LAS PUGNAS ENTRE LA 4T Y EL PODER ECONÓMICO EN MÉXICO
El programa de AMLO no es de corte socialista, comunista ni revolucionario, su perspectiva de cambio son leves reformas, un proyecto que es una mera continuación de políticas pasadas pero con un centro social, señala Carlos Fazio
En los últimos años, en todo el mundo (y notablemente en Latinoamérica) se han acentuado tendencias políticas y económicas que amenazan con construir un planeta más injusto, más polarizado y más violento. El ascenso del populismo, el empoderamiento de las Fuerzas Armadas, la intensificación del poder mediático y el consecuente fortalecimiento de las oligarquías se han convertido en un círculo vicioso que está dejando una sarta de víctimas colaterales, entre las que destacan la injusticia social, la búsqueda de la igualdad, la inclusión, la generación de riqueza sostenible y el poder de la ciudadanía, dice el libro: Plutócratas y populistas. La tentación del poder en tiempos de posverdad. En entrevista para EL DEBATE, Carlos Fazio, periodista de investigación y autor de este trabajo, expone lo que en ese sentido ha traído la Cuarta Transformación. Primeramente, el también docente universitario y segundo visitador de la CNDH explicó que la plutocracia es la expresión del poder real de los hiperricos, es decir, los megamillonarios, esos individuos que aparecen cada año en la lista de la revista Forbes, como Warren Edward Buffett, inversor y empresario estadounidense, quien ha planteado que existe una guerra de clases en la que ellos van ganando, mencionó.
El término “plutonomía”, acuñado por City Group, banco estadounidense, significa el sistema financiero en el cual los ricos dominan los ingresos, la riqueza y el consumo.
➜ Romper hegemonía
La plutocracia en México es lo que, a su vez, en épocas pasadas, Andrés Manuel López Obrador definía como una minoría rapaz, dijo el autor. “El grupo de grandes millonarios de México que, durante los Gobiernos del PRI y el PAN, y en parte todavía algunos, dominaban a su antojo las políticas públicas de los Gobiernos políticos, es decir, el poder del dinero lograba imponer mediante la corrupción, a través de las empresas, vía el influyentismo, vía la compra de empresas públicas, las privatizaciones, contratos por vías de sobornos o a través de cohecho y muchas veces esa misma plutocracia coloca las ganancias en guaridas o paraísos fiscales”, explicó. En contraste, “populismo” es una palabra que en los últimos años ha sido bastante utilizada en distintas maneras. En palabras del periodista, el populismo es una sociedad dividida entre un pueblo puro y una élite corrupta, sin embargo, Fazio adscribe que el populismo habla de pueblo como sujeto histórico, vinculado a buscar a través de un proyecto nacionalista y de identidades políticas, que, en el caso mexicano, el populismo de la época de Lázaro Cárdenas es uno de los ejemplos clásicos. “Hablamos de una disputa entre la plutocracia y el populismo por los sentidos, es decir, por imponer, por romper con la hegemonía que existe a partir del poder real, que es la plutocracia, y parte de lo que define a un líder populista que genéricamente en México se usa de manera peyorativa, el término se usa en negativo; diríamos que alguna de esas características las encarna López Obrador, es decir, es una retórica nacionalista, un liderazgo carismático, caudillista que reivindica el papel del Estado como defensor de la generalidad de la población a través del estatismo, del intervencionismo y de la seguridad social”, mencionó el periodista.
➜ Hechos y contrastes
En ese sentido, recordó que, en campaña, AMLO prometió que iba a recuperar Pemex y la Comisión Federal de Electricidad y ahora en el Gobierno ha comenzado a cambiarlo, pues hace unos días se aprobó el dictamen que reforma la Ley de la Industria Eléctrica, destacó. Este libro tiene varios ejes temáticos, también habla de la pugna con varios empresarios sobre el aeropuerto que se iba a construir en Texcoco y ahora con el de Santa Lucía, donde ya se ven los intereses de una y otra parte, acotó. “Yo lo que hago en el libro, en todo caso, es el papel de un periodista y de un historiador y lo que presento son los hechos y lo voy contrastando, el lector deberá ir sacando sus conclusiones”, advirtió.
➜ Programa centrista
De acuerdo con el autor, las tendencias a nivel internacional dicen que Estados Unidos sigue siendo el motor del modelo capitalista, aunque lo disputa ahora con otros países como: China, Rusia y la Comunidad Europea, aunque sí se observa quienes gobiernan en realidad es gente de la política ligada a la plutocracia, representantes de los administradores de las grandes corporaciones, como es el caso de Joe Biden, que es financiado por todas estas corporaciones del Silicon Valley (sede de muchas compañías emergentes y globales de tecnología) en Estados Unidos, afirmó. Por lo que toca la nueva dictadura digital, pero a su vez por grandes centros de inversión como Black Rock, y la banca como City Group, “ese es el poder real”, agregó. “La disputa se está dando dentro del modelo en tres distintas variables. En el caso de México, el proyecto de la Cuarta Transformación, a través de la figura de López Obrador, se plantea desde la campaña como un programa centrista de corte nacionalista, él hace hincapié en que quería separar el poder económico del poder
El Estado busca estabilizar la economía del mercado, y ese proyecto, a su vez, tiene contradicciones con sectores del capital y por eso se da esta pugna con algunos de los plutócratas de México”
Carlos Fazio Periodista de investigación
político y plantea como la centralidad de su lucha la lucha contra la corrupción, en revisar los contratos leoninos de la obra pública de la minoría rapaz, como el nuevo aeropuerto”, dijo.
➜ Economía
De acuerdo con el periodista, lo anterior entra en contradicción con lo que había antes, pero el programa de AMLO no es de corte socialista, comunista, ni revolucionario, pues su perspectiva de cambio son leves reformas, considera, es decir, un proyecto que en teoría es una mera continuación de las políticas anteriores, pero con un centro social, con sus programas del bienestar, un acento distinto a los Gobiernos neoliberales, un programa desarrollista de nuevo tipo, señaló.
“El Estado busca estabilizar la economía del mercado, y ese proyecto, a su vez, tiene contradicciones con sectores del capital, y por eso se da esta pugna con algunos de los plutócratas de México”, afirmó.
En el sentido económico y en opinión del autor, ahora hay una mayor redistribución de los ingresos del Estado hacia las clases populares, en el marco de un Estado endeudado por la pandemia, por lo que los proyectos para la reactivación económica están en los megaproyectos del sureste del país como el Corredor Transístmico de Tehuantepec y el Tren Maya, para los cuales echa mano de grandes capitales. “En la economía, a través de la política de López Obrador está implementando una política de corte nacionalista y lo vemos justamente con el tema de Pemex y la CFE”, dijo.
➜ Violencia
En el tema de la violencia, el autor del libro destaca que tiene otras causales, pues viene de tiempo atrás, pero se comenzó a acentuar en México durante todo el proceso que arrancó con el salinismo, pero a nivel represivo militar desde la época de Ernesto Zedillo, profundizándose en la época de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. “Una violencia que tiene que ver no con un combate a las drogas, como se intentó plantear durante la época de Calderón, sino por una guerra por territorios donde hay recursos naturales geoestratégicos, en particular el petróleo, el gas natural, el agua, la biodiversidad, y es en ese marco que aparecen grupos criminales, muchos de ellos vinculados a las grandes corporaciones, que actúan en muchos lugares donde hay riqueza, contratados para darles seguridad a las grandes corporaciones en zonas mineras, gaseras, en zonas de riqueza”, dijo. Para ello, se usa el paramilitarismo, para desestabilizar zonas como está ocurriendo ahora en algunos lugares de Tamaulipas, en cuya frontera con Estados Unidos hay gasoductos que unen a los dos países y las instalaciones transfronterizas en materia de electricidad, hay una gran riqueza, por lo que no hubo guerra contra las drogas sino por territorios, detalló el autor. “Muchas veces, los criminales están coludidos con las autoridades, y eso fue lo que desató esta violencia que no tiene límites, que durante estos dos primeros años del Gobierno de López Obrador no ha tenido una contención. Creo que uno de los grandes déficits del Gobierno de López Obrador es no haber podido detener estas situaciones de violencias que venían del pasado”, opinó el periodista. Una violencia que en esta Cuarta Transformación no va a la baja, sino al contrario, en varios rubros se ha incrementado, dijo.
➜ Militarización
El pasado 12 de marzo, López Obrador arribó a Sinaloa para la inauguración de la instalación de la Guardia Nacional en Culiacán, en ese sentido, Fazio comentó que su libro contiene un capítulo dedicado a lo que significó el debate de la aprobación de la Ley de Seguridad Interior y su no puesta en práctica por Enrique Peña Nieto, así como la llegada de López Obrador a la Presidencia y la creación de la Guardia Nacional. Un proceso de militarización que comenzó con Carlos Salinas de Gortari y que arrancó con una perspectiva distinta en la etapa de Ernesto Zedillo, cuando en Chiapas el Ejército creó grupos paramilitares para combatir al EZLN, para luego profundizarse con la “falsa guerra” contra las drogas de Felipe Calderón, lo cual continuó con el proceso de militarización del país, que tuvo como resultado una catástrofe humanitaria, contó el periodista. “Esa violencia viene de atrás, y un poco el papel del Ejército, la Marina y la antigua Policía Federal que formaba parte de esa violencia criminal que tenía actores que eran funcionarios públicos inscritos en los organismos de Seguridad del Estado y otros actores eran privados o eran grupos criminales”, señaló.
Para Fazio, hoy en día lo que se tiene es la creación un cuerpo nuevo: la Guardia Nacional, que intenta sacar al Ejército y a la Marina de las tareas represivas, pero que en el corto plazo se observa que todavía estas dos corporaciones que conforman las Fuerzas Armadas, en ocasiones tienen que actuar ante la joven Guardia Nacional, que está a su vez formada en sus comienzos por elementos surgidos de las Fuerzas Armadas. En su opinión, lo ideal sería que, en el futuro, la Guardia Nacional funcione como una Policía para lograr reducir la violencia, ya que, al momento, el presidente AMLO le está dando al Ejército tareas de tipo civil: la construcción del aeropuerto, de carreteras, lo que podría llevar a corto y mediano plazo a un empoderamiento del Ejército en temas económicos; pero mientras están en ello, no están en la tarea represiva o guerra de exterminio de los últimos 20 años. “Un factor importante aquí es ver que justamente la intención del comandante en jefe (AMLO) es limitar el papel que el Ejército de Estados Unidos, la Marina, el FBI, la DEA, tenían vis a vis con las corporaciones mexicanas y, en ese sentido, hubo una total dependencia de los organismos del Estado mexicano desde la época de Calderón y Peña Nieto a dependencia y subordinación a las corporaciones de Seguridad de los Estados Unidos”, mencionó.