TERAPIA PSICOLÓGICA EMPODERA CONTRA EL CÁNCER
La psicooncóloga y paliativista Ramona Lugo destaca que la terapia con perspectiva de género es importante para el desarrollo psicoemocional de las pacientes y de las sobrevivientes de cáncer, y asegura que la participación de la familia es clave en el bi
La detección del cáncer sigue siendo un enorme desafío en México y en el mundo, y uno de los grandes retos actuales es la lucha contra el cáncer de mamá. El 19 de octubre se conmemora el día internacional contra este padecimiento.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama representa el 16 por ciento de todos los cánceres femeninos y tiene una alta tasa de sobrevivencia si es detectado a tiempo. Sin embargo, en nuestro país, la proporción de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en etapas avanzadas es del 55.9 por ciento; mientras un 10 por ciento de quienes se lo detectan ya tiene metástasis, lo que se traduce en tasas de sobrevivencia más bajas, aunque con un tratamiento eficaz, atención y soporte psicológico adecuado muchas mujeres pueden vivir mucho más tiempo. La psicooncóloga y paliativista Ramona Lugo Haro mencionó en entrevista para EL DEBATE que el empoderamiento de los pacientes y de los sobrevivientes de cáncer es crucial para aumentar su calidad y esperanza de vida. Puede ver la entrevista en vivo en el Facebook de Debate Culiacán.
Empoderamiento y apoyo psicológico
De acuerdo con Ramona Lugo Haro, diversos cambios psicobiológicos y sociales puede llegar a presentar una mujer con cáncer, que le harán vivir el padecimiento como un verdadero reto, ya que además de sus malestares físicos, presentará estrés social, financiero y ocupacional, que se sumarán a sus diversas situaciones internas existenciales, emocionales y vivenciales propias de su padecimiento.
Indicó que cuando el cáncer está en etapa de atención y seguimiento, pueden invadir sentimientos de angustia, ansiedad y temor ante la reaparición del cáncer. La paliativista comentó que a través de la terapia las pacientes y sobrevivientes de cáncer pueden obtener muchos beneficios, uno de ellos es el empoderamiento.
Los terapeutas trabajan cada ángulo de la vida de las pacientes y sobrevivientes para lograr generar autoconfianza y ayudar a desarrollar autonomía y seguridad, al mismo
tiempo que el trabajo terapéutico con la familia ayuda a transformar las relaciones en vínculos más justos y equitativos mediante la democratización familiar; es decir, toda la familia participa en el tratamiento de la paciente y su recuperación en tanto se hagan cargo de diversas labores familiares y domésticas, facilitando al mismo tiempo la autonomía de la mujer que tiene el padecimiento. Ramona recalcó que la intervención psicológica oportuna en las pacientes con cáncer o sus sobrevivientes le confiere capacidad para tomar decisiones y elecciones propias, organizar su vida y conseguir mayor bienestar, con el plus de que la terapia psicológica es muchas veces el aliciente para que lleven a cabo su terapias de tratamiento contra el cáncer.
La salud y la detección, una prioridad
De acuerdo con Ramona Lugo, el hecho de hablar de empoderamiento es esencial en sociedades como la mexicana, donde las mujeres no se ven a sí mismas como una prioridad, y la misma cultura contribuye a la falta de atención clínica de muchas mujeres. Uno de los grandes desafíos contra el cáncer —afirmó— es la falta de diagnóstico, ya que para el caso del cáncer de mama aún no se logra que las mujeres asistan de manera periódica y constante a realizarse la mastografía.
De ser detectado a tiempo el cáncer de mama, es fácilmente tratable; sin embargo, existen en las mujeres muchas dificultades para hacerlo, entre las que destacan barreras culturales que desempoderan a las mujeres ante el cáncer. Por ejemplo, no hay cultura de la autoexploración; se cree que las personas jóvenes no pueden padecer la enfermedad; hay un tabú a que los médicos varones toquen su cuerpo; incluso los esposos llegan a impedir que vayan a consulta por este motivo. Existe además el miedo a la enfermedad. La mayoría relaciona al cáncer con la muerte, aunque esto no es una perspectiva realista, indicó Lugo. De igual manera, hay temor a enterarse de que están enfermas, ya que se teme que con ello se desestructure la familia, en primer lugar, porque las mujeres suelen ser cuidadoras de otras personas en el hogar, y al mismo tiempo las últimas en cuidarse y atenderse en la familia.
Las barreras para combatir el cáncer
Lugo Haro dijo que también existen barreras psicosociales a la hora del diagnóstico. Por ejemplo, las mujeres suelen minimizar sus síntomas o evitan acudir a revisiones porque «no sienten nada». Las barreras en la falta de información también son importantes. Una vez que el diagnóstico está hecho, es importante iniciar un tratamiento adecuado, pero esta etapa puede llegar a descuidarse y a retrasarse, ya sea que la paciente busque segundas opiniones antes de decidir iniciarlo, e inclusive pueden buscar soluciones en la medicina alternativa, que en la mayoría de los casos es contraproducente y se contrapone a los tratamientos indicados por especialistas.
Otras resistencias y rechazos
La especialista mencionó que muchas pacientes tienen una resistencia natural a admitir su enfermedad, ya que no les gusta la idea de depender de otros o de ser ellas las que ahora estén en el papel de ser cuidadas, no cuidadoras, y puede existir además una negación y un sentimiento de invulnerabilidad ante la enfermedad; es decir, no se la creen.
Lugo Haro ahondó en que algunas de estas respuestas forman parte de una respuesta adaptativa ante la nueva situación de enfermedad, y que tener sentimientos como
shock emocional, incredulidad, negación y ansiedad puede ser norma; no obstante, incurrir en actitudes fatalistas, tener un rechazo a algún tratamiento o a todos ellos (quimioterapia o radioterapia, por ejemplo), pensar que la muerte es inevitable, pueden ser parte de una respuesta poco adaptativa ante la situación, que puede ser detectado y superado mediante la terapia.
Importante la perspectiva de género
Las mujeres son siempre un pilar en el hogar; están en la mayoría de las familias a cargo del cuidado de la casa, a cargo de la crianza de los hijos; atienden además al esposo, cuidan de padres, abuelos, hermanos, y si están en edad productiva son además responsables de su trabajo, por eso es común que un pretexto de la desatención de su enfermedad, incluso de la falta de diagnóstico, sea la falta de tiempo que ellas dedican para sí mismas, y por lo tanto para su salud.
En palabras de Ramona Lugo, el cáncer es también un problema de género. Las mujeres se exigen seguir cumpliendo con los roles de protectoras, cuidadoras y líderes del hogar que ya venían llenando en sus familias previo al diagnóstico, lo que en sí mismo ocasiona estrés y sufrimiento a las pacientes, que están normalmente sobreocupadas. Es aquí donde la psicoeducación y la terapia individual y familiar desde la perspectiva de género también cumple un papel clave, pues ayuda a los reajustes en la vida familiar, laboral y social de las pacientes, reajustando los roles y fomentando la participación de todos los miembros de la familia.
Hay estereotipos en los que las mujeres son educadas, y esto ha hecho que la salud en ellas no sea una prioridad Hay que psicoeducar y sensibilizar en que las personas sepan soportar la escucha de las emociones de un enfermo o un cuidador Hay un tabú a tocar el cuerpo: muchas mujeres afirman que sus esposos no aceptan que médicos varones hagan las valoraciones
Ramona Lugo
Psicooncóloga