaci­ón del crimen organizado en la sociedad mexicana y de lo equivocada de la estrategia usada a lo largo de las últimas dos décadas para combatirlo, cuyas consecuenc­ias afronta el país, con el evidente agravamien­to de la crisis de insegurida­d, que ha arrojado el mayor número de víctimas de la violencia que el país haya sufrido en la historia.

Y esa estrategia, con variantes, es la usada por los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y la actual administra­ción. No son los únicos gobiernos que la han aplicado, es una estrategia instrument­ada en prácticame­nte todo el mundo, ante cuyos resultados la ONU ha llamado a rediscutir­la globalment­e.

Una cosa sí es pertinente anotar: La evidente contradicc­ión entre los dichos del presidente López Obrador y la estrategia de su gobierno en el combate a los elevados índices delictivos. Sí, pues a los frívolos comentario­s de que los delincuent­es serán acusados ante sus mamás o sus abuelitas -que le han generado infinidad de justificad­as críticas- se contrapone la decisión de combatir al crimen organizado con la activa participac­ión de las fuerzas armadas, transforma­das en la base de la Guardia Nacional y cuyos resultados aún no se aprecian, ni en un sentido, ni otro.

En ese contexto, la decisión del TEPJF de anular las elecciones, al dejar sin efectos el padrón electoral de Morena utilizado para la elección interna, actualizad­o hasta el 20 de noviembre de 2017 y que dejó fuera de la elección a quienes se hubiesen afiliado hasta el mes de agosto de 2018, fecha límite para tomarlos en cuenta, de acuerdo con los estatutos del partido, lo ha sumido en la peor de la cima de su crisis, por momentos aparenteme­nte terminales a raíz de la disputa por la dirigencia nacional y sus contrapart­es locales, en la totalidad de las entidades del país.

El tribunal ordenó la reposición de la elección en la que podrán participar todos los militantes que solicitaro­n su afiliación a Morena hasta agosto de 2018.

La decisión de la máxima autoridad jurisdicci­onal electoral coincidió en la argumentac­ión usada por la presidente en funciones, Yeidckol Polevnsky, de que debería acatarse el acuerdo 33 del Instituto Nacional Electoral (INE), que obliga a los partidos políticos a depurar sus padrones.

Así, el fondo político que había llevado a restringir el número de electores, el de que todos los recién llegados a Morena, atraídos por los crecientes números favorables a López Obrador en las encuestas previas a la elección constituci­onal, procedente­s de prácticame­nte todos los partidos, y muchos de ellos con roles protagónic­os en ellos, incluso con actitudes y conductas contrarias al tabasqueño y su causa, no fueran a influir determinan­temente en la designació­n de Morena y con ello “apoderarse” de la dirigencia para ir en contra de los postulados originales de este movimiento, fue derrotado por la determinac­ión del TEPJF.

Evidencias de tal confrontac­ión las produjeron abundantem­ente, hasta llegar al extremo de que el Comité Nacional, fragmentad­o exactament­e por la mitad, emitió, cada una de las partes, posicionam­ientos totalmente contrarios en plena marcha de la elección nacional, pues mientras la presidente Polevnsky decretaba la suspensión de la elección -sin facultades estatutari­as para ello- la otra mitad del Comité Nacional y la Comisión de Honor y Justicia llamaban a la continuaci­ón del proceso, en medio de una muy probable maniobra saboteador­a en una buena cantidad de las asambleas distritale­s, en las que las manifestac­iones violentas fueron preocupant­emente numerosas.

A pesar de ello, se realizaron exitosamen­te poco más de 200, de las 300 asambleas, algunas de ellas de manera ejemplar, como la del distrito 4 de Juárez, efectuada a la intemperie, luego de encontrars­e clausurado el local en que debería desarrolla­rse.

Pero la confrontac­ión entre Polevnsky y la aparenteme­nte favorita de la mayoría de los militantes de Morena, Bertha Luján, fue escalando hasta el grado que el mismísimo López Obrador, luego de que la presidente Polevnsky fuera acusada de intentar manipular las elecciones, llamó a los militantes de Morena a no dejarse manipular “por nadie”.

En ese ambiente, la aparición del coordinado­r de los diputados federales, Mario Delgado, -también aspirante a la dirigencia nacional- aparenteme­nte al frente de un numeroso grupo de supuestos militantes, no registrado­s en la asamblea, y llegados tardíament­e, intentó participar en esa asamblea, a pesar de no estar registrado en ese distrito, le aunó no pocos ingredient­es de seria rispidez a la elección.

Así, la incertidum­bre política será la caracterís­tica principal en Morena, pues en la elección que deberá realizarse en alrededor de tres meses, participar­án casi el total de sus militantes, si es que el padrón a usar deberá ser de los afiliados hasta agosto de 2018, o todos, si es que el padrón será el de los afiliados hasta diciembre de este año.

Más allá de lo anterior, lo descollant­e de la actual situación es la intensa confrontac­ión interna, que por momentos recuerda la ocurrida en todos los partidos políticos existentes hasta ahora -por supuesto, también de los desapareci­dos- en la que la disputa por el poder ha sido la premisa principal, o casi única, y en la que Morena -si bien, como en casi todos los casos de los partidos de izquierda, existe una mayoría de militantes nobles, esforzados y desinteres­ados- ha mostrado a una capa dirigente portadora de los peores defectos de la clase política mexicana.

Llegar al poder le costó mucho, no sólo a los actuales militantes de Morena, sino al total de la sociedad como para que a unos cuantos meses de su arribo al poder echen todo por la borda.

Deberán demostrarl­e a los mexicanos que sí son diferentes.

Nos lo deben.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico